La Cara Obscena del Derecho: Aproximación Psicoanalítica a las Políticas de Seguridad Democrática y Posconflicto
Alexander Reyes Patiño
Universidad del Valle / Colombia
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Alexander Reyes Patiño. Psicólogo de la Universidad del Valle, Licenciado en Educación de la Unidad Central del Valle. Gestor de proyectos pedagógicos complementarios del área de la Educación y la Psicología y promotor para la generación, gestión y evaluación de programas de prevención, de diagnóstico, y de intervención y seguimiento encaminados a la solución de problemáticas que presentan los individuos, grupos o comunidades en diferentes contextos. Correo electronico: akabbalam.reyes91@gmail.com Universidad del Valle / Colombia
Recibido: 10 de Febrero de 2015
Aprobado: 13 de Junio de 2015
Referencia Recomendada: Reyes, A. (2015). La cara obscena del derecho: aproximación psicoanalítica a las políticas de seguridad democrática y posconflicto. Revista de Psicología GEPU, 6 (1), 124-136.
Resumen: El presente artículo tiene como objetivo dar cuenta del paso del discurso del amo al discurso de la universidad en la sociedad contemporánea cuyo efecto es la declinación de la función simbólica paterna y su reemplazo por una autoridad cruel y obscena. Lo anterior, en el marco de la teoría psicoanalítica de la Escuela lacaniana de Ljubljana como principal referente conceptual y metodológico. De manera que nos hallamos ante dos versiones en conflicto de una misma lógica. Por un lado, tenemos el marco de la ideología uribista en la cual no cesa de retornar el elemento traumático que impide que su proyecto de sociedad se dé sin rupturas: la construcción fetichista del "guerrillero". Por otro lado, tenemos la ideología del posconflicto centrada en la despolitización de la esfera económica y cuya política pública solamente tiene que ver con cuestiones culturales como las diferencias étnicas, sexuales y religiosas, sin intervenir realmente en el nivel en que se toman las decisiones que nos afectan a todos: la lógica inexorable del capital.
Palabras Claves: Psicoanálisis, Seguridad Democrática, Posconflicto, Ideología, Superyó.
Introducción
El artículo que se presenta a continuación es el resultado de una investigación de tipo monográfico acerca de la teoría psicoanalítica de Slavoj Žižek y su relación con el análisis político3. El artículo tiene como objetivo realizar una aproximación conceptual del paso del discurso del amo al discurso de la universidad en la sociedad contemporánea. Se trata de dar cuenta de la declinación de la función simbólica paterna y su reemplazo por una autoridad cruel y obscena. El discurso de la universidad representa, para Žižek, por un lado, al discurso político posmoderno cuya finalidad consiste en la administración biopolítica de las personas reducidas a meros procesos orgánicos; por otro lado, representa al individuo narcisista que siente como amenaza cualquier tipo de contacto con un otro.
Para la realización de este estudio, se partió de la teoría psicoanalítica de la Escuela lacaniana de Ljubljana como principal referente conceptual y metodológico. Dicha escuela se fundó en Eslovenia (antigua Yugoslavia), a finales de 1970, por Slavoj Žižek4, Mladen Dolar5 y Alenka Zupančič6 . Sus investigaciones se caracterizan por analizar diferentes acontecimientos socio-políticos que tienen lugar en las sociedades contemporáneas, a la luz de los conceptos fundamentales de la teoría psicoanalítica, en especial la de orientación lacaniana7.
Para Žižek, el ámbito de la ley dentro de una comunidad se halla escindido en dos instancias: la ley pública escrita y su reverso obsceno, secreto. Este último aspecto de la ley es el que realmente preserva la cohesión de una comunidad. Ley obscena que duplica y siempre acompaña a la ley pública, afirmando la cohesión de la comunidad al posibilitarle cierto tipo de transgresiones. Entonces, esta ley obscena origina la culpa que comparten cada uno de los miembros de una comunidad. Además, de asegurar la identificación de cada miembro al compartir los valores del grupo. Esta ley obscena surge ante el fracaso de la ley pública. Sin embargo, los miembros de la comunidad pretendan desconocerla en público. Así, por ejemplo:
The Nazi community relied on the same solidarity-in-guilt induced by participation in a common transgression: it ostracized those who were not ready to take on the dark side of the idyllic Volksgemeinschaft: the night pogroms, the beatings of political opponents – in short, all that 'everybody knew, yet did not want to speak about aloud'8.
