Resumen: En el siguiente texto se analiza la importancia e intencionalidad general que tuvo la obra doctoral de Michel Foucault, «Folie et déraison, historie de la folie à l’âge classique». Se señala que este fue un texto que contribuyó a transformar la labor historiográfica, comúnmente centrada en los héroes de la racionalidad, de la institucionalidad, para ahora dedicarse a narrar las historias de los aspectos excluidos por el pensamiento occidental. Al final se enfatiza en que la coordenada de lo trágico es la llave maestra que permite comprender el objeto de investigación de su tesis doctoral.
Palabras Claves: "Historia de la Locura”, Foucault, Locura, psiquiatría, Tragedia.
La Transcendencia de «Historie de la Folie».
«Folie et déraison, historie de la folie à l’âge classique» es el nombre original de la tesis de doctorado que Foucault defendió el 20 de mayo de 1961 ante el jurado compuesto por Henri Gouhier, Georges Canguilhelm y Daniel Lagache, la cual antes de su exposición al jurado, según lo menciona Canguilhelm (Canguilhem, 1999), había sido leído por Georges Dumezil, Jean Hyppolite y Maurice Blanchot. De acuerdo con Didier Eribon (Eribon, 1995), el manuscrito original fue redactado entre 1956 y 1960, para luego ser publicado en 1961 por la casa Plon, después de que fuera rechazada por la editorial Gallimard. En la segunda edición en francés que se hizo en 1972, fue suprimido el prefacio de la primera edición, recuperado en su totalidad en el compendio de la obra de Foucault de la editorial Gallimard, bajo el título de “Preface”, enumerado como el cuarto de los textos en “Dits et Ecrits” y se le agregó dos nuevos apéndices -“La folie, l’absence d’œuvre” y “Mon corps, ce papier, ce feu”-, como respuesta a una serie de objeciones que habían realizado Henri Gouhier y Jacques Derrida a algunas de las tesis defendidas en el libro. De estos dos apéndices, el que ha tenido menor repercusión académica es el que escribió para Gouhier, a juzgar por las pocas observaciones que han hecho comentaristas de la obra de Foucault. En cambio, el segundo apéndice si ha transcendido, especialmente como una muy agresiva polémica que sostuvieron entre sí, en lo personal y en lo académico, Jacques Derrida y Michel Foucault, hasta 1981, según lo cuenta Elisabeth Roudinesco (Roudinesco, 1999), cuando Derrida, en un seminario de intelectuales disidentes en Praga, fue arrestado y acusado de traficar drogas, y desde Paris, Foucault se apresuró a apoyarlo y a lanzar un llamamiento a su favor por la radio.
En general, «Historie de la folie» fue la primera gran obra de Foucault. Este fue un texto que originó una copiosa literatura secundaria en la que comentaban, unos a favor, otros decididamente en contra, lo que él allí sostenía. Por parte de los psiquiatras e historiadores de la psicopatología, como era de preverse, el libro produjo una violenta reacción.
Los más positivos trataron de oponer a este gran gesto de inversión cultural la interminable lista de una larga serie de interminables errores. […] Errores de interpretación, errores de selección de documentos, de conocimiento de un cierto hecho, valorización imaginaria de otro prendido con alfileres… en síntesis, Foucault fue acusado de haber alucinado una historia de la locura que no figuraba en los archivos de la historia de la psiquiatría (Roudinesco, 1999, p. 18).
Así que ocho años después de su lanzamiento, Evolution-psiquiátrica un grupo de psiquiatras muy importantes en Francia, decidió dedicar una conferencia en Toulouse para "excomulgar" Histoire de la folie. Incluso Bonnafé, psiquiatra marxista, que fue uno de los que recibió con interés mi libro publicado, lo condenó en 1968 como un libro ideológico (Foucault, 2001f, p.60).
Este libro ... es considerado un libro anti-psiquiátrico, y todavía hoy día soy insultado, dieciséis años después de la publicación de este libro, como uno de estos provocadores atroces que, sin darse cuenta de los peligros y los riesgos que corrían y estaban corriendo, hizo una apología de la locura y la antipsiquiatría (Foucault, 2001e, p.403).
Sin embargo, otros tuvieron una opinión distinta. Por ejemplo, los historiadores vieron el libro como un texto que iría a modificar el concepto de historia.
-¿Una nueva revolución en el concepto de la historia? Hace años, los historiadores mostraron su orgullo por la posibilidad que se les abría de hacer no sólo la historia de las batallas, los reyes y las instituciones, sino también de la economía. Y he aquí que ahora se asombran porque algunos, los más sagaces, han aprendido que de la misma manera se puede hacer la historia de los sentimientos, los comportamientos, de los cuerpos. Pronto comprenderán que la historia de occidente no se puede disociar del modo en que la verdad se produce e inscribe sus efectos (Foucault, 2004, p. 159).
