EXPLORACIÓN DEL PENSAMIENTO DE LEOPOLDO ZEA PARA ALCANZAR UNA FILOSOFÍA AUTÉNTICA EN AMÉRICA LATINA
EXPLORATION OF LEOPOLDO ZEA’S THINKING TO ACHIEVE AN AUTHENTIC PHILOSOPHY IN LATIN AMERICA
María de los Ángeles Mazuera Pai
Universidad del Valle / Colombia
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Referencia Recomendada: Mazuera-Pai, M. A. (2022). Exploración del pensamiento de Leopoldo Zea para alcanzar una filosofía auténtica en américa latina. Revista de Psicología GEPU, 13 (2). 125-138.
Resumen: El presente texto, tiene como objetivo, presentar los argumentos, postulados y tesis que presenta el filósofo mexicano, Leopoldo Zea, en su artículo Dependencia y liberación en la filosofía latinoamericana, publicado en la revista Diánoia, vol. 20, no. 20, 1974. En este texto, el filósofo manifiesta que América Latina ha sido objeto de dominio, por eso reconoce que el problema que ha presentado desde la conquista, ha sido la independencia de los pueblos latinoamericanos. Además, el filósofo entra en dialogo con otros autores, presentando las problemáticas que ha traído la dominación que la filosofía de la liberación va a entrar a tratar. Él propone como principio, cancelar el dominio del pensamiento europeo y estadounidense, dando cabida a la liberación de los pueblos latinoamericanos, permitiendo por medio del desarrollo, alcanzar una filosofía autentica, un modelo y manifestación de la realidad en Latino América, sin ignorar el pasado, por el contrario, siendo conscientes de éste, para superarlo. El texto se dividirá en una primera parte, la cual tiene como objetivo, presentar qué dice el autor en los siguiente apartados; i) Filosofía de la dominación; ii) ¿por qué es necesaria una filosofía de la liberación; iii) Un pasado extraño; iv) ¿Queremos ser como los Estados unidos y/o Europa?; v) Una expresión de nuestra realidad; vi) Las nuevas generaciones latinoamericanas. Y en una segunda parte; La filosofía de la liberación, como una herramienta para la superación del dominio europeo y estadounidense.
Palabras clave: Filosofía latinoamericana, dominio, conquista, filosofía de la liberación, contexto colombiano, pensamiento europeo y estadounidense.
Abstract: This paper aims to present the arguments, postulates and theses proposed by Mexican philosopher, Leopoldo Zea, in his article ‘Dependencia y liberación en la filosofía latinoamericana’, published in the journal Diánoia, vol. 20, no. 20, 1974. In the text, the philosopher argues that Latin America has been subject to domination, therefore, he acknowledges that the problem it has faced since the conquest has been the independence of Latin American peoples. Additionally, the philosopher engages in a dialogue with other authors, presenting the issues brought by the domination that the philosophy of liberation addresses. As a principle, he suggests to get rid of the dominance of European and American thinking, making room for the liberation of Latin American peoples. This enables, through development, the attainment of an authentic philosophy, as well as a model and manifestation of the reality in Latin America without ignoring the past, on the contrary, being aware of it in order to overcome it. This paper will be divided in two parts. The first part aims to present what the author discusses in the following sections; i) Philosophy of domination; ii) Why a philosophy of liberation is necessary? iii) A strange past; iv) Do we want to be like the United States and/or Europe? v) An expression of our reality; vi) The new Latin American generations. The second part focuses on the philosophy of liberation as a tool for overcoming European and American dominance.
Key Words: Latin American philosophy, dominion, conquest, philosophy of liberation, Colombian context, European and American thought.
Recibido: 3 de Septiembre de 2022 /Aprobado: Aprobado: 15 de Diciembre de 2022
María de los Ángeles Mazuera Pai. Estudiante del departamento de Filosofía de la Universidad del Valle. Correo electrónico: mazuera.maria@correounivalle.edu.co
Introducción
La búsqueda constante de la independencia y la liberación en América Latina ha sido un tema central en su trayectoria histórica y desarrollo. En este contexto, el filósofo mexicano Leopoldo Zea se erige como una voz influyente que profundiza en este desafío en su artículo "Dependencia y liberación en la filosofía latinoamericana" (1974). Esta obra sumerge al lector en las reflexiones y perspectivas del autor acerca de cómo la región puede emanciparse de la dominación del pensamiento europeo occidental, superar la repetición acrítica y abrazar una filosofía auténtica y liberadora que refleja su identidad y experiencia únicas.
