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* Psicóloga. Magister en psicología. Docente Tiempo Completo Facultad de Psicología y Ciencias Sociales. Fundación Universitaria Luis Amigó. Medellín, Antioquia. Colombia. Dirección electrónica: nicolasa.duranpa@amigo.edu.co - nimadupa@gmail.com
Recibido: 7 de Mayo de 2014
Aprobado: 16 de Noviembre de 2014
Referencia Recomendada: Durán-Palacio, N. M. (2014). Psicología y desarrollo humano: Razones para una nueva manera de pensar. Revista de Psicología GEPU, 5 (2), 196-204.
Resumen: Este artículo transmite una serie de reflexiones sobre el desafío que supone para la psicología científica las premisas del Enfoque del Desarrollo Humano, cuya orientación ha constituido el eje de trabajo del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo desde hace más de quince años. Se propone reconocer el modelo científico en el que surgió la disciplina psicológica y el tipo de modelo de desarrollo social en el que se inscribió y apoyó. Insiste además, en que no existe disciplina alguna en Ciencias Sociales que no ofrezca una concepción del desarrollo humano y que no se refiera al proyecto social que busca generar. Toda acción científico-profesional acontece en una cultura, cuyos símbolos, valores y experiencias definen los sentidos y significados de sus prácticas.
Palabras Clave: Desarrollo Humano, Psicología, Naciones Unidas, Cultura, Ciencias Sociales (Fuente: DeCS, BIREME).
Abstract: This article conveys a series of reflections on the challenge to scientific psychology premises of the Human Development Approach, whose orientation has been the focus of the work of the United Nations Program for Development for over fifteen years. Is proposed to recognize the scientific model in which the psychological discipline and type of social development model in which enrolled and supported arose. Also insists that there is a social science discipline that does not offer a conception of human development and not related to the social project that seeks to create. All scientific and professional action happens in a culture whose symbols, values and experiences define the senses and meanings of their practices.
Key Words: Human Development, Psychology, United Nations, Culture, Social Sciences (source: MeSH, NLM).
Introducción
Cualquier teoría psicológica que aborde el estudio del desarrollo humano, debe partir del reconocimiento de dos aspectos incontrovertibles en la condición humana: Por un lado, la necesidad innata, prolongada de la compañía de otros para que acontezca el desarrollo personal, y por otro, la capacidad que tenemos los humanos para recrear la realidad y reinventar la cultura que heredamos.
Las personas no crecemos exclusivamente de manera natural, ni sin ayuda. No estamos totalmente determinadas por la historia, ni por las estructuras fisiológicas, ni las operaciones lógicas de nuestros procesos mentales. En gran parte dependemos del apoyo social, de la disponibilidad y de los recursos que la cultura nos ofrece para llegar a ser lo que podamos ser y elegir el estilo de vida que queremos vivir; en este sentido el origen de la vida mental y de nuestro desarrollo humano es sociocultural. Mente y cultura son inseparables, se constituyen mutuamente (Markus & Hamedani, 2007).
Para comprender la formación de los pensamientos y las características psicológicas de las personas, es necesario recurrir al estudio de los contextos en los que éstas participan, y para entender las culturas, tenemos que identificar los sentidos y significados que hombres, mujeres, niños y niñas han construido y siguen construyendo mediante la apropiación de los distintos artefactos culturales: el lenguaje, la técnica, las tecnologías, las ciencias, el arte, las instituciones sociales y de socialización.
Críticas a la noción de Desarrollo en Psicología Evolutiva: Urge una nueva manera de pensar
En tanto las personas somos responsables de la creación de ciertas realidades al interpretar, valorar, discutir aquello que nos sucede y rodea, entonces la cultura y sus discursos no pueden ser vistos como algo alejado de la condición humana. De este modo podríamos afirmar que la psicología en tanto constructo e ingenio de la cultura es promotora de sentidos, significados, prácticas que definen y generan descripciones de la naturaleza humana y su desarrollo. Estas descripciones una vez aceptadas en la cultura, tienden a producir una realidad social con los hechos que explica, y en cierto sentido tautológico, estos hechos se citan como su fundamento.
