REPRESENTACIONES SOCIALES DE ADULTOS EMERGENTES COLOMBIANOS SOBRE MATERNIDAD Y PATERNIDAD
SOCIAL REPRESENTATIONS OF EMERGING ADULTS ABOUT MATERNITY AND PATERNITY
Alena Borrego-Otero, Anny Gaitán & Karol Dayan Rincón-Salamanca
Universidad del Rosario / Colombia
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Referencia recomendada: Borrego-Otero, A., Gaitán, A., & Rincón-Salamanca, K. D. (2022). Representaciones sociales de adultos emergentes colombianos sobre la maternidad y paternidad. Revista de Psicología GEPU, 13 (1), 66-84.
Resumen: La presente investigación tuvo como propósito conocer las representaciones sociales de hombres y mujeres entre los 18 y 25 años. Se realizó un estudio cualitativo empleando la técnica de asociación de palabras con 20 sujetos (12 hombres y 8 mujeres), en la que se determinó su respectivo índice de polaridad y neutralidad. Además, se profundizó en el campo representacional mediante el desarrollo de una entrevista abierta. Así mismo, se llevó a cabo un análisis temático. Los resultados indican que la maternidad tiene una tendencia a la connotación positiva y baja neutralidad. Por su parte, la representación sobre la paternidad presentó una tendencia a connotación positiva pero menor que en maternidad y una baja neutralidad. En ambos casos se encontró relación con componentes tanto familiares como emocionales. Por otra parte, en la entrevista se encontró que la maternidad y la paternidad son vistos como roles complementarios, es decir, que ambos se ejercen de manera conjunta; que además al desempeñar estos roles se identifica una movilización de recursos a nivel psicosocial, económico, entre otros. Asimismo, se identifica la representación de desempeñar el papel de madre/padre como el proyecto de vida y que se debe llevar a cabo en compañía, preferentemente con un compañero sentimental. También se percibe que asumir dicha responsabilidad implica cambios y demandas que son propias de las representaciones sobre el rol, por lo que se evidencia la presencia de expectativas sobre los requisitos para ser madre o padre.
Palabras clave: Maternidad, Paternidad, Rol, Hijos, Familia, Proyecto de Vida
Abstract: The purpose of this research was to know the social representations of men and women between 18 and 25 years old. A qualitative study was carried out using the word association technique with 20 subjects (12 men and 8 women), in which their respective polarity and neutrality index will be extended. In addition, the representational field was deepened through the development of an open interview. A thematic analysis was carried out. The results indicate that motherhood tends to positive connotation and low neutrality. On the other hand, the representation about paternity presented a tendency to positive connotation but less than in maternity and a low neutrality. In both cases, a relationship was found with both family and emotional components. On the other hand, in the interview it was found that motherhood and fatherhood are seen as complementary roles, that is, that both are exercised jointly; In addition, when performing these roles, a mobilization of resources at a psychosocial and economic level, among others, is identified. Likewise, the representation of playing the role of mother/father is identified as the life project and that it must be carried out in company, preferably with a sentimental partner. It is also perceived that assuming this responsibility implies changes and demands that are typical of the representations about the role, for which the presence of expectations about the requirements to be a mother or father is evident.
Keywords: Maternity, Paternity, Role, Children, Family, Life Project
Recibido: 22 de Junio de 2022 / Aprobado: 30 de Junio de 2022
Notas de Autor: Trabajo de investigación realizado por Alena Borrego, Anny Gaitán (anny.gaitán@urosario.edu.co) y Karol Rincón, estudiantes de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, Colombia. El trabajo fue realizado en el marco de la asignatura de Metodología de la Investigación Cualitativa bajo la orientación de la docente Ángela Victoria Vera Márquez, 2021 (angela.vera@urosario.edu.co)
Representaciones Sociales de Adultos Emergentes Colombianos sobre Maternidad y Paternidad
La maternidad y la paternidad tienen un lugar importante en la historia de la humanidad, pues de una u otra forma han asegurado la supervivencia y el desarrollo de la especie humana e incluso han facilitado la vida en sociedad (Guerrini, 2009). Sin embargo, la manera en que estos se entienden y se llevan a cabo se han transformado a lo largo del tiempo (Micolta-León, 2008). Transformaciones, acompañadas de cambios contextuales, que han llevado a variaciones tanto de lo que se entiende por familia, sus costumbres, tradiciones, como en lo que se concebía sobre lo que implica tener hijos, su crianza y demás (Micolta-León, 2008). En la sociedad contemporánea se considera que es un tema que no solo se asocia a las mujeres, sino que es de interés para todos, incluyendo cada vez más a los hombres (Micolta-León, 2008). De igual forma, la importancia que tiene el conocer y pensar estos temas desde el sentido de vida de cada quién, desde una perspectiva decisional y de libre albedrío (Micolta-León, 2008).