Zea destaca la abrumadora influencia del pensamiento europeo que ha mantenido a América Latina, y otras partes del mundo, en una suerte de sujeción cultural y filosófica. Este artículo profundiza en las ideas fundamentales del filósofo, destacando la necesidad de aprender una filosofía auténtica que rompa las cadenas impuestas por los centros de poder extranjeros y fomente una liberación genuina en la región.
El análisis comienza explorando la percepción del autor sobre la dependencia europea y cómo esto ha influido en la mentalidad y el desarrollo de América Latina. Se resalta la urgencia de superar la repetición acrítica y reconocer la persistente influencia de Europa, lo que motiva la necesidad de una filosofía auténtica arraigada en la realidad y la historia latinoamericana.
En la búsqueda de una auténtica filosofía de la liberación, Zea examina las contribuciones de figuras como Salazar Bondy y Juan Bautista Alberdi, quienes abogaron por una transformación política y social que desafiara la subyugación. Sin embargo, el filósofo mexicano cuestiona por qué estas propuestas no alcanzaron su pleno potencial y señala la necesidad de una autenticidad más profunda que no parta desde centros de poder ajenos, sino desde la realidad propia.
El análisis se extiende a las críticas de Enrique D. Dussel hacia la generación de Alberdi, destacando cómo la adopción crítica de conceptos extranjeros perpetúa la subyugación y la falta de autenticidad. La obra explora cómo esta mentalidad ha llevado a considerar la civilización latinoamericana como una prolongación de la europea, generando una nueva forma de dominación.
La importancia de enfrentar el pasado violento de América Latina emerge como un elemento clave en la visión de Zea. Este artículo explora cómo el filósofo mexicano aboga por el reconocimiento y asunción de la historia, incluso si es dolorosa, como un paso esencial para la autenticidad filosófica y la verdadera liberación.
Esta primera parte de la investigación culmina con la perspectiva del autor sobre la necesidad de romper con la filosofía de dominación y crear una filosofía auténtica arraigada en la identidad y la experiencia latinoamericana. Zea aboga por la formación de una nueva generación de pensadores que trascienda la dependencia, forjando así una filosofía de la liberación genuina y transformadora.
En cierre, esta investigación finaliza en la segunda parte con una reflexión en torno a la interrogante: ¿Debe Colombia aspirar a asemejarse a Estados Unidos o Europa? Esta interrogante nos hace mirar hacia nuestro pasado colonial y la persistente influencia que aún pervive en nuestra nación. La constante comparación con estas potencias refleja la huella perdurable del pensamiento extranjero en nuestra mentalidad.
La visión que Leopoldo Zea propone es un camino distinto. Su enfoque en la filosofía de la liberación es esencial para desvincularse de la influencia de Europa y Estados Unidos. Busca una filosofía genuina y liberada que nos aleje de la opresión histórica y del subdesarrollo legado por la conquista.
En consecuencia, el filósofo mexicano nos insta a reconocer nuestra identidad, romper las cadenas del subdesarrollo y abrazar una filosofía que refleje nuestras raíces y necesidades. Al hacerlo, Colombia y Latinoamérica pueden forjar un futuro auténtico, liberándose de la sombra de centros de poder que han formado nuestro pasado y creando un destino que nos sea verdaderamente propio.
PRIMERA PARTE
I. Filosofía de la dominación
En este primer apartado, el filósofo mexicano Leopoldo Zea, plantea una preocupación fundamental: la independencia de los pueblos latinoamericanos y de otras regiones como Asia, África y Oceanía. Destaca que América Latina y el tercer mundo han estado sometidos al pensamiento europeo occidental, lo que ha generado la imperiosa necesidad de crear una nueva filosofía. Zea advierte que esta nueva perspectiva no debe ser una mera repetición de ideas ajenas sin un análisis crítico. Debe surgir de aquellos que son conscientes de la dependencia y dominación impuesta por los centros de poder europeos, como se cita: “No me refiero, por supuesto, a la filosofía que repite este o aquel profesor en su cátedra, siguiendo una determinada corriente nueva o anacrónica, sino a la filosofía de quienes habiendo asimilado la filosofía en estricto sentido.” (174) Dando paso así una filosofía de la liberación que surge de esta conciencia sobre la dominación.