Las teorías evolutivas de la psicología, con sus indicaciones y prescripciones acerca de lo que es el desarrollo humano, crean normas que legitiman y sirven de fundamento a la creación de instituciones que utilizan los argumentos científicos para determinar el criterio de crecimiento, desarrollo y progreso estándar. Todo aquello que se desvía de tal modelo homogéneo, es considerado como anormal. Aun así, las nuevas teorías psicológicas científicas llegan a ser definidoras, prescriptivas y normativas del desarrollo humano, tanto o más que las teorías psicológicas tradicionales que remplazan y pretenden superadas.
La imagen del desarrollo humano en la psicología científica, ha estado fundamentada en la idea moderna de progreso de la especie humana, entendida como la instauración de la Razón en la sociedad que suponía la salida definitiva de la ignorancia y la superstición, que impedían la aplicación de las formas racionales al gobierno y a la convivencia. Este progreso es similar al paso de la infancia a la adultez, de la inmadurez y de la ignorancia a la madurez y al pensamiento lógico. En otras palabras, el acceso del niño a la responsabilidad razonada. Así las cosas, el desarrollo psíquico del infante humano es la recapitulación de la evolución filogenética anterior de la especie, y, en consecuencia la reproducción de un progreso. La figura del adulto era la imagen ideal impulsora del desarrollo infantil. Estas consideraciones trajeron aparejadas dos consecuencias: El desarrollo psíquico normal se organizó en etapas en relación con la edad cronológica, y, mediante la observación, la medición y la estandarización fue explicado lo que es normal, adecuado, y lo desviado. Para lograr este cometido, la psicología necesitó de la matemática para conseguir sus propósitos.
Por su parte, E. Burman (1994), también ha considerado el concepto de desarrollo, tal como se ha definido e investigado en la psicología evolutiva, como una noción ligada al proyecto moderno del progreso económico, caracterizado en términos de continuidades y ascendentemente vertical, establecido por jerarquías de estadios o fases de desarrollo psicológico, prerrequisitos para la adquisición de habilidades futuras. Un ejemplo de ello son las consideraciones del desarrollo de los niños en relación con las fuerzas del desarrollo económico y la manera cómo estas fuerzas configuran las formas de vida ideales para ser vividas y desarrollarse dentro de ellas.
Las sutilezas económicas y políticas implicadas en la cultura, permean el discurso psicológico, configuran discretamente sus modos de investigar, las preguntas y los instrumentos de investigación, (Burman, 2013). De esta manera la psicología del desarrollo de la niñez produjo un niño prototípico, de invención, abstracto, desligado del género, la raza, las clases sociales, de las dinámicas de la exclusión social. La invención del niño de la psicología evolutiva sirvió para evadir el análisis de las circunstancias histórico-sociales, culturales, económicas, políticas y de las diferencias individuales; las maneras cómo estas circunstancias delimitan el tipo de infancias y niñez asequible para ser vividas.
La psicología en lo que atañe al desarrollo humano, ha tenido que ir de la mano de las ciencias naturales para justificar sus teorías. Al proclamarse neutral en sus teorizaciones, implícitamente ha dado argumentos de normalización de la conducta humana, tan necesarios para el control social del Estado. Cuando en sus indagaciones el psicólogo ─ investigador asume acríticamente las exigencias profesionales de su comunidad científica, éste se comporta como un funcionario “desinteresado”, que niega los intereses político-económicos con los que se utilizan tales conocimientos científicos.
La ética del investigar y del conocer la condición humana, suscita o necesita en sí misma una conciencia ética propia, la del investigador. Es ilusorio seguir pensando que existe una ciencia psicológica desinteresada políticamente, y, lo que es peor aún, mantener la ficción de la existencia de una política fundada científicamente, lo que desencadena acciones y decisiones estratégicas con pretensiones de objetividad.
Por otro lado, el modelo ecológico del desarrollo humano sostiene que las acciones en el mundo social están implicadas en la trama de interacciones, en la que afectamos y somos afectados por las acciones de los otros, y que tales afectaciones pueden tomar rumbos distintos a los deseados o esperados. Es necesario intentar decididamente superar la ilusión objetivista y tomar en serio la cuota de responsabilidad ética que tiene la disciplina psicológica en las exclusiones a la que ha dado lugar su discurso científico sobre el desarrollo humano normal, en razón del mito unificador de la modernidad.
