INTRODUCCIÓN
Desde hace treinta años, tanto el concepto de ciencia como su estatus social, se vienen transformando aceleradamente. La noción de comprobación científica no conserva su potencia semántica original, toda vez que sus representaciones sociales actuales muestran ideas relacionadas con su relativización, poca utilidad y matematización (Christidou, Dimopoulos, Koulaidis, 2004; Torres, 2005). Junto con estas ideas aparecen prejuicios derivados de los modelos científicos de las ciencias naturales.
Al interior de las comunidades académicas se presentan profundas reflexiones sobre este asunto. Estas se sintetizan en el dilema por sostenerse en lo conocido o crear espacios de pensamiento para nuevas ideas. No se plantea abandonar el objetivo principal de la ciencia, esto es; la producción sistemática de conocimiento, sino contrastar sus alcances, limitaciones, y sentido; con las cualidades contemporáneas de los fenómenos que se estudian.
El sentido de la ciencia no se equipara a su pertinencia social. Más bien se entiende como un meta-análisis orientado a pensar la relación entre los resultados de las investigaciones y sus significados contemporáneos. No se trata de ceñirse al espacio de discusión de los artículos científicos, donde se asocian conceptos teóricos y resultados de la investigación; sino de impulsar la construcción de ideas que permitan su comprensión más profunda.
Esta instancia adquiere distintos matices según el campo específico de cada ciencia. En la Psicología se añaden cuestiones como la búsqueda de su unidad (Ardila, 2003; Ribes, 2004), las limitaciones de la medición de los fenómenos psicológicos (Scherer, 2005), el compromiso con la transformación social de comunidades excluidas (Baró, 1998), su excesiva centralización en los modelos europeo y estadounidense (Naidoo, Olowo, y Akotia, 2002), e incluso, la misma designación como una ciencia legitima (Pérez, 2004).
Las contradicciones entre estas cuestiones implican debates que se reflejan en los centros universitarios de enseñanza de la Psicología, donde se resaltan o se eluden, según cada caso. Esta característica es inherente a su historia, cuya referencia se rastrea en textos como El significado histórico de la crisis de la Psicología (Vigotsky, 1921), La psicología fenomenológica (Husserl, 1952), y La Psicología de la vida cotidiana (Pichon-Rivière, 1997), entre otros.
Una explicación reside en comprender esos debates como una crisis, tan antigua como la Psicología, que impide su desarrollo científico. Sin embargo muchos historiadores de la ciencia aportan otra explicación, argumentada según la idea del progreso escalonado, “que inicia con las ciencias más alejadas del hombre (física, astronomía, etc.) y se dirige hacia las más próximas a sus problemas específicos (ciencias humanas en general, y Psicología en particular)” (Caparrós, 1991: 12).
Esta idea es útil para analizar la escasa apropiación de la investigación cualitativa en la Psicología, cuya historia se asienta en la búsqueda de reconocimiento científico a través la importación de los métodos de las ciencias naturales. El progreso escalonado de la Psicología consiste en aceptar las limitaciones de tales métodos y de los conceptos teóricos derivados de su aplicación. De la misma forma que las ciencias humanas han soportado la influencia hegemónica de las ciencias naturales, la investigación cualitativa en Psicología soporta la influencia hegemónica de su línea de investigación cuantitativa.
Esta influencia no se ubica en las discusiones metodológicas, lo cual es un modo de esquivar el debate, sino en las discusiones epistemológicas que, en últimas, son las fundamentales. Más allá del dilema entre la investigación cualitativa y cuantitativa, que se ha propuesto como una rivalidad visceral que no facilita la producción de ideas (Vasco, 2003); en este artículo se argumenta que estos aspectos constituyen obstáculos para el desarrollo científico de la investigación cualitativa en Psicología.
Definir la investigación cualitativa en Psicología a partir de la comparación metodológica con su vertiente cuantitativa es proyectar su dependencia epistemológica. Así se justifica la existencia de una investigación cualitativa positivista preocupada “por cumplir los requisitos de cientificidad propios de la tradición cuantitativa, razón por la cual, se asemeja a un discípulo cuyo único propósito es parecerse a su maestro” (Hernández, 2013: 122).