En contraste con lo anterior, el filósofo plantea una cuestión crucial: ¿Cuál debería ser la naturaleza de esta filosofía? ¿Deben nuestros filósofos aspirar a ser algo más que meros profesores de filosofía? En este contexto, el autor examina las perspectivas de figuras como Salazar Bondy y Juan Bautista Alberdi, dos precursores de la filosofía de la liberación. Desde su origen argentino, Alberdi abogó por una filosofía de carácter político y social capaz de abordar cuestiones relacionadas con la libertad, los derechos y el bienestar en el contexto latinoamericano. Por su parte, Bondy proponía una filosofía de la liberación diseñada para superar la dominación y el subdesarrollo que afectan a las sociedades latinoamericanas.
Zea, sin embargo, plantea una pregunta fundamental: ¿Por qué estas propuestas no lograron generar un cambio sustancial en el pensamiento latinoamericano? Esta interrogante se expande al cuestionar por qué, a pesar de la identificación temprana de esta problemática desde la generación de Alberdi, esta cuestión persiste en la actualidad dentro del pensamiento latinoamericano. En respuesta, el autor argumenta que estas propuestas no tuvieron éxito en el primer lugar debido a que sus proponentes no concibieron una filosofía auténtica diseñada específicamente para América Latina. En lugar de eso, su enfoque se centraba en alterar los centros de poder que habían ejercido dominio durante largos períodos sobre la región, el mismo poder que había mantenido a los latinoamericanos subyugados.
Además, el filósofo señala que la generación de Alberdi tenía la intención de erradicar radicalmente la herencia cultural y mental legada por el dominio ibérico. Este deseo de partir desde cero fue motivado por su deseo de emanciparse completamente de las influencias coloniales. Sin embargo, según el autor, esta aproximación representó un obstáculo, ya que desvinculó su enfoque de la realidad regional y desestimó el potencial que podría derivar de la conexión con la herencia cultural propia.
El pensador mexicano critica de manera incisiva la idea de "comenzar desde cero" y la aceptación acrítica de patrones extranjeros, tal como lo propone Domingo F. Sarmiento en su expresión: "Seamos la América como el mar es el océano. Seamos Estados Unidos." Zea sostiene que esta perspectiva perpetúa la dependencia intelectual y cultural en lugar de eliminarla. En palabras del filósofo, “Se parte de cero respecto a sí mismo, pero se pretende, al mismo tiempo, partir de una concepción del mundo y cultura que nos es extraño, partir de un pasado que no hemos hecho.” (174) Esta ilusión de un reinicio absoluto constituye un obstáculo innegable para la formación de una filosofía arraigada y genuina, en sintonía con la realidad de América Latina.
El autor defiende con vehemencia que este enfoque obstruye la creación de una filosofía que verdaderamente libere el pensamiento e impulse el auténtico progreso de la región. Por consiguiente, Zea postula que la clave para el desarrollo de América Latina radica en la creación de una filosofía de la liberación auténtica. Esta filosofía debe romper con las cadenas impuestas por los centros de poder y permitir el surgimiento de una nueva generación de pensadores conscientes de su historia. El filósofo mexicano insiste en que esta filosofía debe abordar las necesidades.
II. ¿Por qué es necesaria una filosofía de la liberación?
En este segundo apartado, el filósofo mexicano Leopoldo Zea examina las críticas planteadas por el filósofo contemporáneo Enrique D. Dussel a los planteamientos de la generación de Alberdi. Dussel, según Zea, denuncia con firmeza que estos intelectuales no hicieron más que reproducir el pensamiento predominante en Europa, en lugar de desarrollar un pensamiento autónomo. Este enfoque llevó a que los pueblos latinoamericanos adoptaran y asimilaran conceptos extranjeros que les eran ajenos. Asimismo, Dussel define la civilización latinoamericana como una entidad totalmente organizada y dominada por Europa, que aspira a igualar a naciones avanzadas como los Estados Unidos.
El pensador mexicano destaca que Sarmiento, por su parte, reconoce la labor de intelectuales como Jefferson, Adams y Monroe, como intermediarios de la civilización en un mundo considerado bárbaro. Esta intermediación tenía la supuesta intención de incorporar la región a la civilización, pero, paradójicamente, resultó en un nuevo centro de dominación en América Latina.
El concepto de "barbarie", según Zea, se relaciona con el intento de borrar o ignorar el genocidio masivo de los pueblos indígenas en América. Esta perspectiva busca forjar un futuro sin referentes, basado en una filosofía ajena a la realidad local y subyugada a los mismos centros de poder que históricamente han dominado y desplazado a los pueblos indígenas. El filósofo argumenta que es crucial que los pueblos latinoamericanos acepten y sean conscientes de su pasado, por más doloroso que sea, para no quedarse ajenos a su propia historia y cultura.