De ahí que algunos lo hayan celebrado como una cardinal contribución al oficio de historiador. “La Historia de la locura de Michel Foucault… fue revisada y discutida en Anales en su publicación de 1961 por dos de los más grandes historiadores contemporáneos, Robert Mandrou y Fernand Braudel. Braudel lo llamó “este libro magnífico”; Mandrou lo llamó “un bello libro… a la vanguardia de las investigaciones que le apasionan y que nos excitan” (Gordon, 2007). En la misma línea, los adeptos y promotores del movimiento antipsiquíatra declararon que Foucault, con su magna obra, “proporcionaba una clave de lectura para las líneas de despsiquiatrización que han atravesado el último siglo” (F. Basaglia. Citado por Pirella, 1999, p. 100). En cuanto a los psicoanalistas, la postura que adoptaron fue ambigua. Algunos cuestionaron decididamente el libro:
…hubo un artículo en Les Temps modernes sobre Folie et déraison…firmado por el psicoanalista Octave Mannoni. Es cierto que no es muy elogioso. Mannoni juzga el libro bastante confuso: “Los tropiezos, las repeticiones de esos discursos sobre la sinrazón y la locura traducen, a los ojos del lector al que atrapan, la insistencia oscura de una interrogación, oscura para todo el mundo y para el propio autor.” Pero el reproche fundamental que Mannoni le dirige al libro de Foucault es el no haber tenido en cuenta los problemas tal como se plantean en la actualidad, y el querer conducirnos a un “origen” que sería como un “momento de vacilación” donde “la historia habría podido ser otra (Eribon, 1995, p. 213).
Otros, como Jacques Lacan, lo habrán de resaltar como un buen texto. “No cabe duda de que Lacan leyó a Foucault con atención. Es evidente, por ejemplo, como lo ha establecido Elisabeth Roudinesco, que el texto tan importante de 1962 titulado “Kant con Sade” está atravesado de cabo a rabo por la lectura que Lacan acababa de hacer de la Historia de la locura. Lacan se refiere por otra parte en una nota a “la admirable Historia de la locura de Michel Foucault” (Eribon, 1995, p. 332).
Y finalmente, los marxistas y movimientos de izquierda lo rechazaron con vivacidad y en una sola voz.
En el clima intelectual fuertemente politizado de los años sesenta, en efecto, la obra es acogida con hostilidad en los medios de izquierda. Las revistas comunistas —con la notable excepción de Les lettres françaises, dirigida por Pierre Daix, que publica dos largas entrevistas realizadas por Raymond Bellour— denuncian al libro como un manifiesto reaccionario que, al negar la historia y la historicidad sirve a los “intereses de la burguesía”. (Eribon, 1995, p. 217).
Quizás por esa reacción tan adversa de los marxistas, Foucault se quejará en Les Nouvelles littéraires de la poca repercusión que tenía el texto en el ámbito político.
Cuando comencé a interesarme por esos temas que eran de alguna manera los bajos fondos de la realidad social, ciertos investigadores como Barthes, Blanchot y los antipsiquiatras ingleses, se interesaron también. Pero es forzoso decir que ni la comunidad filosófica ni la comunidad política se han sentido muy atraídos por el asunto. Ninguna de las revistas institucionalmente afectas a registrar los mínimos sobresaltos del universo filosófico le prestó atención (Foucault citado por Eribon, 1995, p. 212).
Por supuesto, tal impresión de Foucault era errónea, ya que desconocía “la influencia considerable pero desestabilizadora de Historia de la locura” (Foucault, 2001g, p.458).
Es altamente significativo que Jules Vuillemin, en su alocución necrológica ante la asamblea de los profesores del Collège de France, en 1984, haya hablado de la Historia de la locura como de un libro que a Foucault lo hizo “célebre de entrada”. Georges Dumézil, en sus Entretiens, emplea una formulación más o menos idéntica: “Este libro, rápidamente célebre, hizo carrera” (Eribon, 1995, p. 214).
«Historie de la folie» ha sido pues una de las obras de los últimos cincuenta años más citadas en la literatura universal; ha originado foros, congresos filosóficos y científicos a lo largo y ancho del mundo, a causa de lo dicho ahí, y en honor de la memoria de quien lo dijo; ha obligado a intelectuales de elite de las ciencias sociales, humanas y de la filosofía a pronunciarse, y ha sido hasta fuente de inspiración de nuevas líneas de desarrollo en la historia de las ciencias y de las ideas, que desprendidas del a priori disciplinario de hacer la labor historiográfica con los héroes de la racionalidad, de la institucionalidad, de los modos de reflexión positivos, se dedican ahora a narrar otras historias de los aspectos excluidos por el pensamiento occidental.