En este sentido, la identificación que realizan los individuos con su comunidad se basa siempre en un tipo específico de culpa compartida. De modo que, el lazo identificatorio con la comunidad puede adoptar la forma de renegación de dicha culpa, es como si la fidelidad de las personas a su comunidad se sustentará en renegar un crimen colectivo.
Crimen que, por cierto, pasaría a constituirse en el elemento fundante de la comunidad. Un tipo de solidaridad en la culpa. Por lo tanto, la mentira compartida sería un lazo más fuerte para el grupo, que cualquier verdad. Lo paradójico en este caso consiste en que el reverso obsceno es el soporte necesario de la Ley: aquello que los individuos se esfuerzan en evitar refugiándose en la Ley pública.
Dolar cita como ejemplo, los rituales y reglas que mantienen unida a una comunidad: de iniciación, de humillación violenta a los recién llegados, de división entre los de adentro y los de afuera. Rituales y reglas que nunca pueden hacerse constar por escrito y que solamente pueden ser insinuadas, susurradas y confinadas a la voz. La voz es lo que distingue entre el superyó y la ley. La ley tiene que sustentarse en la letra, ser públicamente accesible, disponible en todo momento, mientras que las reglas superyoicas son confiadas a la voz, reglas que toman, regularmente, la forma de transgresión de la ley. Sin embargo, estas reglas que transgreden la ley son lo que mantienen unida a la comunidad:
If the superego functions as the shadow and the supplement of the law, if it operates in and through this division, this yields some variant of the “neurotic” mechanism. But if the voice supplants the Other and immediately “makes the law,” then it entails the dramatic consequences we can witness in psychosis. Lacan scrutinized psychosis under the heading of “the foreclosure of the name of the father”—and we could say that the foreclosed “name of the father” returns in the Real precisely as the voice9.
Por otra parte, este doble obsceno de la ley indica que no hay poder sin violencia. El poder siempre se basa en una mancha oscura de violencia, el espacio político no es nunca puro, sino que involucra siempre el apoyo en una violencia prepolítica. El poder político y la violencia prepolítica se implican mutuamente: la violencia es el suplemento necesario del poder y el poder está en el centro de cualquier relación de violencia aparentemente no-política.
El superyó es una voz que siempre nos reduce a la culpa, culpa que propulsa su funcionamiento. De modo que, cuanto más culpa tengamos, más culpables nos volveremos. Se trata de la cara obscena del superyó, de su maliciosa indiferencia por nuestro bienestar. En términos de Dolar, la voz del superyó no es la voz de la razón, no es la ley moral, sino más bien, una manera de eludirla: la voz de la razón enloquecida:
La Fantasía Uribista de la Seguridad Democrática
En el seminario acerca de los cuatro tipos de discurso, Lacan desarrolla una respuesta a los acontecimientos de 1968. En este seminario, la premisa básica consistió en demostrar cómo las estructuras pueden dar cuenta de la manifestación de movimientos políticos y sociales. Para Lacan, el discurso o la dimensión simbólica es un conjunto covariante de elementos significantes que configuran un espacio particular: el espacio topológico. Dicho espacio está hecho de elementos sin ligar, sin amarrar, significantes flotantes, cuya identidad está sobredeterminada por la articulación de los mismos en una cadena con otros elementos.