El autor también subraya el hecho de que, según Dussel, la filosofía occidental ha sido instrumentalizada como una herramienta de dominación. Dussel declara de manera contundente: “toda la filosofía occidental está hecha para dominar”, estableciendo así su rol como un medio de imponer poder, una herramienta de dominación que, al ser adoptada, implica asumir las cadenas que esta misma impone sobre la humanidad. (177) Leopoldo Zea amplía esta perspectiva al afirmar que la filosofía latinoamericana debe liberarse completamente de cualquier vínculo con la cultura de dominación y buscar su autenticidad intrínseca.
En línea con este enfoque, el pensador mexicano propone la filosofía de la liberación como una vía para expresar de manera genuina la realidad de los pueblos latinoamericanos. Teniendo en cuenta que a lo largo de la historia, los intentos de superar la filosofía de dominación simplemente han resultado en un cambio de centros de poder, lo que lleva a una nueva forma de sometimiento. La filosofía de la liberación que Zea aboga, tiene como esencia poner fin a estos centros de poder y crear una filosofía genuina, una que no esté subordinada a sistemas de dominación y sea una manifestación auténtica de las realidades y aspiraciones de los pueblos latinoamericanos.
En consecuencia, este análisis crítico revela cómo Leopoldo Zea, a través de su exploración basada en el pensamiento de Enrique D. Dussel, examina las restricciones de la generación de Alberdi al replicar el pensamiento europeo en vez de fomentar ideas autónomas. Esta asimilación cultural y la adopción de paradigmas foráneos han acarreado un deterioro de la identidad en América Latina. Dussel denuncia la filosofía occidental como un instrumento de dominación, resaltando la urgencia de un desprendimiento intelectual auténtico. Zea propone la filosofía de la liberación como el vehículo para autenticar la expresión de la realidad latinoamericana, deslizándose de sistemas de dominación. La lección central es que para lograr una verdadera autodeterminación, es esencial romper con los eslabones que han perpetuado la dependencia cultural y buscar una filosofía que se arraigue en la autenticidad regional.
III. Un pasado extraño
En este tercer apartado, Leopoldo Zea aborda la pregunta central: ¿Cómo se concibe el pasado en el contexto de la renovada expresión de la filosofía de la liberación? El pensador mexicano comienza aludiendo al pasado como una dominación ajena y la aceptación consciente o inconsciente de esta imposición. En este contexto, surge la pregunta sobre la posibilidad de cambio. Desde la perspectiva de Bondy, el obstáculo de la filosofía latinoamericana radica en su falta de autenticidad, resultado de la adopción de paradigmas históricos e imposiciones sociales por naciones subdesarrolladas y dominadas. Zea reafirma que superar esta limitación implica la creación de una auténtica filosofía de la liberación, arraigada en la reflexión de la realidad y no en la mera repetición de enseñanzas subordinadas a centros de poder.
El análisis del filósofo no sólo condena la filosofía de la dominación, sino que también arroja luz sobre los centros de poder que han sometido principalmente a los pueblos indígenas. Él enfatiza que la autenticidad no está vinculada a la superación del subdesarrollo, sino que, en realidad, abre la puerta a la toma de conciencia y la transformación de esta realidad. Siguiendo la línea de Bondy, explica Zea, propone que una filosofía de liberación debe mantener una perspectiva crítica que se ajuste a la realidad histórico-social, lo que implica la revisión y reestructuración de postulados verdaderos y genuinos.
El mexicano prosigue al indicar que, según su exposición de Dussel, la auténtica filosofía latinoamericana no debe limitarse a simplemente comentar la filosofía anterior, sino más bien reconocerla y rechazarla. Argumenta que el pensamiento filosófico previo carecía de autenticidad en la región debido a dos razones fundamentales: la repetición de conceptos ajenos a la realidad latinoamericana y la adopción del pensamiento europeo, el cual subordinaba esta realidad a centros de poder. (179) Dussel resalta que aquellos filósofos que carecían de autenticidad en su enfoque, aunque no eran conscientes de esta falta, adquirían una responsabilidad ética respecto a la alienación cultural que estaba presente en América Latina. En otras palabras, aunque no se dieran cuenta, su adopción de ideas ajenas y su falta de conexión con la realidad regional, contribuyeron a la pérdida de identidad cultural y al desapego de la autenticidad latinoamericana.