Los Propósitos de «Historie de la folie»
Pero ¿cuál fue el propósito de «Historie de la folie»? La primera impresión que se hace cualquier lector es que es un libro que fue escrito con el propósito fundamental de cuestionar la práctica y el saber psiquiátrico. En términos simples, es un libro antipsiquiátrico que presenta una serie de argumentos historiográficos críticos contra todo lo que representa la conciencia médica de la locura. No obstante, tal comprensión resulta extremadamente imprecisa.
Indiscutiblemente, en «Historie de la folie» Foucault se propuso objetar la historiografía de las ciencias que enalteció a la psiquiatría como un saber que triunfalmente reveló la verdad de la locura. En su obra doctoral Foucault arremete contra la fuente de orgullo médico con la locura señalando que “no es seguro que la locura haya esperado, recogida en su identidad inmóvil, al gran logro de la psiquiatría, para pasar de una existencia oscura a la luz de la verdad” (Foucault, 1998a, p.69). Cree que la historiografía positiva de la psiquiatría deliberadamente dejo de explicar la razón por la que el hombre loco partió “de todos los países de Europa hacia un mismo exilio, a mediados del siglo XVII, … reconocido como un extraño a la sociedad que lo había expulsado, irreductible a sus exigencias” (Foucault, 1998a, p.69); en otros palabras, nunca aclaró por qué el loco “ para la mayor comodidad de nuestro espíritu, se convirtió en el candidato indiferenciado a todas las prisiones, a todos los asilos, a todos los castigos.” (Foucault, 1998a, p.69). De este modo, es evidente que la labor que Foucault desarrolla en «Historie de la folie» es correctiva. “La bella rectitud que conduce al pensamiento racional hasta el análisis de la locura como enfermedad mental debe ser reinterpretada“(Foucault, 1998a, p.27). La historia de la locura de Foucault se contrapone a “la historia de la locura moderna como la espectacular liberación de los encadenados de Bicétre por obra de Pinel” (Foucault, 1998c, p.22), al apuntar a identificar el proceso de ostracismo de ese algo que quedo afuera con la llegada de la modernidad y que bien se representa en la figura del loco. Con esta reconstrucción de lo negado con la historia positivista del loco, Foucault desmorona el mito que le brindó gloria a la psiquiatría, y con el que se justificó y se sigue justificando cada una de sus acciones, desde hace más de dos siglos y ante los ojos de los hombres modernos, el mito del humanismo médico, como victoria de la filantropía y de la ciencia contra la barbarie del antiguo universo de las supersticiones.
Sin embargo, y sin desconocerse nada de lo anterior, las posteriores aclaraciones que hace del origen de «Historie de la folie» van a relativizar la comprensión del mismo como un escueto libro antipsiquiatrico. A juzgar por la insistencia en que Foucault enunciaba la expresión «Je n'ai pas voulu faire…» cada vez que era interrogado por «Historie de la folie», se concluye que Foucault tuvo la percepción de que esta era una obra condenada inevitablemente a la mala comprensión. Desde el momento mismo en que Foucault hizo la primera edición de esta obra, se ocupó entonces de realizar las mayores indicaciones posibles para que se comprendiera su sentido y su objeto de estudio.
Durante los años cincuenta trabajé en un hospital psiquiátrico. …Era la época de esplendor de la neurocirugía, el comienzo de la psicofarmacología, el reino de la institución tradicional. Al principio, lo acepté como necesario, pero después de tres meses me pregunté sobre la necesidad de estas prácticas. Al cabo de tres años había abandonado el trabajo y me fui a Suecia profundamente afectado; ahí comencé a escribir la historia de estas costumbres…. Historia de la locura… fue percibida como un psiquiatricidio, pero era la descripción de la historia (Foucault, 1990, p. 143)
En su insistente esfuerzo por aclarar la génesis y el sentido de su texto, vuelve a indicar lo que sigue: “Cuando escribí el libro, Polonia, en 1958, la antipsiquiatría no existía en Europa; y, de todos modos, no fue un ataque contra la psiquiatría, por la excelente razón de que el libro se detiene en los hechos que se encuentran en el comienzo del siglo XIX - Ni siquiera se inició un análisis exhaustivo de la obra de Esquirol” (Foucault, 2001e, p. 402). Por consiguiente, para Foucault «Historie de la folie» no fue una historia de la psiquiatría, por cuanto no fue «une histoire des sciences». Foucault va a señalar que la referencia a la psiquiatría resultó, en cierto modo, coyuntural en su argumentación, una especialización de la medicina a la que debía mencionar por una simple circunstancia del destino que hizo de los psiquiatras guardianes de la locura. “No ha sido la medicina la que definió los límites entre la razón y la locura, sino que, desde el siglo XIX, los médicos han sido los encargados de vigilar y montar guardia en la frontera. Allí escribieron “enfermedad mental”. Indicación equivale a interdicción” (Foucault citado por Roudinesco, 1999, p. 10).
Tampoco fue para él una historia del concepto de locura en el pensamiento moderno occidental puesto que no fue «une histoire des idées», a la que haya intentado sumar la historia de otros conceptos de la psicopatología: la histeria, las fobias, la depresión, etc.