Žižek se pregunta acerca de aquello que crea y sostiene la identidad del orden simbólico (espacio topológico-algebraico), de una sociedad determinada, más allá de todas las variaciones posibles de su contenido explícito. La respuesta, claro está, se encuentra en un punto nodal, el significante unario (S1), es decir, el cúmulo de elementos ideológicos, de significantes flotantes, se estructura en un campo unificado mediante la intervención de un determinado punto nodal que detiene su deslizamiento y fija su significado. El significante unario realiza la totalización mediante la cual la libre flotación de elementos ideológicos se detiene, se fija, para convertirse en partes de una red estructurada de significado:
Today, for example, the stake of the struggle between neo-conservatism and social democracy is 'freedom': neo-conservatives try to demonstrate how egalitarian democracy, embodied in the welfare state, necessarily leads to new forms of serfdom, to the dependency of the individual on the totalitarian state, while social democrats stress how individual freedom, to have any meaning at all, must be based upon democratic social life, equality of economic opportunity, and so forth 10.
Por ejemplo, en el espacio topológico-simbólico de la sociedad colombiana flotan significantes como "libertad", "progreso", "justicia", "paz", “terrorista”, “guerrillero” y esta cadena se complementa con algún significante unario o punto nodal ("seguridad democrática") que retroactivamente determina el significado (uribista) de aquéllos. Lacan acentúa este carácter retroactivo del efecto de significación con respecto al significante, este quedarse atrás del significado con respecto a la progresión de la cadena del significante. El efecto de sentido se produce siempre hacia atrás. Los significantes que están todavía en estado de flotación, cuya significación no ha sido todavía fijada, siguen uno al otro. Pero, en determinado punto, algún significante fija retroactivamente el significado de la cadena, cose el significado al significante, detiene el deslizamiento del significado:
This then is the fundamental paradox of the point de capiton: the 'rigid designator', which totalizes an ideology by bringing to a halt the metonymic sliding of its signified, is not a point of supreme density of Meaning, a kind of Guarantee which, by being itself excepted from the differential interplay of elements, would serve as a stable and fixed point of reference. On the contrary, it is the element which represents the agency of the signifier within the field of the signified. In itself it is nothing but a 'pure difference': its role is purely structural, its nature is purely performative - its signification coincides with its own act of enunciation; in short, it is a 'signifier without the signified'11.
¿Por lo tanto, lo que se juega en la lucha política es cuál S1 totalizará el cúmulo de significantes protoideológicos flotantes, deteniendo su deslizamiento y fijando su significado, mediante su intervención. De modo que, la rearticulación de un orden simbólico vigente es totalmente posible. Cuando surge un nuevo S1, el campo sociosimbólico cambia su principio estructurante. Por esta razón, el paso crucial en el análisis de un campo ideológico es detectar, tras el deslumbrante esplendor del elemento que lo sostiene unido ("seguridad democrática"…), esta operación autorreferencial, tautológica, representativa.
Sin embargo, Žižek nos recuerda que lo más relevante es que lo social como orden o sistema cerrado no existe, es decir, siempre hay un elemento que impide su cierre. Dicho elemento no es otra cosa que el antagonismo fundamental entre los estamentos que conforman lo social. Esta escisión antagónica, no asimilable al orden socio-simbólico, retorna siempre como una formación sintomática que perturba la armonía social. Todo orden simbólico se constituye, entonces, en torno a un núcleo imposible, traumático. Un elemento extraño alrededor del cual se articula la red simbólica al luchar por su equilibrio.
Y, puesto que el orden simbólico de la ley es incompleto, puesto que las normas públicas, explicitas, no bastan para integrar el núcleo traumático que retorna como amenaza a su armonía, el orden simbólico tiene que ser suplementado con un código clandestino, no escrito, dirigido hacia aquéllos que se mantienen a distancia y no se identifican con el “orden vigente”. Dicho código suplementario, no es otra cosa que la ley obscena del superyó. El superyó emerge, entonces, cuando la ley, articulada en el derecho público, fracasa y está obligada a buscar apoyo en un acto ilegal. Esta ley obscena, contrapartida de la ley, la duplica y la acompaña:
The paradox here is that the obscene superego underside is, in one and the same gesture, the necessary support of the public symbolic Law and the traumatic vicious circle, the impasse that the subject endeavours to avoid by way of taking refuge in public Law ― in order to assert itself, public Law has to resist its own foundation, to render it invisible12.