El presente trabajo se aborda desde las representaciones sociales (RS) según la perspectiva de Serge Moscovici. Este autor junto a Jodelet define las RS como componentes mentales complejos, en los que se integran los significados relacionados con la experiencia del individuo y los principios e informaciones que se difunden en la sociedad (Lombardo & Monchietti, 2015). Es decir, se constituyen a partir del individuo en interacción con la sociedad, en la que esta última abarca componentes históricos que se transforman y distribuyen continuamente (Lombardo & Monchietti, 2015).
Así pues, las representaciones se conforman por un conjunto de ideas simbólicas que han sido construidas a lo largo de la historia. Por medio de ellas es posible garantizar la comunicación, la interacción y la cohesión social. Por lo tanto, los conocimientos se definirían por el intercambio de los contenidos simbólicos entre los individuos que están en constante reformulación por su circulación y modificación mediante las interacciones sociales (Lombardo & Monchietti, 2015).
Las RS tienen diferentes funciones, en la literatura se ha reportado que contribuyen a regular y elaborar los comportamientos intra e intergrupales (Moscovici, 1979). Es decir, permiten edificar la comunicación entre individuos (Moscovici, 1979 pp. 17-18), “haciendo que lo extraño resulte familiar y lo invisible perceptible”, ya que lo novedoso muchas veces puede resultar amenazante cuando no existe una categoría para clasificarlo (Farr 1986 citado por Mora, 2002). Las RS tienen como objetivo comunicar, así como facilitar que los sujetos sientan que están dentro del contexto actual del ambiente social (Mora, 2002). Según Tafjel citado por Mora (2002), las representaciones sociales responden a 3 necesidades; primero, comprender y clasificar eventos dolorosos y complejos; segundo, justificar acciones planeadas contra otros grupos; y tercero, permitir la diferenciación de un grupo con respecto a los demás.
Moscovici citado por Araya Umaña (2002) describe tres dimensiones que conforman las representaciones sociales, la información, la actitud y el campo de representación. En primer lugar, está la información que incluye el nivel de conocimientos o datos que los individuos tienen acerca de la realidad que se construye cotidianamente por medio de las interacciones sociales. Es relevante destacar que el hecho de pertenecer a diversos grupos y el estrato social afectan la cantidad y precisión de la información (Araya Umaña, 2002). Por otra parte, la actitud tiene como función activar y regular la conducta. Además, se tiene en cuenta la relación afectiva que tienen los individuos hacia la representación, es decir, la reacción emocional asociada (Araya Umaña, 2002). Finalmente, se encuentra el campo representacional, el cual abarca tanto la información como la actitud, organizando de manera jerárquica los elementos comprendidos en las representaciones sociales. Allí se da cuenta adicionalmente, de la interpretación y las creencias de los individuos (Araya Umaña, 2002).
Según Mora (2002) es necesario mencionar que las representaciones sociales surgen en momentos en los que aparece un fenómeno nuevo, amenazante o inusual, por lo que son necesarias 3 condiciones para que se dé su surgimiento. Primero, la dispersión de la información. La información al interior de un grupo suele estar desorganizada y es insuficiente, es decir, no se cuenta con la información necesaria sobre cualquier objeto social que resulte relevante. Segundo, la focalización que hace referencia al atractivo social guiado por los intereses particulares que se mueven dentro del individuo perteneciente a un determinado grupo (Mora, 2002). Y tercero, la presión a la inferencia que hace referencia a que el individuo o el grupo social siempre esté preparado para responder, que pueda realizar inferencias rápidas, un discurso medianamente desarrollado y opiniones sobre el tema, con el fin de no quedar excluido (Mora, 2002).
Uno de los constructos que se ve claramente influenciado por el contenido de las representaciones sociales es el de la familia, ya que esta se concibe de diversas formas a medida que pasa el tiempo. Por ejemplo, en el siglo XX la estructura reinante en la familia estaba estrechamente ligada al patriarcado (el padre era el soporte social económico de los hijos, siendo la madre y los hijos figuras totalmente dependientes de este sujeto) (Gutierrez Negrete, 2019). En esta misma época estaba redundantemente prohibido el divorcio y el matrimonio y se exigía fidelidad estrictamente para las mujeres, favoreciendo además la endogamia entre clase y etnias (Gutierrez Negrete, 2019).