¿Por qué no has estudiado las diferentes enfermedades mentales que se encontraban en los siglos XVII y XVIII? ¿Por qué no haces una historia de las epidemias de la enfermedad mental? Yo no he podido hacerles entender que en efecto todo eso es absolutamente interesante, pero que no era mi problema. Mi problema era, a propósito de la locura, cómo podía hacerse la pregunta por la locura en el sentido del discurso de la verdad, es decir, en los discursos con estatuto y función de discurso de verdad. En Occidente, es el discurso científico (Foucault, 2001d, p. 312).
Foucault advertirá que su historia de la locura lo que narra es la historia de un acontecimiento cultural que ocurrió en estos tiempos modernos y que hizo de aquella la mejor definición de la sinrazón. “De qué se trataba la historia de la locura? Trate de identificar no tanto el tipo de conocimiento que hemos formado sobre la enfermedad mental, sino cuál era el tipo de poder que la razón no ha dejado de ejercer sobre la locura desde el siglo XVII hasta nuestros días” (Foucault, 2001f, p. 45). Para Foucault, no hay nada en la ontología de la locura que la haga exclusiva, inherente y peligrosamente opuesta a la ontología de la razón, de manera tal que requiera ser tratada necesariamente como objeto mórbido. “La locura es un caso privilegiado: durante el periodo clásico el poder se ejerció sin duda sobre la locura al menos bajo la forma privilegiada de la exclusión; se asiste entonces a una gran reacción de rechazo en la que la locura se encontró implicada” (Foucault,1980, p. 154). Por otra parte, no hay nada en la ontología de la locura que la haga especial para el conocimiento de lo humano, en comparación con otros fenómenos del hombre.
Lo que se trata entonces de determinar no es qué categoría patológica o policíaca fue así enfocada, lo que siempre supone esta alienación ya dada; lo que hace falta saber es cómo se realizó ese gesto… Si … el hombre moderno ha encontrado en el loco su propia verdad alienada, es en la medida en que fue constituido, mucho antes de que se apoderara de él y lo simbolizara, ese campo de la alienación de donde el loco se encontró expulsado, entre tantas otras figuras que para nosotros ya no tienen parentesco con él (Foucault, 1998a, p.69).
«Historie de la folie» analiza “la constitución de la locura como enfermedad mental a fin del siglo XVIII, supone la constatación de un diálogo roto … El lenguaje de la psiquiatría, que es monólogo de la razón sobre la locura, no ha podido establecerse más que sobre tal silencio” (Foucault, 2001a, p. 160). Intenta identificar el precio que se pagó en nuestra condición histórica humana para que la suerte del loco en la modernidad fuera la exclusión.
No es seguro que… hacia 1657, se haya internado a la centésima parle de la población de París para librarse de los "asociales". El gesto, sin duda, tenía otra profundidad: no aislaba extraños desconocidos, y durante largo tiempo esquivados por el hábito; los creaba, alterando rostros familiares en el paisaje social, para hacer de ellos rostros extraños que nadie reconocía ya. …; en una palabra, puede decirse que ese gesto fue creador de alienación. En ese sentido, rehacer la historia de ese proceso de ostracismo es hacer la arqueología de una alienación (Foucault, 1998a, p.69).
Subsiguientemente, como lo señala en el prefacio de la primera edición, el objeto de investigación de Historia De La Locura es la decisión que vincula y separa la razón de la locura, en tanto enfermedad de la primera.
Hacer la historia de la locura entonces querrá decir: hacer un estudio estructural del conjunto histórico –nociones, instituciones, medidas jurídicas y policiales, conceptos científicos – que mantienen cautiva a una locura cuyo estado salvaje no puede ser jamás restituido en sí mismo sino contando con el defecto de esta inaccesible pureza primitiva, el estudio estructural debe remontarse hacia la decisión que liga y separa a la vez razón y locura; ella debe tender a descubrir el intercambio perpetuo, la obscura raíz común, el afrontamiento originario que da sentido tanto a la unidad como a la oposición entre sentido y sinsentido. Así podrá reaparecer la decisión fulgurante, heterogénea al tiempo de la historia, pero inaprehensible fuera de él, que separa del lenguaje de la razón y las promesas del tiempo a ese murmullo de sombras de insectos (Foucault, 2001a, p. 164) .
En otras palabras, “este libro no pretendía hacer la historia de los locos junto a la de las personas razonables, frente a ellas, ni la historia de la razón en su oposición a la locura. Se trataba de hacer la historia de su partición incesante pero siempre modificada” (Foucault citado por Roudinesco, 1999, p. 10). En 1966, Foucault sintetiza la labor realizada en Historia De La Locura indicando que era simplemente la historia de lo Otro, en relación con un orden epistémico establecido en el siglo XVIII.