De modo que, si el orden simbólico como una totalidad cerrada y acabada no existe, significa que al tratarse de un espacio topológico, su invariante topológica es estar agujereada. A la estructura topológica que es el orden simbólico de una sociedad determinada, le falta un significante que permita su cierre. Al conjunto covariante de lo simbólico le falta un significante. Por esta razón, el orden simbólico es la misma cosa que una superficie tórica. El toro es un objeto matemático cuya invariante topológica es poseer un agujero estructural. (Ver Imagen 1 en PDF)
La sociedad colombiana no existe, está marcada por una imposibilidad radical. Razón por la cual, toda crítica a la ideología tiene que detectar, en el espacio ideológico, el elemento que representa dentro de él su propia imposibilidad. Precisamente, la función de la fantasía ideológica es disimular esta incongruencia, el hecho de que la sociedad no existe. No obstante, Zupančič nos advierte que:
It is in this sense that we should understand the thesis according to which the operation of the symbolic (of symbolization) never comes out right, that it always produces a remainder. It is not that after this operation something presymbolic is left over, as 'unsymbolizable' or something that 'escapes' symbolization, it is that symbolization, in its very perfection and completeness, produces a surplus which 'undermines' it from within by engendering impasses. To paraphrase Hegel: the remainder is the bone of spirit itself, not something external that spirit has not been able completely to devour13.
Žižek usa la noción de fantasía ($◊a) en el terreno propio de la ideología. En el campo topológico-ideológico: "no hay relación de clases", la sociedad está siempre atravesada por una escisión antagónica que no se puede integrar al orden simbólico. La función de la fantasía ideológico-social es construir una imagen de la sociedad que sí existe, una sociedad que no está escindida por una división antagónica, una sociedad en la que la relación entre sus partes sea orgánica, complementaria. La noción de fantasía social es, entonces, la contrapartida del concepto de antagonismo. La fantasía ideológica es el modo en que se disimula dicho antagonismo, su función es disimular tal incongruencia, el hecho de que la "sociedad no existe".
Si tomamos el ejemplo del marco de la fantasía uribista vemos que su mundo simbólico está estructurado en torno a la lucha contra un elemento traumático que impide que el proyecto uribista de sociedad se dé sin rupturas: el "guerrillero", encarnación fetichista de la brecha fundamental. En el mundo del uribismo conservador, es un intruso quien introduce desde afuera el desorden, la corrupción del edificio social. El “guerrillero” representa entonces un tipo de objeto terrorífico, el objeto a, objeto que funciona como pantalla sobre la cual se proyectan las fantasías.
Retomando a Marx, fue él quien demostró que todos los fenómenos que a la conciencia cotidiana aparecen como simples desviaciones, deformaciones contingentes y degeneraciones del funcionamiento "anormal" de la sociedad (crisis económicas, guerras y demás), y que serían abolibles mediante el mejoramiento del sistema, son, en realidad, productos necesarios del funcionamiento del propio sistema social —los puntos en los que la "verdad", el carácter antagónico inmanente del sistema, irrumpe, son el retorno, la irrupción de algo que se reprime: la inmanencia antagónica del sistema. Precisamente, deberíamos reconocer en los "excesos", en las alteraciones del modo "normal" de las cosas, la clave que nos ofrece el acceso al verdadero funcionamiento de nuestra sociedad.
De modo que la fantasía es un tejido topológico que nos permite crear un sentido que nos permita defendernos contra el elemento traumático que irrumpe en la armonía de nuestra realidad. La fantasía, por lo tanto es una superficie topológica que reúne en sí tanto al sujeto o campo social con el objeto o elemento que impide su cierre. De modo que la fantasía posee la estructura de un cross-cap: superficie topológica que une una banda de Möbius (sujeto-campo social) con un disco (objeto que impide su cierre). (Ver imagen 2 en PDF)
Los Efectos Narcisistas del Posconflicto
Con la formulación de los cuatro discursos Lacan se esfuerza por demostrar que en lugar del Otro simbólico como conjunto de reglas que garantizan la cohesión social, lo que encontramos de hecho, es la matriz de pasajes de un discurso a otro, siendo crucial el pasaje del discurso del amo al discurso de la universidad, discurso hegemónico en la sociedad contemporánea. Se trata del cambio en las formas de dominación, hacia la legitimación de las relaciones de dominación por el discurso científico. El discurso de la universidad se enuncia desde la posición del saber neutral y se dirige al remanente de lo real, para convertirlo en persona. La verdad oculta del discurso de la universidad es el poder, su mentira constitutiva es que rechaza su dimensión performativa: presenta cualquier decisión basada en el poder como un simple estado natural de las cosas.