Las concepciones de la ciencia psicológica y su estatus social corresponden a la búsqueda de su sentido. Esta vez se orienta al modo de construir conocimiento psicológico dentro de los cánones fundamentales de la actividad científica. El desarrollo científico de la investigación cualitativa en Psicología requiere un acto de independencia que impulse debates en sí misma y no solo frente a la investigación cuantitativa. Enseguida se presentan cuatro demandas para plantearlos. Las versiones de la crisis de la Psicología generan sus avances.
EL CONCEPTO DE SUBJETIVIDAD COMO UNIDAD DE ANÁLISIS
El redescubrimiento de la obra del pensador francés Gabriel de Tarde (1843-1904) está impulsando varias ideas en las ciencias sociales. Algunos de sus conceptos requieren atención especial debido a las limitaciones que la matriz del pensamiento dicotómico social - individual impuso. Aunque sus ideas se encuentran diseminadas en diversos documentos, modos, y niveles; existen directrices delimitadas.
Una de ellas es la interpsicología entendida como la mutua acción entre individuos. Según esta idea, lo que las personas hacen, sienten, y piensan, está íntimamente relacionado con lo que hacen, sienten, y piensan las demás. Dicha relación se fundamenta en lo que Tarde denominó como imitación o la reproducción voluntaria o involuntaria de un modelo: “El término imitación debe entendérselo en un sentido muy amplio. Engloba todas las formas de influencia que un sujeto puede ejercer sobre otro.” (Tarde, 1890: 12).
Estas formas de influencia operan como redes de conexión entre los individuos que comparten espacios físicos y simbólicos. Por esto el pensamiento de Tarde es la base de las teorías contemporáneas sobre el Actor-Red (Latour, 2005). Es posible recurrir a dichas formas para analizar la cuestión de la subjetividad humana, sobre todo, porque en ellas se supera la contradicción entre individuo y sociedad.
La subjetividad en la perspectiva histórico cultural de la Psicología es un modo para afrontar esa contradicción. Varios autores insisten en resaltar su dimensión ontológica para diferenciarla de corrientes filosóficas subjetivistas (González Rey, 2007). Esta distinción facilita su desarrollo conceptual.
El subjetivismo filosófico privilegia al individuo sobre la sociedad, otorgándole autonomía. En ese panorama, la subjetividad es la secularización del concepto judeo-cristiano de alma, cuya ontología es puramente individual: la subjetividad es algo que se tiene y que es interna.
En cambio, en la perspectiva histórico cultural de la Psicología, cuyo autor precursor fue el Psicólogo bielorruso Lev Vygotsky (1896-1934), la subjetividad adquiere otras cualidades. La más importante es la conexión entre la interacción social y los procesos psicológicos humanos. Es una Psicología que critica la separación entre estos dos planos. Dicha conexión se problematiza más debido al proceso que la explica (Baquero, 2007; Rogoff, 1993).
Así como en la obra de Tarde no existe separación entre lo que hoy se denomina Psicología y Sociología, en el concepto de subjetividad no existe separación entre algo interno y algo externo, referidos a un individuo. La subjetividad son las dos cosas al mismo tiempo. Ni es un epifenómeno social ni es una reminiscencia del alma. Por eso es tan difícil definirla y estudiarla, en especial, por la tradición del pensamiento dicotómico instaurado en la ciencia Psicológica.
Ante dichas dificultades debe optarse por su desarrollo. Una opción es otorgarle el estatus de unidad de análisis de la investigación cualitativa en Psicología. Más que un consenso entre investigadores, esto representa un avance epistemológico. Las ventajas de considerar la subjetividad como unidad de análisis son: (a) Fortalecimiento de la comunidad académica psicológica en torno a esta perspectiva, (b) Incremento de la discusión sobre su definición ontológica, (c) Intercambio de experiencias metodológicas para su estudio, y (d) Impulso de nuevas líneas de pensamiento derivadas.