…al nivel de la arqueología se ve que el sistema de positividades ha cambiado de manera total al pasar del siglo XVIII al XIX. No se trata de que la razón haya hecho progresos, sino de que el modo de ser de las cosas y el orden que, al repartirlas, las ofrece al saber, se ha alterado profundamente… En Historia de la locura me preguntaba de qué manera podía una cultura plantear en forma maciza y general la diferencia que la limita… La historia de la locura sería la historia de lo Otro – de lo que, para una cultura, es a la vez interior y extraño y debe, por ello, excluirse (para conjurar un peligro interior) pero encerrándolo (para reducir la alteridad) (Foucault, 1969, p. 9).
Lo vuelve a reiterar ese mismo año, en una entrevista para Les Lettres françaises, en la que explica su último libro, Les Mots et les Choses. “La historia de la locura era básicamente la historia de una partición, la historia sobretodo de un cierto corte que toda sociedad está obligada a establecer. .... La historia de la locura es la historia de la diferencia” (Foucault, 2001b, p. 498). Y en la conferencia dictada en la facultad de artes liberales de la universidad de Tokio, en octubre de 1970, agrega algo importante en destacar, que nos indica el origen mismo del proyecto académico de «Historie de la folie»:
Me pregunto si no se podría estudiar el racionalismo clásico o, de un modo más general todavía, el sistema de racionalidad de nuestras sociedad, de las sociedades que nos son contemporáneas, si no se podría examinar, analizar ese sistema de racionalidad estudiando, al mismo tiempo que el sistema positivo de racionalidad, el sistema negativo de la exclusión: ¿qué forma de locura se excluye? ¿Cómo se excluye la locura? ¿Cómo se recorta y se traza un límite entre lo que es razón y locura? … en ese sentido, he empezado a interesarme por el problema de la locura. En una sociedad como la nuestra, la locura es evidentemente, ante todo, lo que es excluido (Foucault, 1999, p. 75).
«Historie de la folie» es en consecuencia una historia filosófica de la cultura occidental moderna, cuya mejor delimitación podría ser la siguiente: empresa filosófica poshegeliana que se realizó al modo freudiano con la luz que brindaba "el sol de la gran investigación nietzscheana” (Foucault, 2001a, p. 162).
El interlocutor directo del libro no es la figura de Pinel, ni quienes en la actualidad lo representan, los psiquiatras; el interlocutor del libro es Hegel, a quien intenta desmixtificar, de quien intenta escapar, a quien intenta vencer, dirá después infructuosamente, con los instrumentos conceptuales y filosóficos de Nietzsche, Freud, Marx, y paradójicamente, del mismo Hegel.
Toda nuestra época, bien sea por la lógica o por la epistemología, bien sea por Marx o por Nietzsche, intenta escapar a Hegel... Pero escapar realmente a Hegel supone apreciar exactamente lo que cuesta separarse de él; esto supone saber hasta qué punto Hegel, insidiosamente quizás, se ha aproximado a nosotros; esto supone saber lo que es todavía hegeliano en aquello que nos permite pensar contra Hegel; y medir hasta qué punto nuestro recurso contra él es quizá todavía una astucia que nos opone y al término de la cual nos espera, inmóvil y en otra parte… uno se separa de Hegel, se distancia, y … se encuentra llevado de nuevo a él pero de otro modo, para después verse obligado a dejarle nuevamente (Foucault, 1992, p.21).
Fue Hegel quien planteó al mundo filosófico occidental una historia de la razón, formalizando a través de su historiografía las reglas de la racionalidad moderna; Foucault propuso, una historia de la locura, en tanto sinrazón. “La historia de la locura es la contrapartida de la historia de la razón" (Foucault, 1998c, p.26). De este modo, el tema de la locura no se inscribe como parte de un proyecto académico que pretende por un lado, historizar las categorías clínicas de la psicopatología, o por el otro, desarrollar con argumentos históricos un cuestionamiento contra la psiquiatría, la psicología o aún el psicoanálisis; la locura es tema de continuidad y ruptura con Hegel. Tema de continuidad de Hegel puesto que toma de él el presupuesto de que la filosofía no es punto de partida del conocimiento, sino punto de llegada: «Sólo al anochecer emprende su vuelo la lechuza de Minerva». “Lo que he tratado de demostrar ... es que la filosofía no es ni histórica ni lógicamente fundadora del conocimiento; existen las condiciones y reglas de formación de conocimiento al que el discurso filosófico está sujeto en cada época, como cualquier otra forma de discurso con pretensión de racional” (Foucault, 2001c p. 284). Y tema de ruptura con Hegel, al tomar de Freud, en contra de Hegel, que la Razón no es causa y efecto del conocimiento humano.