La noción de discurso desarrollada por Lacan designa una estructura topológico-algebraica que crea lazo social basado en el lenguaje, una forma en que puede articularse la red simbólica. Lacan distingue cuatro tipos posibles de lazo social que regulan las relaciones intersubjetivas: el discurso del amo, el discurso de la universidad, el discurso de la histérica y el discurso del analista. También articulan cuatro posiciones subjetivas posibles dentro del lazo discursivo. Cada uno de los cuatro discursos es representado por Lacan mediante un algoritmo que contiene cuatro símbolos algebraicos: 1) S1 o significante amo53; 2) S2 o el saber; 3) $ o el sujeto; 4) a o el plus-de-goce. Además, cada algoritmo o discurso presenta cuatro posiciones diferentes: 1) agente; 2) otro; 3) verdad; 4) producción. Los discursos se diferencian entre sí por la posición que ocupan cada uno de los signos algebraicos.( Ver imagen 3 en PDF)
Con el discurso de la universidad, quedan atrás las pasiones políticas "inmaduras", la lucha de clases y otros antagonismos pasados de moda, para dar paso a un universo posideológico, pragmático y maduro. Un universo de administración racional y consensos negociados, libre de impulsos utópicos, e invadido de un pluralismo de "formas de vida". Pero que, no obstante, lo político precluido retorna en la forma más arcaica: la del odio racista, incólume hacia el Otro, que hace que la actitud tolerante racional sea impotente. El autoritarismo directo no existe, lo específico de este régimen era la consigna: "¡sean cuales sean tus inclinaciones, tienes que seguir mis órdenes por amor al bien!". Pero, el autoritarismo y el liberalismo, interpelan al individuo en nombre de su propio bien: "aquello que pueda parecerte una presión externa, en realidad es la expresión de tus intereses, aquello que quieres realmente sin que sea consciente de ello".
Por esta razón, instituciones ajenas a la familiar funcionan cada vez más como familias sustitutas, permitiéndonos prolongar nuestra dependencia, nuestra inmadurez: la escuela y la universidad asumen una función terapéutica, las empresas proporcionan un nuevo hogar, etc. La situación en la cual el joven ingresa en el universo adulto de la madurez y de la responsabilidad, una vez terminado el período educativo y de dependencia, aparece obsoleta. Así que, por un lado, el joven accede a la condición de individuo responsable y maduro, pero, por otro lado, su infancia queda prolongada, es decir, el joven no se verá obligado a "crecer", ya que las instituciones ocupan el lugar de la familia y proporcionan un entorno propicio a los empeños narcisistas.
La autoridad, lejos de imponernos un conjunto de normas que haya que obedecer incondicionalmente, es la agencia que suspende el castigo moral, su mandato secreto es: “te está permitido gozar en exceso, violar las prohibiciones morales corrientes, ¡siempre y cuando me sigas a mí!” De esta manera, la obediencia a la autoridad es lo que nos permite rechazar o transgredir las reglas morales cotidianas. Todo aquello a lo que hemos renunciado al subordinarnos a la ley simbólica patriarcal tradicional, nos está permitido sin ningún castigo. Las reglas obscenas no escritas sostienen el poder, a condición de que permanezcan en las sombras, en el momento en que son reconocidas públicamente, el edificio del poder cae en el desorden:
Such a relationship between the visible and the invisible is predominant in contemporary 'consumerist' societies, in which we, the subjects, are no longer interpellated on behalf of some big ideological identity, but directly as subjects of pleasures, so that the implied ideological identity is invisible. This is how the discourse of the university functions: its truth, the Master's injunction, is hidden beneath the bar14.