Frente a la interrogante de si es necesario comenzar desde cero, Zea diferencia su postura de la generación de Alberdi, quienes, al adoptar un nuevo modelo, únicamente perpetuaron una forma de dominación. Dussel y el pensador mexicano, por el contrario, han concordado en que el camino hacia una auténtica filosofía de liberación se forja a través de la crítica de la filosofía europea y sus centros de poder, que se han aprendido y de la cual emergerá una filosofía propia de los pueblos latinoamericanos.
Finalmente, la propuesta de Bondy, busca una filosofía que refleje la liberación, eliminando esta necesidad en los pueblos latinoamericanos. Zea distingue esta filosofía como posterior a la liberación, representativa de pensadores auténticos y libres, y no de luchadores por la libertad. Para concluir, el filósofo compara las posturas de Sarmiento y Salazar Bondy. Mientras el primero aboga por ser como los Estados Unidos de América del Sur, el segundo sugiere alcanzar el desarrollo de los dominadores para lograr una cultura y filosofía libres.
IV. ¿Queremos ser como los Estados Unidos y/o Europa?
En este tramo del análisis, el filósofo comienza su reflexión explorando los modelos de progreso propuestos por los Estados Unidos, Europa y otras potencias mundiales. Se plantea la cuestión fundamental de si seguir la senda de los Estados Unidos, la Unión Soviética o una China occidentalizada sigue siendo la premisa para el desarrollo. (181) En este contexto, Zea destaca que la filosofía de la liberación, tal como el abordaje por Bondy, se conecta con las preocupaciones planteadas por Luis Villoro. Aunque el pensador presenta una crítica a este planteamiento, primero expone su esencia.
La filosofía que Villoro aborda, busca emular los grandes modelos de progreso y civilización contemporánea. En su trabajo "Perspectivas de la filosofía en México en 1980", Villoro comparte la misma tesis que Salazar Bondy en relación al pasado, reconociendo la falta de autenticidad filosófica en el presente y proyectando el futuro de América Latina en términos de cultura y filosofía. Sin embargo, Villoro se distancia del término "filosofía de la liberación", denominándola "filosofía profesional". Esta filosofía también refleja la transición de una etapa de subdesarrollo hacia el desarrollo alcanzado por los países latinoamericanos.
En consonancia con esto, Villoro sostiene que la producción filosófica a nivel profesional requiere condiciones mínimas y sólo puede surgir cuando estas se cumplen. La filosofía profesional se circunscribe al ámbito académico, dado que solo en este entorno se alcanza el rigor, la investigación constante y la discusión crítica que permite la formación de especialistas capaces de comunicarse en la contemporaneidad, incluso a nivel internacional.
Tanto la filosofía de la liberación de Bondy como la filosofía profesional de Villoro dependen de la erradicación del subdesarrollo. Aunque ambos concuerdan en que el pasado latinoamericano es inauténtico, Bondy lo ve inauténtico por la mera imitación y repetición de filosofías ajenas, mientras que Villoro lo considera inauténtico debido a la búsqueda de originalidad ajena a la verdadera filosofía. La filosofía profesional, para Villoro, eliminará esta búsqueda de originalidad percibida como nacional, producto de sociedades cerradas y subdesarrolladas. Para él, la solución radica en transformar a estas sociedades en abiertas, universales y desarrolladas, permitiendo un nuevo acceso al universalismo.
En esta línea, el filósofo mexicano se cuestiona si el desarrollo implica simplemente un cambio de dependencia hacia otro sistema. En respuesta, plantea que la futura filosofía debe dejar atrás las peculiaridades que consideran inauténticas y anacrónicas, y se pregunta si el desarrollo al que apuntan Villoro y Bondy dará lugar a un nuevo tipo de filosofía y un nuevo papel del filósofo en la sociedad. Zea sostiene que con el desarrollo económico de un país, cambia la función del filósofo en una sociedad desarrollada o en vías de desarrollo, ya que surgen nuevas necesidades. En esta etapa, los filósofos latinoamericanos podrían ser creadores más o menos originales, pero difícilmente especialistas en algo más allá de las generalidades.
En consonancia con lo anterior, Zea afirma que la filosofía no debe convertirse en una variante de las concepciones que provienen de los centros de poder contemporáneos, ya que esto sólo perpetuaba la justificación de estos centros, incluso si son universales. El pensador plantea que el universalismo propuesto por Villoro podría reducirse a esto. Por otro lado, el filósofo sostiene que tanto la filosofía de la liberación de Bondy como la filosofía profesional de Villoro tienen como meta la cancelación del subdesarrollo.