Lo que he tratado de demostrar… en la Historia de la locura y en otros lugares es que la sistematicidad que interconecta las formas de discurso, conceptos, instituciones y prácticas es del orden de un pensamiento radical olvidado, cubierto, desviados de sí misma, no por un inconsciente freudiano, sino por un conocimiento inconsciente del saber con sus formas y reglas específicas. Finalmente, traté de estudiar y analizar los "eventos" que pueden ocurrir en el orden del conocimiento, que no pueden ser reducidos a la ley general de "progreso" o a la repetición de un origen (Foucault, 2001c p. 284).
Como obra, «Folie et déraison, historie de la folie à l’âge classique» es extremo final que conforma un continuum de obras reactivas a Las Meditaciones de Descartes y que inicia con el texto cumbre de Hegel, «Phänomenologie des Geistes», la fenomenología del espíritu. En ese continuum de obras, antes de «Historie de la folie», habría estado una hipotética «Historie de la rêve», que Foucault no hizo porque ya se había escrito. La redactó Sigmund Freud y la llamó «Die Traumdeutung», “La interpretación de los sueños”. Es decir, como lo anticipa la famosa polémica Foucault-Derrida, no se puede captar el sentido y la génesis de «Historie de la folie» sino se considera los análisis críticos previos a la negatividad. Y el sueño es uno de los puntos nucleares en este asunto, una de las caras de la moneda de la discusión, en tanto que para la conciencia médica es paradigma explicativo de la negatividad, que empezó con Descartes, se formalizará con Hegel y se institucionalizará con Pinel.
Puesto que el delirio es el soñar de las personas que velan, es necesario apartar a los que deliran de ese semisueño,…para llevarlos a una vigilia auténtica, donde el sueño desaparece frente a las figuras que se perciben. Este despertar absoluto… era buscado por Descartes en el principio de sus Méditations y lo encontró, paradójicamente, en la misma conciencia del sueño… Pero en los locos, es la medicina la que debe provocar el despertar… al intervenir autoritariamente, como quien vela y está seguro de estar despierto… es un atajo que corta dogmáticamente el largo camino de Descartes. Lo que Descartes descubre al cabo de su resolución…, la medicina lo impone desde el exterior y en la disociación del médico y del enfermo. El médico se halla en la misma relación con el loco que el cogito respecto al tiempo del sueño. Cogito completamente externo…. (Foucault, 1998b, p.124).
Pero esta compresión ya no valdrá con Freud; el sueño ya no es el reino de lo falso, de las imágenes, de las engañosas ilusiones, antípoda de la verdad que revela la razón. El padre del psicoanálisis aborda el tema del sueño, y en general, de la negatividad, desde el paradigma de la escritura.
Por eso es preciso hacer justicia a Freud. Entre los 5 psicoanálisis y la cuidadosa investigación de los Medicamentos psicológicos, hay algo más que un descubrimiento: hay allí la violencia soberana de un retorno...Freud volvía a tomar a la locura al nivel de su lenguaje, y reconstruía uno de los elementos esenciales de una experiencia acallada por el positivismo. (Foucault, 1998b, p.132).
Entonces, en su obra, Foucault nos da a entender que una historia de la locura como contrapartida a una historia de la razón, no la empezó a redactar él. Sus primeras páginas fueron escritas por Freud, junto con Nietzsche, quienes por primera vez y de manera decisiva conflictuan el monologo de la razón con la locura, a través del análisis que el padre del psicoanálisis hizo de los sueños y que Foucault concibe como la restitución de un dialogo con la sinrazón.
Como texto historiográfico, «Folie et déraison, historie de la folie à l’âge classique» cuenta la historia del destino que le confirió el hombre moderno a la experiencia de lo trágico. Esta experiencia fue tajantemente excluida con la conciencia medica del psiquiatra, meramente presentida por Freud, pero plenamente captada por Nietzsche y Van Gogh, instantes antes de caer para siempre en la locura: “Es esto lo que han revelado las últimas palabras de Nietzsche, las últimas visiones de Van Gogh. Es ella, sin duda, la que, en el punto más extremo de su camino, ha empezado a presentir Freud…. el enfrentamiento de la conciencia crítica y de la experiencia trágica anima todo lo que ha podido ser conocido de la locura y formulado sobre ella a principios del Renacimiento” (Foucault, 1998a, p.26). La conciencia trágica es dialogo de lo Otro con lo Mismo, convivencia ineludible de la negatividad con la positividad, conciencia epistémica de la unidad en la partición. “El hombre trágico, más que ningún otro…arroja al rostro del sol implacable todos los secretos de la noche” (Foucault, 1998b, p. 64). Pero es la experiencia negada en nuestra cultura moderna, que va a definir lo propio de la racionalidad moderna y la suerte que sufre en nuestros tiempos el loco en tanto loco. “Se enfrentan el hombre de tragedia y el hombre de locura, sin diálogo posible, sin lenguaje común, pues uno sólo sabe pronunciar las palabras decisivas del ser, en que se juntan, durante el tiempo de un relámpago, la verdad de la luz y la profundidad de la noche; el otro repite el murmullo indiferente en que acaban de anularse los chismorreos del día y la sombra mentirosa” (Foucault, 1998b, p. 64). De este modo, «Historie de la folie» es una historia de la experiencia de lo trágico en la cultura occidental moderna.