Esta iniciativa no es novedosa ni sencilla. En el pasado otras disciplinas recurrieron a ella para auto impulsarse. Sin embargo, es una intención favorable debido a la actual re-configuración de las ciencias sociales (De Sousa, 2003; Vallerstein, 2006), caracterizada por la erosión de los conceptos teóricos tradicionales, la urgencia por crear nuevos métodos de estudio, y el surgimiento de fenómenos que cuestionan la fragmentación del conocimiento científico.
La combinación de los cuatro aspectos mencionados promocionaría la investigación cualitativa en Psicología. Los esfuerzos de los investigadores se asentarían en una columna vertebral, que además, funcionaría como una base epistemológica sólida. Así se establecerían debates orientados a enriquecer el concepto de la subjetividad, incluyendo formas para estudiarla desde una óptica Psicológica. Es una categoría teórica que está en desarrollo.
Lo que las personas hacen, sienten, y piensan se relaciona con las formaciones culturales e instituciones sociales (Dubet, 2005). Son relaciones fértiles que invitan a desplegar un concepto de subjetividad complejo. Examinar los conceptos de autores afines, como el de la interpsicología propuesto por G. Tarde, fortalece las categorías conceptuales propias. La cuestión fundamental es argumentar su construcción.
Una sugerencia es representar la subjetividad como una categoría teórica que encierra otras: Una supra-categoría. Así se estructurarían relaciones casi jerárquicas entre ellas. Por ejemplo con categorías como la personalidad, identidad, interacción, significado, sentido y afecto. La subjetividad se convertiría en un sistema conceptual que fundamentaría estudios psicológicos afines.
En definitiva, posicionar el concepto de subjetividad como unidad de análisis de la investigación cualitativa en Psicología, significa consolidar una herramienta ontológica para asumir las cualidades epistemológicas de sus estudios. La unidad de análisis es una abstracción teórica que otorga sentido a los fenómenos que se investigan.
LAS TEORÍAS PSICOLÓGICAS
La formación de los profesionales en Psicología implica la transmisión de teorías. Esta transmisión se organiza en contenidos curriculares que reflejan decisiones sobre su pertinencia. Es una actividad que combina intereses generales y particulares. En la actualidad, dicha transmisión se caracteriza por su alta tecnificación, esto es, la enseñanza de teorías cristalizadas y desconectadas de su historia y contexto.
Una teoría es un conjunto de conceptos sobre un fenómeno particular. Son conceptos con diferentes niveles de abstracción y distintas articulaciones. Para dominar una teoría deben aprenderse sus conceptos y la lógica que las articula. La cristalización de una teoría ocurre cuando se la deifica, se ocultan sus limitaciones, y se fuerzan para sí las características de los fenómenos. Es un círculo cuyo epicentro es su comprobación antes que su desarrollo teórico.
Desconectar una teoría de su historia y contexto implica aceptarla atemporal y universalmente. Entonces se muestran sus conceptos como acabados y generales, olvidando el proceso protagonizado por su autor para construirlos. Los psicólogos reciben las teorías como herramientas sólidas, eternas, y potentes; cuya aplicación asegura pertenecer a la comunidad académica correspondiente.
La combinación entre la cristalización y la desconexión de las teorías provoca una ilusión: asentir la primacía de las teorías sobre los fenómenos, es decir; confundir la teoría con el objeto que pretende explicar o comprender. Dichas teorías no pueden desarrollarse. Una teoría cristalizada y desconectada se convierte en un objeto de estudio en sí mismo y la ilusión se naturaliza. Las teorías son instrumentos para estudiar fenómenos, no son fenómenos de estudio por sí mismas.
Para desarrollar el carácter científico de la investigación cualitativa en Psicología debe desnaturalizarse esta ilusión. Su articulación con los datos de los estudios radica en el acto de interpretar. Las teorías son sistemas de representaciones que permiten asignarles sentido y operan como marcos hermenéuticos. En ese orden, la cristalización y la desconexión teóricas constituyen obstáculos para dicho desarrollo. Por eso es importante recalcar que “los datos solo logran hablar cuando la teoría les aporta el don del lenguaje” (Borón, 2010: 14).