Žižek considera que la proliferación posmoderna de nuevas subjetividades políticas con su muerte a toda fijación esencialista, es el producto de cierto renunciamiento. Renuncia a la idea de un cambio global en las relaciones fundamentales de nuestra sociedad. Aceptación del marco capitalista democrático, que continúa siendo el telón de fondo incuestionado, de la proliferación de nuevas subjetividades.
De modo que, en la democracia del posconflicto, la vida social aparece como insustancial, es el régimen del no-acontecimiento. El acontecimiento se encuentra en la multitud de retornos, apasionados y violentos, a las raíces, a las diferentes formas de la sustancia étnica y religiosa. El problema del posconflicto, la administración de los asuntos sociales, socava la posibilidad de un acto político, debido a la despolitización de la economía, a la aceptación del capital y los mecanismos de mercado como procedimientos neutrales que hay que explotar.
El posconflicto promulga el final de las ideologías, genera la despolitización de la esfera económica. Se acepta el modo de funcionamiento de la economía: por ejemplo, el recorte a la asistencia social se asume como algo sencillamente natural, neutral. De manera que, en esta despolitización de la esfera económica, toda discusión pública orientada hacia la toma de decisiones colectivas solamente tendrá que ver con cuestiones culturales como las diferencias étnicas, sexuales y religiosas, sin intervenir realmente en el nivel en que se toman las decisiones que nos afectan a todos. Por esta razón, en vez de celebrar las nuevas libertades generadas por la posmodernidad, es más crucial concentrarse en lo que sigue siendo lo mismo: la lógica inexorable del capital.
We can now see why today's post-politics cannot attain the properly political dimension of universality: because it silently precludes the sphere of economy from politicization. The domain of global capitalist market relations is the Other Scene of the so-called repoliticization of civil society advocated by the partisans of 'identity politics' and other postmodern forms of politicization: all the talk about new forms of politics bursting out all over, focused on particular issues (gay rights, ecology, ethnic minorities...), all this incessant activity of fluid, shifting identities, of building multiple ad hoc coalitions, and so on, has something inauthentic about it, and ultimately resembles the obsessional neurotic who talks all the time and is otherwise frantically active precisely in order to ensure that something - what really matters — will not be disturbed, that it will remain immobilized15.
Una característica propia de la vida contemporánea es la manifestación de una crueldad excesiva que abarca desde las explosiones de violencia protagonizadas por los adolescentes y marginados sociales hasta las masacres del fundamentalismo racista o religioso.
Una violencia sin motivación utilitarista o ideológica. Verbigracia, en el caso del skinhead que agrede a otros, "sabe muy bien lo que hace, pero no por eso deja de hacerlo". Si se viera obligado a explicar las razones de su violencia, en definitiva, nos ofrecería una explicación psico-sociológica plausible de su comportamiento. Su conocimiento, radicado en la práctica social, se disuelve, por un lado, en una violencia desmedida y carente de fundamento político, por otro lado, en una reflexión externa al individuo, incapaz de modificar las acciones del individuo.
Estamos ante una manifestación del mal básico, surgido del desequilibrio más elemental entre la ley simbólica y la autoridad. De modo que, estos violentos pasajes al acto, remiten a un antagonismo subyacente que ya no se puede simbolizar en términos propiamente políticos. La única manera de contrarrestar estas explosiones de irracionalidad desmedida consiste en integrar aquello que la lógica tolerante del posconflicto se empeña en excluir. Para que, de esta forma, logremos convertir lo excluido en una nueva modalidad de subjetivación política.
Precisamente por esto, porque la economía despolitizada es la ignorada "fantasía fundamental" de la política postmoderna, el acto verdaderamente político, necesariamente, supondría re-politizar la economía: dentro de una determinada situación, un gesto llega a ser un ACTO sólo en la medida en que trastoca (“atraviesa") la fantasía fundamental de esa situación16.