Foucault… se propone hacer una historia no de lo que define la identidad de una cultura, sino de lo que ésta excluye, de su “exterior”: una historia de los límites… Necesitamos interrogar, escribe Foucault, una cultura sobre sus “experiencias límite” y hacer la historia de los rechazos que la constituyen. En un primer plano, en el “centro” de esas experiencias límite, está, “por supuesto”, la de lo “trágico”. Foucault se refiere al Nietzsche de El nacimiento de la tragedia.: es sobre la base del “olvido, el rechazo, la recaída silenciosa de la tragedia” como se ha desarrollado la historia del mundo occidental.… las “estructuras”, que son “conjuntos históricos” en los cuales, en un momento dado, en una época dada, se organizan, en los discursos, en las prácticas, en las sensibilidades; las modalidades históricas de la exclusión.… captados por el “estudio estructural” podrían no ser más que las variaciones contingentes, a través de la historia, de una estructura original y fundamental que es la de la “división”. … la Historia de la locura no era un libro de vocación política. Era una tentativa de…protestar contra el fundamento positivo [de la psicología] y de prohibirle mantener por más tiempo su poder, su “confiscación” de la palabra trágica y de la experiencia fundamental de la sinrazón (Eribon, 1995, p. 195).
Desde esta coordenada, la de lo trágico, se puede organizar las más de 600 páginas de «Historie de la folie» en cinco actos y que corresponden a cuatro maneras distintas en que el hombre contemporáneo ha vivido la experiencia límite de lo trágico: primer acto, el hombre del renacimiento, reconoce a lo Otro de la experiencia cósmica -trágica de la locura en su unidad con lo Mismo; segundo acto, el hombre de la época clásica, reconoce lo Otro como límite de lo Mismo, pero la experiencia de lo cósmico –trágico de la locura se haya velada; tercer acto, el hombre de la modernidad positiva, la época que dio origen a la psiquiatría y a la psicología, vive como un imposible la experiencia de lo trágico ya que desconoce lo Otro; cuarto acto, el hombre de esta época, la del psicoanálisis, hace un sabio y violento retorno a la época clásica, que le permitirá volver a reconocer lo Otro de la experiencia cósmico –trágica de la locura, pero no en su unidad con lo Mismo; quinto acto, se formula la pregunta por la posibilidad de volver a reconocer lo Otro de la experiencia cósmico –trágica de la locura en su unidad con lo Mismo.
El lente de lo trágico, desde el cual se formulan estos cinco actos que son simplemente expuestos aquí, es finalmente la llave maestra que permite comprender el objeto de investigación de su tesis doctoral.
Referencias
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__________ (2001a). “ 4 Préface"
__________ (2001b). “34 Michel Foucault, «Les Mots et les Choses» ”.
__________ (2001c). “104 Réponse à Derrida”.
__________ (2001d). “206 Le jeu de Michel Foucault".
__________ (2001e). “216 Pouvoir et savoir”.
__________ (2001f). “281 Entretien avec Michel Foucault”
__________ (2001g). “331 Échange avec Michel Foucault”.
__________ (2004). No al sexo rey. En: Un dialogo sobre el poder y otras conversaciones. Madrid España. Alianza editorial.
Gordon, C. (2007) In defence of Foucault, Domitian's rhino, Muscular abolitionism, etc.
Pirella, A. (1999). “Historia De La Locura En Italia O La Critica De La Psiquiatría”. En Pensar la locura. Ensayos sobre Michel Foucault. Buenos Aires, Argentina. Editorial Paidos.
Roudinesco, E. (1999). “Lecturas de la Histoire de la Folie. Introducción”. En Pensar la locura. Ensayos sobre Michel Foucault. Buenos Aires, Argentina. Editorial Paidos.
Notas
Traducción del autor. «C'est ainsi que huit ans après sa parution, l'Évolution psychiatrique -un groupe de psychiatres très important en France -décida de consacrer tout un congrès à Toulouse pour «excommunier» l’Histoire de la folie. Même Bonnafé, psychiatre marxiste, qui était l'un de ceux qui avaient accueilli avec intérêt mon livre à sa sortie, le condamna en 1968 comme livre idéologique».
Traducción del autor. «ce livre, … est considéré comme un livre d'antipsychiatrie, et je suis encore injurié, à l'heure actuelle, c'est-à-dire seize ans après la publication de ce livre, comme étant l'un de ces odieux provocateurs qui, inconscients des dangers et des risques qu'ils couraient et faisaient courir, ont fait l'apologie de la folie et de l'antipsychiatrie».