La cristalización y desconexión de las teorías Psicológicas genera agotamiento en los profesionales de la Psicología, quienes buscan respuestas en ámbitos poco tradicionales. Estos ámbitos se agrupan en dos cuestiones: la afectivización de la Psicología y su combinación con saberes no científicos. El primero es la saturación del discurso de la realización emocional en la intervención Psicológica. Son iniciativas asociadas a la cultura psi, caracterizada por la sentimentalización de la vida cotidiana y el desconocimiento de las matrices sociales, económicas, y políticas, en las trayectorias individuales (Fernández, 2008).
La combinación de la Psicología con saberes no científicos implica conexiones seudo psicológicas. Este es un juicio de valor derivado del principio fundamental de la actividad científica o la producción sistemática de conocimiento. Un saber no científico no es inferior ni superior al saber científico; pero responde a una lógica epistemológica diferente. Sus combinaciones resultan confusas.
El contenido de estos dos ámbitos no niega el estudio científico de los afectos en la vida cotidiana del ser humano, ni de los saberes no científicos. Es diferente estudiar los afectos humanos como una dimensión simbólica o implementar líneas de investigación en Psicología de la religión, que la afectivización de la Psicología y la combinación del saber Psicológico con el saber religioso.
Las teorías Psicológicas en la investigación cualitativa son referencias para el estudio de los fenómenos (Martínez, 2004). En rigor, no son marcos teóricos que condicionan las interpretaciones. Esto no implica que se abandonen teorías sólidas -no solidificadas- para apoyar los trabajos, pues se perdería el carácter constructivo del conocimiento. La teoría en este tipo de investigación es un elemento de contraste con los datos producidos. Esto exige comprender el saber Psicológico como un conjunto de teorías contextualizadas.
El desarrollo científico de la investigación cualitativa en Psicología requiere contextualizar las teorías que se usan. Contextualizar una teoría es lo contrario a la cristalización y desconexión mencionadas. Significa reconocer la historia de sus conceptos y las limitaciones derivadas de la transformación de los fenómenos que procuran explicar o comprender. Incluso, esta contextualización exige reflexionar sobre los sitios geográficos de producción, en consonancia con su singularidad idiográfica. Sin esta iniciativa el uso de teorías Psicológicas en la investigación cualitativa seguirá entendiéndose como el enmarcamiento teórico.
En conjunto, la desnaturalización de la ilusión por asentir las teorías sobre los fenómenos psicológicos implica un trabajo similar al acaecido en la historia de la etnografía. Este implicó un proceso inverso para designar aquello que era digno de ser registrado. De familiarizarse con lo exótico se dio paso a la exotización de lo familiar (Da Matta, 1988). Exotizar lo familiar en la investigación cualitativa en Psicología simboliza analizar el uso, alcance, y limitaciones de las teorías correspondientes. Esta idea se extrapola a la enseñanza de la Psicología.
EL PROCESO CIENTÍFICO EN LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA
La distinción entre las nociones método científico y proceso científico se organiza en dos niveles: el semántico y el semiótico. En el semántico se caracteriza cada noción enfatizando una graduación entre ellas. En el semiótico se detalla la producción de sentido dentro de la estructura de significación correspondiente. Mientras la discusión semántica define el proceso científico y el método científico, la discusión semiótica exhibe las consecuencias simbólicas de su distinción en una actividad particular. En este caso, la investigación cualitativa.
La definición del método científico es el resultado de profundas contiendas sobre la manera de asegurar la veracidad del conocimiento. Desde los trabajos de R. Descartes (1596-1650) hasta el contemporáneo M. Bunge, se han propuesto varias formas. La filosofía de la ciencia ha contribuido, por ejemplo, con el conocido enfrentamiento entre el pensamiento de K. Popper (1902-1994) y el de T. Kuhn (1922-1996). El primero defendía el principio de falsación como eje del progreso científico; el segundo mostraba que el paradigma científico es el que legitima su progreso.