Comprender la noción del Desarrollo Humano como el proceso en el que las personas son el centro de su propio despliegue potencial y no la economía o la ciencia, supone asumir que tanto las ciencias como los saberes disciplinares, la política y la economía, deben estar puestas al servicio del aumento de las posibilidades, para que las personas de todo el mundo puedan disfrutar de la libertad para elegir la vida que estiman digna de ser vivida (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2010). Los seres humanos somos seres complejos con existencias complejas, capaces de manifestar una flexibilidad adaptativa respecto a nuestros entornos, con aptitudes potenciales para imaginar y crear nuevas formas de vida. Toda vez que esto acontece, hay un aumento de complejidad comportamental, de constitución de nuevos desarrollos.
Capacidades, libertades y oportunidades
Libertad y creatividad son dimensiones inherentes a la vida misma. La libertad tiene sus raíces en la indeterminación microfísica de las células vivas, en las combinaciones complejas que producen una auto-organización azarosa (Morin, 1982, p. 165). Esta auto-organización contingente implica un principio de flexibilidad que permite una serie de desarrollos combinatorios, que crean al mismo tiempo una riqueza de potencialidades internas y de posibilidades de elección en la acción. La creatividad tiene también sus fundamentos en los orígenes de la vida. Cada mutación genética es un acto de creación morfogenética que da un carácter nuevo a la configuración de la estructura de la vida. Desde sus orígenes la vida propia de cada individuo se crea y se re-crea sí misma en diversas posibilidades de creación. Libertad, creatividad, flexibilidad, adaptabilidad son las condiciones iniciales que dieron origen a la vida humana en la tierra y al desarrollo de las sociedades humanas. Libertad, creatividad, flexibilidad son características definitorias de la humanidad que no pueden ser atribuidas a las máquinas, por lo tanto atributos que no pueden ser objeto de la ciencia, ni pueden ser reducidos a algoritmo alguno, por muy complejo que este sea.
El desarrollo humano desde una perspectiva compleja (Morin, 1982, p. 247), siempre tendrá un carácter aleatorio. Lamentablemente la psicología científica ha reducido esta compleja noción y la ha ceñido al progreso, en el sentido de acumulación de riquezas, de consumos y de acopio de bienes. La noción de Desarrollo Humano difícilmente puede ser conceptualizada, en tanto que éste es incierto y azaroso, además de organizado.
El despliegue de lo humano no puede ser concebido sin la libertad, la creatividad, la incertidumbre, la novedad, la autopoiesis (1). Pero tampoco puede ser pensado sin la accumulãre, accretio y el progressus. Para el Desarrollo Humano acontezca, se requieren de ciertas condiciones ambientales y sociales favorables para la expansión de las potencialidades y las capacidades (accumulare y accretio). Demanda además de la libertad para actuar desde sí mismo y superándose a sí mismo, en otras palabras, ser para sí mismo (progressus). El Desarrollo Humano es único, por tanto, requeriría de una teoría original e incompleta, abierta, pluralista. La psicología del desarrollo está aún en las preliminares de este nuevo sentido del Desarrollo Humano.
La concepción del Desarrollo Humano como libertad de Amartya Sen (2000, p. 19), considera la exigencia de la eliminación de las principales fuentes de privación de la libertad humana: la pobreza, la tiranía, la escasez de oportunidades económicas, las privaciones sociales sistemáticas, la dejadez en el mantenimiento de los servicios públicos, la intolerancia, el exceso de intervención de los Estados represivos. La falta de libertades básicas está relacionada directamente con la pobreza, la exclusión, el hambre, cada vez más experimentadas por un inmenso número de personas en este mundo contemporáneo que, paradójicamente, va aumentando su nivel de opulencia en tan sólo unos pocos habitantes del planeta.
Des-ideologizar la psicología para re-pensar el Desarrollo Humano
De manera decidida el enfoque del Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas PNUD, representa un desafío para los psicólogos/as, quienes en ocasiones reproducimos en nuestro quehacer modelos hegemónicos, pero que también tenemos la posibilidad de pensar en nuevas maneras de forjar una psicología para las personas y su desarrollo humano.
Esta nueva visión de la humanidad, requiere no solamente la revisión de las lógicas de nuestra disciplina, sino también un insistente examen crítico de las acciones y consecuencias del actual orden mundial. No todo aquello que es bueno y deseable para unos países y sus pobladores, lo es para otros. Las dimensiones políticas, económicas no son ajenas a los discursos disciplinares y científicos.