Traducción del autor: Michel Foucault’s History of Madness, ... was reviewed and discussed in Annales on its 1961 publication by two of the greatest historians of the day, Robert Mandrou and Fernand Braudel. Braudel called it “ce livre magnifique”; Mandrou called it “un très beau livre … à la pointe des recherches qui le passionnent et qui nous passionnent”.
Traducción del autor. «l'influence considérable mais déstabilisante d’Histoire de la folie».
Traducción del autor. «Quand j'ai écrit le livre, en Pologne, en 1958, l'antipsychiatrie n'existait pas en Europe; et, de toute manière, il ne s'agissait pas d'une attaque dirigée contre la psychiatrie, pour l'excellente raison que le livre s'arrête à des faits qui se situent au tout début du XIXe siècle - je n'entame même pas l'analyse complète de l'oeuvre d'Esquirol».
Traducción del autor: «… pourquoi n'avez-vous pas étudié les différentes maladies mentales qu'on rencontre aux XVIIe et XVIIIe siècles? Pourquoi n'avez-vous pas fait une histoire des épidémies de maladies mentales?» Je n'arrive pas à leur faire comprendre qu'en effet tout ça est absolument intéressant, mais que ce n'était pas mon problème. Mon problème a été, à propos de la folie, de savoir comment on avait pu faire fonctionner la question de la folie dans le sens des discours de vérité, c'est-à-dire des discours ayant statut et fonction de discours vrais. En Occident, c'est le discours scientifique».
Traducción del autor: «Dans l’Histoire de la folie, de quoi s'agissait-il? Essayer de repérer quel est non pas tellement le type de connaissance que l'on a pu se former à propos de la maladie mentale, mais quel est le type de pouvoir que la raison n'a pas cessé de vouloir exercer sur la folie depuis le XVIIe siècle jusqu'à notre époque».
Traducción del autor. «Faire l'histoire de la folie voudra donc dire: faire une étude structurale de l'ensemble historique -notions, institutions, mesures juridiques et policières, concepts scientifiques -qui tient captive une folie dont l'état sauvage ne peut jamais être restitué en lui-même; mais à défaut de cette inaccessible pureté primitive, l'étude structurale doit remonter vers la décision qui lie et sépare à la fois raison et folie; elle doit tendre à découvrir l'échange perpétuel, l'obscure racine commune, l'affrontement originaire qui donne sens à l'unité aussi bien qu'à l'opposition du sens et de l'insensé. Ainsi pourra réapparaître la décision fulgurante, hétérogène au temps de l'histoire, mais insaisissable en dehors de lui, qui sépare du langage de la raison et des promesses du temps ce murmure d'insectes sombres».
Traducción del autor: «L' Histoire de la folie était en gros l'histoire du partage, l'histoire surtout d'une certaine coupure que toute société se trouve obligée d'instaurer. …. L' Histoire de la folie est l'histoire de la différence».
Traducción del autor: «le soleil de la grande recherche nietzschéenne».
Traducción del autor: «Ce que j'ai essayé de montrer …, c'est que la philosophie n'est ni historiquement ni logiquement fondatrice de connaissance; mais qu'il existe des conditions et des règles de formation du savoir auxquelles le discours philosophique se trouve soumis à chaque époque, comme n'importe quelle autre forme de discours à prétention rationnelle. Ce que j'ai essayé de montrer, d'autre part, dans l' Histoire de la folie et ailleurs, c'est que la systématicité qui relie entre eux les formes de discours, les concepts, les institutions, les pratiques n'est de l'ordre ni d'une pensée radicale oubliée, recouverte, détournée d'elle-même ni d'un inconscient freudien, mais qu'il existe un inconscient du savoir qui a ses formes et ses règles spécifiques. Enfin, je me suis efforcé d'étudier et d'analyser les «événements» qui peuvent se produire dans l'ordre du savoir et qui ne peuvent se réduire ni à la loi générale d'un «progrès» ni à la répétition d'une origine».
Traducción del autor: «Ce que j'ai essayé de montrer …, c'est que la philosophie n'est ni historiquement ni logiquement fondatrice de connaissance; mais qu'il existe des conditions et des règles de formation du savoir auxquelles le discours philosophique se trouve soumis à chaque époque, comme n'importe quelle autre forme de discours à prétention rationnelle. Ce que j'ai essayé de montrer, d'autre part, dans l' Histoire de la folie et ailleurs, c'est que la systématicité qui relie entre eux les formes de discours, les concepts, les institutions, les pratiques n'est de l'ordre ni d'une pensée radicale oubliée, recouverte, détournée d'elle-même ni d'un inconscient freudien, mais qu'il existe un inconscient du savoir qui a ses formes et ses règles spécifiques. Enfin, je me suis efforcé d'étudier et d'analyser les «événements» qui peuvent se produire dans l'ordre du savoir et qui ne peuvent se réduire ni à la loi générale d'un «progrès» ni à la répétition d'une origine»