Salvo contadas excepciones, no existe una tradición para pensar la filosofía de la ciencia Psicológica (Blanco, 2003; Romo, 2007; Robinson 2000). Paradójicamente, algunas corrientes de la Psicología se empeñan en proscribir la filosofía por considerarla una actividad especulativa. Se desconoce que tal iniciativa implica una postura filosófica en sí misma. En otros casos se aceptan avances filosóficos de otras disciplinas, importando modelos y metáforas analíticas de manera forzada. La Psicología está alejada del pensamiento filosófico.
El método científico es un conjunto de estrategias para construir conocimiento de modo sistemático. Su base filosófica es la comprobación o refutación de aquello que se conoce. Se caracteriza por la secuencia rígida de fases como garantía de la veracidad. Sin esta rigidez, la producción se invalida porque se transgreden las exigencias del caso. Son estrategias coherentes con la epistemología positivista, derivada de una filosofía específica para conocer científicamente un fenómeno.
Sin embargo, la epistemología hermenéutica que fundamenta filosóficamente la investigación cualitativa (Damiani, 1997) requiere estrategias diferentes. Conservar la rigidez de las fases del método científico tradicional impide el desarrollo de la investigación cualitativa porque niega su carácter epistemológico. Debe pensarse en una alternativa que, simultáneamente, conserve la sistematicidad de la producción científica y abandone dicha rigidez.
Esta cuestión es fundamental para el desarrollo científico de la investigación cualitativa en Psicología. En otras ciencias como la Antropología este hecho tiene mayor aceptación, por esto “un investigador etnográfico experto se sentiría incómodo, y hasta ofendido, si le fijaran el problema específico que debe investigar, así como si le señalaran las técnicas que debe utilizar en el estudio. Ambas cosas, en una investigación etnográfica auténtica, deben emerger de la dinámica exploratoria que va realizando el investigador” (Martínez, 2004: 190).
La noción de proceso científico constituye una alternativa. Este consiste en privilegiar el razonamiento sobre las estrategias, técnicas, e instrumentos de investigación, sobre sus usos tradicionales. En vez de seguir la sucesión rígida de fases, en el proceso científico se flexibiliza su secuencia según el progreso de la investigación. Por ejemplo; reformular el problema de estudio, ampliar el número de participantes, utilizar técnicas no estipuladas al comienzo, etc. Como pauta general, el investigador cualitativo debe dar cuenta de la consistencia lógica de este proceso.
Esta noción debe elaborarse más. Tendrían que establecerse criterios para orientar las decisiones correspondientes, así como para sistematizarlas. El proceso científico de la investigación cualitativa no excluye el rigor y la argumentación. Esos criterios no operarían como reglas estandarizadas sino como guías para el trabajo de los investigadores. La comunidad académica debe imponerse la tarea de construirlos. En Psicología el esfuerzo se multiplica debido a la tradición investigativa centrada en el método científico.
El nivel semiótico de la distinción se relaciona con este esfuerzo. Los trabajos del lingüista Francés A. Greimas (1917-1992) muestran que la producción de signos y sentidos de una actividad se refleja en su narración. Esta es la organización de esos signos y sentidos, que a su vez, crea una matriz equiparable a un paradigma. Según esta idea, hay una narrativa sobre la investigación científica en Psicología que dificulta promover signos y sentidos pertenecientes a la noción de proceso científico.
La labor consecuente es impulsar signos y sentidos adecuados a esta noción. Mostrar por ejemplo, que el término (signo) ciencia no es exclusivo de la investigación experimental, o que el término (signo) objetividad es una materialización de la subjetividad. Esta actividad requiere entereza debido a las connotaciones de la comunicación, en especial, la parsimonia de las transformaciones lingüísticas. El posicionamiento de esta noción contribuiría al desarrollo científico de la investigación cualitativa en Psicología porque consolidaría una narrativa propia, incluyendo el sentido independiente de sus estrategias y prácticas de producción de conocimiento.