En esta etapa las identificaciones simbólicas no operan más, es decir que, en lugar de la presencia de la ley simbólica integrada, nos encontramos de pronto con un sinnúmero de reglas de adaptación que se limitan a permitirnos aprender a jugar el juego social capitalista de manipulación y distanciamiento frente a la eficacia simbólica de los mandatos del orden social. El narcisista sólo opera con reglas de juego que le permiten tener éxito en la tarea de extraer beneficios de los demás. En esta medida, asume roles establecidos, no mandatos simbólicos que lo comprometan y le impliquen identificarse simbólicamente con alguna persona. Por otra parte, la desintegración de la función simbólica paterna produce que sea reemplazado por otra cosa: el superyó materno.
La noción del individuo como víctima irresponsable incluye la perspectiva narcisista extrema, desde la cual cualquier encuentro con el Otro aparece como amenaza potencial para el precario equilibrio imaginario del individuo. Se trata de la forma de individualidad que predomina en la actualidad, y su paradoja radica en que el universo adulto de la coexistencia negociada de grupos diferentes coincide con explosiones de violencia: “De nuevo se confirmaría el viejo principio hegeliano: el único modo de que una universalidad se realice, de que se "afirme en cuanto tal", es revistiéndose con los ropajes de su exacto contrario, apareciendo irremediablemente como un desmedido capricho "irracional"17.”
La declinación de la autoridad simbólica paterna tiene dos caras. Por un lado, las interdicciones simbólicas se sustituyen con ideales imaginarios de éxito social, de belleza corporal, etc. Por otro lado, esta ausencia de prohibición simbólica es complementada con la emergencia de figuras feroces del superyó. En este sentido, tenemos un individuo totalmente narcisista, es decir, que percibe cualquier cosa como una amenaza potencial a su precario equilibrio imaginario. Se trata de la universalización de la lógica de la victimización, en la cual, si el otro fuma, por ejemplo, ya nos está agrediendo. Sin embargo, lejos de que el narcisista pueda permanecer en su plácido equilibrio, el repliegue narcisista lo entrega a una compulsión superyoica. Por esta razón, la individualidad narcisista conlleva, ante la ausencia de prohibición simbólica, la "superyoización" del ideal imaginario:
The best indicator of this inherent impasse of the "pleasure principle" is the actual state of the popular ideology in the USA, so-called "nonism," i.e., NON-ideology: the attitude of radical renunciation (of pollution, of fat and cholesterol in food, of stressful situations...). In short, the final price for a pleasure-oriented life is that the subject is bombarded from all sides by superego prohibitions: don't eat fat and beef, avoid food with pesticides, don't smoke, don't pollute—a new empirical confirmation of Lacan's paradoxical inversion of the famous Dostoyevski's proposition from the Brothers Karamazov: "If God doesn't exist, then everything is permitted": nothing at all is permitted—not even the most innocent pleasures of eating, drinking, and smoking18.
Para Terminar
En últimas, puede afirmarse que nos hallamos en la época en la que el Otro, como textura de la tradición simbólica, ya no puede contener al individuo, ya no puede atarlo a su mandato simbólico. El proceso posmoderno implica el retomo a formas de identificación étnicas, más locales, que, no obstante, ya no son sustanciales, sino el resultado de la libre elección del propio estilo de vida. Se trata de la elección arbitraria de estilos de vida. Cuando la ley simbólica apaciguadora queda en suspenso, la única manera de salir de este atolladero, que imposibilita el deseo, es ubicar la causa en una figura de autoridad despótica, es decir, la declinación de la autoridad simbólica paterna remite al retorno de figuras que funcionan según la lógica de la ley obscena: líderes totalitarios, acosadores sexuales.
La lógica del posconflicto propone una ética en la cual cada individuo construya su propio estilo de valores, de sexualidad, su propia subjetividad, en fin su arte de vivir, en contra de las normas imperantes. Sin embargo, según Žižek, se trata de la misma tradición humanista y elitista, es decir, aquella que concibe a los individuos como autónomos, con capacidad de autodeterminación, transparentes para sí mismos, etc. De esta manera, no hemos escapado al ideal renacentista de la autorrealización en el cual los individuos dominan sus pasiones y el uso de los placeres merced a su poder de armonización mediante el refuerzo de la potencialidad del yo.