Por otro lado, el filósofo señala que Sarmiento y sus contemporáneos en América Latina se fijaron la meta inicial de equiparar a sus naciones con los modelos de desarrollo de otras naciones ya avanzadas. Sin embargo, esta búsqueda de igualdad generó una nueva forma de dependencia, en la que los discípulos quedaron subordinados a sus maestros. Ahora surge la pregunta: ¿Estamos regresando a esta misma ambición? ¿Persistimos en emular a Estados Unidos y Europa occidental? ¿O buscamos ser como la URSS o China, que lograron sus metas sin someterse a modelos ajenos? ¿O tal vez buscamos algo más simple pero más desafiante: la liberación y desalineación del ser humano en todas las circunstancias, tanto en el subdesarrollo como en el pleno desarrollo? El pensador dirige nuevamente su enfoque hacia la creación de una nueva filosofía.
Posteriormente, Zea plantea otra cuestión: ¿Por qué, entonces, existe una crisis moral en los países más desarrollados, como Estados Unidos y las naciones europeas, desde hace algunas décadas? ¿Por qué también aquí, en América Latina, surge la demanda de libertad y la denuncia de alienaciones que la obstaculizan? ¿Por qué, precisamente, se desencadena una confrontación contra un sistema que es la manifestación misma del desarrollo alcanzado? Estos cuestionamientos serán abordados en las siguientes secciones, buscando arrojar luz sobre estas inquietudes.
V. Una expresión de nuestra realidad
En esta sección, el filósofo mexicano profundiza en la perspectiva y tesis de Frantz Fanon, un pensador francés en respuesta a la pregunta esencial: ¿Deseamos emular a Europa o a los Estados Unidos? Zea subraya que si nuestra aspiración es seguir el camino de estas potencias, estaríamos destinados a repetir lo que han impuesto hasta ahora, lo que significa continuar siguiendo una senda de imitación que busca similitudes superficiales. Por otro lado, Fanon argumenta que si buscamos un progreso audaz para la humanidad y un pensamiento genuino para América Latina, África, Asia y Oceanía, debemos aventurarnos más allá de las ideas impuestas por Europa. Esto conlleva la liberación de los pueblos latinoamericanos y, en consecuencia, la liberación individual de cada persona, con el objetivo de alcanzar una felicidad colectiva.
El filósofo señala que Fanon rechaza firmemente la imitación del pensamiento europeo. Por el contrario, el pensador francés insta a las naciones como América Latina, África, Asia y Oceanía a inventar y crear desde sus propias realidades, en lugar de forzar la adaptación a modelos extranjeros. Fanon considera que esta actitud es contraproducente, ya que desconecta a las personas de su propia esencia y perpetúa la colonización. El pensador francés aboga por un reinicio histórico en el Tercer Mundo, que tome en cuenta tanto las ideas valiosas provenientes de Europa como los crímenes que esta cometió en la colonización de Latinoamérica.
En esta perspectiva, Zea subraya que la idea no es deshacerse de todo ni empezar desde cero; en cambio, implica comenzar con una comprensión clara de la dominación y su aceptación. La historia no debe ser negada ni arrancada abruptamente; en su lugar, debe ser asumida con conciencia. Para ilustrar este concepto, Fanon muestra cómo es imposible renunciar al pasado sin incorporarlo para dar forma a un futuro diferente. En la búsqueda de logros equiparables a los de otros, no es esencial renunciar a la propia identidad, como destaca Zea: "El pasado es el material con el que hay que construir un hombre nuevo, un mundo nuevo, una simple inversión de valores. " (185)
El filósofo sostiene que tampoco es necesario imitar constituciones o instituciones extranjeras para alcanzar el desarrollo. La adaptación ciega a lo ajeno resultaría en la pérdida de la propia libertad y autenticidad. Zea enfatiza que la aceptación y la conciencia del pasado son cruciales para que este pueda servir a las necesidades de los pueblos latinoamericanos. Ignorar el pasado o utilizarlo únicamente para buscar venganza es una forma de mantenerse atado a él. Fanon, por su parte, sugiere un enfoque de comprensión y conexión con los demás, en lugar de buscar represalias. En su obra "Piel negra, máscaras blancas", plantea el problema de la imposibilidad de renunciar al pasado de otra manera que no sea su aceptación, su asimilación en función de un futuro que debe ser distinto, como por ejemplo, "El negro no puede dejar de ser negro, aunque se pinte la cara o se ponga máscaras de blanco, no puede dejar de ser negro, pero sí puede ser hombre, es decir, exigir el reconocimiento de su humanidad". (185)
En consecuencia, Zea expresa que no se trata de descartar por completo el pasado ni de partir desde cero; más bien, consiste en empezar con una profunda comprensión de la dominación y su aceptación consciente. La historia no debe ser negada ni erradicada de manera abrupta; en su lugar, debe ser abrazada con plena conciencia. Como mencioné previamente, para el pensador, un paso fundamental hacia la cancelación del subdesarrollo es la aceptación y la toma de conciencia del pasado, permitiéndole así cumplir con las necesidades y desafíos de los pueblos latinoamericanos. Además, el filósofo mexicano resalta que rechazar el pasado, tratar de ignorarlo o pretender que no existe, es otra forma de estar ligado a él. Lo mismo ocurre si solo se enfocan los agravios pasados para buscar represalias en el futuro.