En síntesis, la noción de proceso científico es una propuesta para ajustar la coherencia de la investigación cualitativa. Su desarrollo se ubica en los ámbitos semántico y semiótico, donde tiene lugar la especificidad del sentido de la ciencia. Las comunidades académicas constituyen comunidades discursivas que comparten signos para legitimar sus prácticas (Maingeneau, 2009). Trasformar la manera de investigar en Psicología exige la transformación de la forma como su narración está organizada.
LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN PSICOLOGÍA COMO ACTIVIDAD INTELECTUAL
La época presente no parece favorable para impulsar la actividad intelectual. La tecnologización del conocimiento y su subordinación a la producción económica, representan condiciones contrarias. Esta actividad se acerca a la connotación que promovieron autores como el Italiano A. Gramsci (1891-1937) o el Brasileiro P. Freire (1921-1997), quienes alejados en el tiempo, coincidieron en señalar que un intelectual es alguien que no solo consume ideas; sino que es alguien que las examina, las critica, y sobre todo, las crea. Producir ideas es la actividad intelectual por excelencia.
Este contexto se vuelve más hostil según las circunstancias de Latinoamérica. Las reminiscencias del dominio colonial se trasladaron al dominio intelectual. Es una región ubicada en la modernidad periférica donde se reproducen -reproducían- ideas provenientes de otros lugares (Castro-Gómez, 2011; Fals-Borda, 1978; García-Canclini, 2002; Martín-Barbero 1999; Sarlo; 2000). No se plantea un rompimiento con el pensamiento mundial, sino impulsar diálogos de pensamiento desde los problemas locales. La actividad intelectual Latinoamericana se comienza a fomentar en las últimas décadas.
En Psicología viene disminuyendo esta actividad. Es una época caracterizada por la instrumentalización de su investigación académica, con la excusa de asegurar su carácter científico. La presión proveniente de la medición de la producción académica provoca competencias entre los centros e investigadores universitarios. Esto impide la construcción sistemática de pensamiento profundo. Incluso, la intención por conformar comunidades académicas basadas en el incremento de las publicaciones científicas generó un efecto inverso: “En efecto, si hace un siglo un estudiante de doctorado podía, con un esfuerzo moderado, abarcar la gran mayoría de los textos que se habían publicado sobre su tema, esto es materialmente imposible en la actualidad. Con ello llegamos a la siguiente -y un poco triste- conclusión: la mayor parte de los artículos publicados prácticamente no tendrán lectores” (Kreimer, 2011: 62).
Una razón de la instrumentalización en la investigación Psicológica atañe a su sobre estimación metodológica (González Rey, 2006). Bajo esta creencia se realizan innumerables estudios, impecables en los procedimientos técnicos pero limitados en los análisis intelectuales. El dominio de las técnicas de investigación es imprescindible en la actividad científica, sin embargo, también es indispensable que el investigador genere nuevas ideas sobre sus trabajos. Es distinto un técnico en investigación científica que un investigador científico propiamente dicho.
Aunque la Psicología tiene una dimensión aplicada muy importante, que comprende la implementación de técnicas terapéuticas, modificación, y transformación de fenómenos; es esencial ocuparse por su dimensión intelectual. El profesional de la Psicología como un intelectual es alguien que interroga constantemente su disciplina, método, e incidencia. No se conforma con reproducir ideas. Si opta por la investigación científica, también debe cultivarse para contrastar los resultados de sus trabajos con su significado contemporáneo, así como con los elementos contextuales locales. Debe producir ideas.
Si la investigación cualitativa en Psicología no se orienta en esa dirección corre el riesgo de empobrecerse, es decir; de excluir toda la riqueza implícita en los debates epistemológicos que la ubicaron en la historia de las ciencias sociales (Flick, 2004). Por esto es importante rescatar el propósito principal de la investigación científica, esto es; la producción de ideas argumentadas respecto de sus fenómenos de estudio. Incluso la dimensión técnico aplicada se enriquecería si se somete a la dimensión intelectual, entendida según las características presentadas.