El desconocimiento o la negación de tal consideración, nos aleja de lograr comprender la relación existente entre injusticia social y racionalidad tecnocrática, entre exclusión social y ciencia burocrática y lo que es peor aún, la burocratización de nuestras vidas. En el mismo sentido, el psicoanalista W. Reich (1965, p. 22) señaló que la estructura del carácter de una persona es la cristalización del proceso psicológico de una determinada época. Todo orden social crea aquellas formas caracterológicas que necesita para su preservación.
Las ideologías de una determinada sociedad pueden llegar a tener un poder material para alterar efectivamente las estructuras del carácter de las personas. Lo curioso de esto, es que no se trata de una búsqueda intencional de un cierto tipo de sistema político; se trata más bien de una característica de flexibilidad y adaptabilidad de las formas vivientes, tal como ya lo habíamos señalado. Pero tampoco descartamos la utilización de esta característica por algunos sistemas de gobierno. Si se asume este supuesto de la interdependencia entre organismos vivos y ambientes, entonces tendremos que reconocer que no existe un sistema político que no influya eficazmente sobre los sujetos, y que al examinar los sistemas políticos inevitablemente se reconocen sus fundamentos utilitarios en las ciencias.
Si el objetivo básico de este contemporáneo enfoque del Desarrollo Humano consiste en ampliar las oportunidades y las opciones de la gente para lograr un desarrollo más democrático y participativo, en crear ambientes propicios para que la gente disfrute de una vida larga, saludable y creativa (Nussbaum, 2012, p. 53), por lo tanto, una de las demanda más directas a la disciplina psicológica es su audaz intervención en la promoción de las capacidades humanas para identificar oportunidades, opciones y ser actores del propio desarrollo.
Esto cambia radicalmente la posición positivista de la psicología, cuyo objetivo apuntaba a que las personas fuesen más adaptadas y maleables al funcionamiento de un Estado político específico, y a los fines de un modelo educativo- económico industrialista centrado en la labor y la producción. Por el contrario, se trata de una psicología que interrogue rigurosamente sus prácticas profesionales, ante el reto de concebir el desarrollo humano como un proceso de libertad y libertades de las personas para alcanzar situaciones, valores y aspiraciones, decidiendo el tipo de vida que quieren vivir.
Consideraciones finales
Las nuevas consideraciones sobre el Desarrollo Humano, comprendido en términos de capacidades, derechos y oportunidades, requieren de un discurso psicológico libre, pluralista y liberador. No podemos estar de acuerdo con una visión cientificista de una psicología limitante y patologizadora del ser humano, que enfatiza más en el déficit, el pathos y la anormalidad, con el propósito de regular las formas de vida, presentadas bajo la égida de asistencialismos rehabilitadores, que en lugar de potenciar, paralizan y excluyen otras formas de ser, de existir, emocionar, pensar y actuar.
El desarrollo humano está íntimamente relacionado con recursos y contextos propicios para la satisfacción de las necesidades humanas, el despliegue del ser y sus potencialidades. Es un grave error evaluar la salud psicológica de un ser humano sin tomar en consideración el contexto en que habita, su lugar en él, el nivel de satisfacción de sus necesidades básicas, las relaciones con quienes convive, las oportunidades que el sistema político de su país le otorga, entre otros aspectos. La salud psicológica involucra tanto al quién en desarrollo como al quién del cuidador o los cuidadores, implica tanto al contexto como a las circunstancias político- sociales. La psicología no puede reducir el desarrollo personal al proceso orgánico y a la jerarquía del mismo en etapas lineales ascendentes. Los ambientes facilitadores del desarrollo humano y las progresivas modificaciones adaptadas a las necesidades individuales, debían ser un objeto de estudio permanente de en materia de salud psicológica. Antes que evaluar individuos, la psicología debía evaluar contextos de relación.
Se requiere que la psicología del desarrollo humano se ocupe más de la salud, de examinar los términos de referencia para describir el sufrimiento psicológico. Esta psicología debe decidir si ha de limitar sus estudios sobre el desarrollo a la medición, categorización de las inteligencias, investigaciones sobre trastornos del desarrollo generalizado o específico, a la clasificación de éstos mismos, o por el contrario, dedicarse al examen del significado de la salud y en ella a la salud psicológica, vincular la salud con el vivir, al poder elegir, a la participación en la vida de la comunidad a la que se pertenece, a la sensación de finalidad y continuidad existencial.
Referencias
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Notas
1. Maturana y Varela (1971), definen la autopoiesis como la capacidad que tienen los sistemas vivos para crear o destruir elementos del mismo sistema, como respuesta a las perturbaciones del medio.
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