En línea con Fanon, Zea explica que no es necesario hostigar al otro, ya que "no tengo derecho a encerrarme en un mundo de reparaciones retroactivas... ¿Por qué no intentar, más bien, tocar al otro, sentir al otro, revelarme? al otro... permitiéndome descubrir y querer al hombre en su esencia?" (187). Por lo tanto, según el filósofo, todo lo mencionado apunta
hacia una auténtica filosofía de la liberación, aquella que utiliza el pasado como herramienta para separar el presente del futuro, un futuro propio y no impuesto. Esta filosofía, a su vez, no deja al hombre en un vacío en relación con su pasado y su porvenir.
VI. Las nuevas generaciones latinoamericanas
En esta última sección, el filósofo se propone describir los intereses actuales de las nuevas generaciones en relación con la filosofía de la liberación y el papel que han desempeñado en esta reflexión. Zea presenta a José Martí, un intelectual considerado partidario del pensamiento que culminó en la Revolución Cubana. Según Martí, "las levitas son todavía de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa y la levantan con la levadura de su sudor". (187).
El filósofo mexicano continúa explicando que esta generación a la que se refería Martí es la misma que en la actualidad busca definirse por sí misma, rechazando la imitación y expresando su propia realidad y su historia. Estos jóvenes, al explorar su propio pasado, rechazan solo aquello que les limita, optando por el cambio y la creación de algo nuevo. Para lograrlo, deben superar la mera imitación de los modelos de poder y, en su lugar, buscar la afirmación de su individualidad. Martí comprendió que los jóvenes habían llegado a la conclusión de que la imitación excesiva no era la respuesta; en su lugar, la verdadera salvación yacía en la creación y la innovación. Además, según él, la independencia y la libertad se encontraban en un cambio de mentalidad más que en cambios formales.
Desde la perspectiva de Zea, para alcanzar la libertad es esencial que la realidad sirva como base para la creación, tanto como medio como fin. Solo de esta manera se logrará transformar y evolucionar sin perder por completo la esencia propia ni dependiendo de la semejanza con los modelos anteriores. En otras palabras, se trata de generar conciencia sobre el pasado para descubrir lo que las personas han deseado o necesitado en un futuro que está por realizarse, siempre y cuando se tenga un entendimiento preciso de en qué consiste ese futuro.
El filósofo mexicano concluye su exposición citando las palabras de Karl Marx: "Nuestra divisa será, pues, la reforma de la conciencia... se verá entonces que, desde hace mucho tiempo, el mundo posee el sueño de una cosa de la cual le falta la conciencia para poseerla verdaderamente." (188). Según Zea, el objetivo es llevar a cabo algunas de las ideas del pasado a través de una realización consciente, lo cual dará expresión a la tan anhelada libertad y autenticidad de la filosofía de los pueblos latinoamericanos.
SEGUNDA PARTE
La Filosofía de la Liberación como Instrumento para Superar la Hegemonía Europea y Estadounidense en el Contexto Colombiano
En la primera parte de este análisis, exploramos la propuesta del filósofo mexicano Leopoldo Zea, quien plantea una nueva filosofía: la filosofía de la liberación. Este enfoque busca principalmente emancipar a los pueblos latinoamericanos de la dominación europea, un tema de gran relevancia en el contexto colombiano debido a la profunda huella dejada por la dominación colonial en nuestra historia y desarrollo.