Esta instancia adquiere mayor relevancia para la especificidad de la investigación cualitativa en Psicología. Las derivaciones de las transformaciones sociales recientes ampliaron el espectro de formas de ser y de estar en el mundo. Lo que algunos autores denominan la pluralización de los mundos vitales (Appadurai, 2001), refiere al impacto de dichas transformaciones en la vida cotidiana de las personas. Esta pluralidad se favorece por la composición de los siguientes aspectos: (a) El declive de las instituciones sociales, (b) La creciente individualización que da lugar a nuevas formas de interacción, y (c) Los modos inéditos de afrontar la relación humana con el tiempo y el espacio. Piénsese, por ejemplo, en el fenómeno de la infidelidad a través de las redes sociales virtuales.
Son nuevas -o por lo menos distintas- subjetividades humanas cuyo análisis concierne a la investigación cualitativa. Los conceptos teóricos construidos antes de la ocurrencia de estas transformaciones se caracterizaban por su homogeneidad, en correspondencia con la supuesta homogeneidad de los fenómenos que pretendían comprender o explicar. Hoy es insostenible tal homogeneidad. Deben desarrollarse conceptos heterogéneos que se correspondan con la heterogeneidad de los fenómenos contemporáneos (Hernández, 2011). Esta es una labor intelectual más que técnica. Los conceptos tradicionales en Psicología están llegando a sus límites.
Reiterar la producción de ideas como el propósito primordial de la investigación en Psicología es cuestionar su cultura investigativa. En últimas, se propone una mutación en el modo como el profesional de la Psicología se ve a sí mismo y a su disciplina. Esto se matiza para el investigador cualitativo quien afronta desafíos para relacionarse con tal cultura. El desarrollo de la investigación cualitativa en Psicología es una actividad intelectual en sí misma. “El acto de pensamiento más elevado del hombre consiste en producir conocimiento” (Polanyi, 1966: 14).
CONCLUSIONES
La investigación cualitativa en Psicología está en desarrollo: busca constituirse para sí y por sí. Para ello, requiere directrices sistematizadoras. En este artículo se presentaron como demandas, entendidas como ideas para debatirse: La subjetividad como unidad de análisis, el lugar de las teorías Psicológicas, la noción de proceso científico, y la dimensión intelectual de la investigación. Su distinción responde a criterios expositivos. En la vida académica cotidiana se funden porque tienen relaciones estrechas.
El desarrollo científico de la investigación cualitativa en Psicología evoca el reconocimiento de la Piscología en el panorama general de las ciencias. Sin embargo, se diferencia por su configuración frente a la investigación cualitativa en otras disciplinas. Es un proceso de mediano plazo. Se busca afectar la cultura Psicológica de los profesionales de la Psicología, es decir; lo que piensan de sí mismos, disciplina, prácticas e instituciones.
La relevancia de este desarrollo está en las condiciones psicosociales contemporáneas. Sin aceptar la connotación postmoderna, es evidente la pluralidad de mundos de vida. Para estudiarlos se requieren modos de investigación consecuentes, que no renuncien a la posibilidad de comprenderlos. Modos de investigación que promuevan la construcción de conceptos heterogéneos acordes a los rasgos ontológicos de los fenómenos actuales. Para esto debe recurrirse a la epistemología, palabra difícil que encarna una pregunta sencilla: ¿Cuál es el conocimiento válido? Pregunta sencilla que impulsa respuestas difíciles.
El trabajo del investigador cualitativo es científico en la medida que argumenta la lógica analítica de su actividad. Es quien protagoniza el proceso, y por tanto, responsable de su difusión. Es un protagonismo que reconoce su propia subjetividad. El problema que afronta la investigación cualitativa en Psicología es fundamentar su desarrollo independiente. No frente a las vertientes cuantitativas de la misma Psicología, ni frente a las vertientes cualitativas en otras ciencias sociales. Un desarrollo para sí y por sí.
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