La posibilidad de tener el control de sí mismo no tiene que ver simplemente con la superación de los obstáculos que se oponen a nuestras intenciones. La paradoja radica en que, solamente logramos ejercer control sobre nosotros si existe un obstáculo que nos impida hacer todo lo que queremos. Si este obstáculo desaparece, quedamos prisioneros de una compulsión demoníaca, del capricho de aquello que hay en nosotros y que es más que nosotros.
Referencias
Dolar, M. A voice and nothing more. Cambridge: The Mit Press, 2006
Reyes Patiño, A. y Trujillo, K. S. El reverso del Padre: narcisismo y pospolítica. La noción de Padre-Goce en la teoría lacaniana de Slavoj Žižek. Santiago de Cali: Universidad del Valle, 2014
Žižek, S. En defensa de la intolerancia. Traducción de Javier Eraso Ceballos y Antonio José Antón Fernández. Madrid: Sequitur, 2008
------------ Enjoy your symptom! Jacques Lacan in Hollywood and out. London: Routledge, 1992
---------------- The metastases of enjoyment. Six essays on woman and causality. London: Verso, 1994
---------------- The plague of fantasies. London: Verso, 1997
---------------- The sublime object of ideology. London: Verso, 1989
---------------- The Ticklish Subject. The Absent Centre of Political Ontology. London: Verso, 1999
Zupančič, A. Ethics of the real. Kant, Lacan. London: Verso, 2000.
Notas
3. Alexander Reyes Patiño y Kelly Stephany Trujillo: “El reverso del Padre: narcisismo y pospolítica. La noción de Padre-Goce en la teoría lacaniana de Slavoj Žižek”. Santiago de Cali: Universidad del Valle, 2014
4. Slavoj Žižek es un filósofo natural de Eslovenia. Su obra integra el pensamiento de Jacques Lacan con el marxismo, y en ella destaca una tendencia a ejemplificar la teoría con la cultura popular.
5. Mladen Dolar es profesor de filosofía social en la Universidad de Ljubljana, crítico de cine, teórico cultural y experto en psicoanálisis. Su objetivo principal es articular el psicoanálisis lacaniano con el idealismo alemán.
6. Alenka Zupančič, doctora en filosofía de la Universidad de Ljubljana y la Universidad de París VIII, natural de Eslovenia, cuya obra integra el psicoanálisis lacaniano y la filosofía continental. Su obra abarca tópicos que van desde problemas éticos hasta la literatura.
7. El psicoanálisis lacaniano tiene como fundamento metodológico al álgebra de conjuntos, la lógica matemática, la geometría proyectiva, la topología nodal y la topología combinatoria, entre otras. En síntesis, se trata del estructuralismo matemático.
8. Slavoj Žižek: The metastases of enjoyment. Six essays on woman and causality. London: Verso, 1994, pág., 55
9. Mladen Dolar: A voice and nothing more. Cambridge: The Mit Press, 2006, Pág. 201
10. Slavoj Žižek: The sublime object of ideology. London: Verso, 1989, pág. 96
11. Op. cit., pág. 109
12. Slavoj Žižek: The Metastases of Enjoyment Six Essays on Woman and Causality. Op. cit., pág. 61
13. Alenka Zupančič: Ethics of the real. Kant, Lacan. London: Verso, 2000, pág. 191
14. Slavoj Žižek: The plague of fantasies. London: Verso, 1997, pág. xiii
15. Slavoj Žižek: The Ticklish Subject. The Absent Centre of Political Ontology. London: Verso, 1999, págs. 353-354
16. Slavoj Žižek: En defensa de la intolerancia. Traducción de Javier Eraso Ceballos y Antonio José Antón Fernández. Madrid: Sequitur, 2008, pág. 113
17. Op. cit., pág. 39
18. Slavoj Žižek: Enjoy your symptom! Jacques Lacan in Hollywood and out. London: Routledge, 1992, pág. 65
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