Colombia ha experimentado a lo largo de su historia episodios de violencia y opresión, algunos de estos se originaron en la época colonial y persistieron a lo largo de los siglos. Esta opresión no sólo provino de las autoridades coloniales europeas, sino que también se perpetuó mediante conflictos internos y una serie de factores socioeconómicos y políticos que contribuyeron al subdesarrollo y la desigualdad. En este contexto, autores colombianos como Orlando Fals Borda y Germán Guzmán Campos han profundizado en el análisis de la violencia en Colombia, destacando sus raíces históricas y su impacto continuo en la sociedad colombiana.
Además, el texto "Colonialidad del poder y violencia epistémica en América Latina" de Santiago Castro-Gómez resalta cómo la colonialidad del poder ha persistido en América Latina, influyendo en la producción de conocimiento y perpetuando la invisibilización y subordinación de ciertos grupos sociales. Esto subraya la importancia de comprender la influencia que ha ejercido el pensamiento europeo y estadounidense en nuestra sociedad colombiana y latinoamericana en general.
En respuesta a esta influencia, Leopoldo Zea aboga por el desarrollo de una filosofía auténtica que refleje fielmente la realidad de los pueblos latinoamericanos. Esto implica alejarse por completo de las estructuras de poder que han impactado negativamente nuestra historia, cultura y política. No obstante, Zea enfatiza que esto no significa rechazar nuestra herencia cultural en su totalidad, sino realizar un análisis crítico de la misma. Reconociendo su riqueza y diversidad, también debemos cuestionar aquello que ha contribuido a mantener la dominación y la desigualdad en nuestra sociedad.
La idea de comenzar desde cero se presenta como un desafío considerable, ya que no podemos simplemente borrar nuestro pasado. Zea propone una alternativa: comenzar desde nuestra historia pasada, comprender los centros de poder que nos han influido y analizar por qué los hemos aceptado. Esta introspección es esencial para evitar la repetición de impuestos de patrones y avanzar hacia una filosofía arraigada en nuestras raíces latinoamericanas. Esto nos permitirá, como colombianos, reconocer y tomar conciencia de nuestro pasado como una oportunidad para contribuir al pensamiento latinoamericano desde nuestra propia cosmovisión.
La pregunta sobre si deseamos emular a Estados Unidos o Europa cobra gran relevancia en este contexto. Revela la influencia profunda que hemos absorbido del pensamiento europeo y estadounidense, que ha moldeado nuestra percepción y acción en el mundo de una manera que a menudo parece forzada y ajena, sin lograr una emulación completa. Esta búsqueda constante de parecernos al "primer mundo" refleja nuestra continua exploración de nuestra propia identidad y resalta el impacto de la colonización y el expolio cultural en nuestra historia.
Colombia, como otros países, ha sido fuertemente influenciada por el pensamiento europeo y estadounidense, que a menudo se presenta como un modelo de "superioridad" del "primer mundo". En contraste, se nos ha mirado con cierto desdén debido a nuestra historia, herencia y formas de vida distintivas. Sin embargo, cuestionar esta hegemonía nos brinda la oportunidad de apreciar la diversidad de enfoques y perspectivas que enriquecen nuestra comprensión del mundo y nos permite definir nuestra propia identidad sin la imposición de estándares extranjeros.
La lucha constante por la independencia y la búsqueda inquebrantable de la libertad han sido una constante en las naciones latinoamericanas, incluyendo a Colombia. La persistente desigualdad, la pobreza y la corrupción que han afectado a nuestra sociedad a lo largo de los años pueden atribuirse en gran parte a la influencia de los centros de poder que han mantenido a la población sometida a filosofías y políticas ajenas a nuestra esencia y realidad.
Es en este contexto que las nuevas generaciones anhelan liberarse de estas cadenas, tanto en el ámbito físico como cultural y mental. Este esfuerzo representa un compromiso significativo, en el que la reflexión crítica y la adopción de la filosofía de la liberación propuesta por Zea desempeñan un papel fundamental. A través de esta filosofía, se cuestiona y desafía la influencia de los centros de poder, permitiendo que Colombia construya su propia identidad y contribuya auténticamente al progreso global con un legado
de pensamiento independiente y reflexión crítica.
En consecuencia, la filosofía de la liberación emerge como un avance significativo para Colombia, sus intelectuales y su población en general. Proporciona las herramientas necesarias para cuestionar y superar las limitaciones impuestas por los centros de poder, buscando la emancipación y contribuyendo al enriquecimiento de la experiencia humana a través de una perspectiva genuina y comprometida. Así, se forja un camino hacia una sociedad más auténtica, consciente de su historia y cultura, capaz de contribuir al progreso global con un legado de pensamiento independiente y reflexión crítica.
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