Por su parte, a finales del siglo XX e inicios del XXI se han integrado nuevas concepciones. En particular, se abre paso a un poder compartido por todos los integrantes de la familia en el que todos tienen la potestad de decidir y responsabilizarse de su actuar; a su vez aumentan los divorcios y las uniones de hecho (Gutierrez Negrete, 2019). Igualmente, las mujeres comienzan a adentrarse en el mercado laboral, por lo que empiezan a posicionarse como co-proveedoras y los hombres se involucran cada vez más en las tareas del hogar (Gutiérrez Negrete, 2019). También, se abre la posibilidad a aplazar la tenencia de hijos, dejando de lado la actividad sexual como algo meramente procreativo, entre otros sucesos importantes (Gutierrez Negrete, 2019).
Estos cambios en las dinámicas y roles de género han producido una transición en lo que se conoce actualmente como familia, llegando hasta el perfilamiento que realiza el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) acerca de lo que sería una familia tradicional colombiana, afirmando que la estructura familiar nuclear es la más común (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 2013). Además, se distinguen otros tipos de familias, como las unipersonales, las extendidas y las compuestas (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 2013).
De hecho, puede existir una tendencia cada vez mayor a construir familias sin hijos. Al respecto algunos estudios han investigado acerca de las representaciones sociales ligadas a tener hijos. Por ejemplo, Montilva (2008) trasladó esta pregunta hacia una población de mujeres profesionales jóvenes y encontró que estos cambios se pueden atribuir en parte a la individualización de los sujetos. Es decir, a la liberación tanto de los hombres como de las mujeres de los roles de género tradicionales, y la preocupación por cimentar una vida en torno al mercado laboral, la formación y la movilidad educativa, en vez de en las relaciones familiares y amorosas. Esta misma autora reconoce que, las mujeres por su parte rompen con lo que se consideraba como intrínseco, tradicional y correspondiente a las mujeres únicamente. En lugar de ello, se centran en el desarrollo como individuos, por lo que pueden prescindir de la maternidad y el matrimonio.
En el caso de los hombres también se han evidenciado cambios en cuanto a los significados relacionados a tener hijos. En un estudio realizado por Drago y Merlano Smith (2014), que buscó conocer las representaciones sociales de la maternidad y la paternidad en varones universitarios de estatus socioeconómicos medio y bajo, encontraron que los jóvenes pertenecientes a clase media ven la paternidad como un plan a futuro; el cual está relacionado con tener una familia. Por su parte, los jóvenes pertenecientes a clases más populares asocian la paternidad con miedo y expectativas difíciles de cumplir, lo que indudablemente influirá en su decisión de convertirse en padres (Drago y Merlano Smith, 2014). Tales expectativas nacen de cambios contextuales que, como se demuestra en el trabajo de Gallardo, Gómez, Muñoz & Suárez (2006) han devaluado creencias y prácticas relacionadas con la paternidad tradicional, centrándose en una formación integral del hombre como un padre que no solo sea sustento económico y regulador de comportamiento sino que también se involucre en la crianza de los hijos.
En relación con estratos socioeconómicos bajos, en la investigación de Gomez-Sotelo et al., (2014) se preguntaron acerca de las representaciones sociales de la maternidad en adolescentes primigestantes y multigestantes, encontrando que esta se ve como parte fundamental del proyecto de vida e incluso como un factor que le permite a las adolescentes adquirir un mejor estatus social, esto dado por la adopción temprana de roles enmarcados dentro de la adultez. De igual forma, a pesar de las dificultades que significa ser madre en condiciones y zonas de vulnerabilidad, muchas deciden serlo. Esta postura surge de representaciones sociales del propio contexto, donde aún se posiciona a la mujer como cuidadora y se enfatiza el rol de madre mientras que se castigan las prácticas que irrumpen con la maternidad tradicional (Ortiz Romero, 2019).
De forma contraria, un estudio realizado por Docal Millán et al. (2016) encontraron que, en grupos de adolescentes escolarizados en Bogotá, tanto hombres como mujeres, con y sin hijos, conciben el convertirse en padres como un factor importante en el desarrollo del individuo y lo visualizan como un plan a futuro cuando cuenten con las condiciones económicas y hayan cursado todos sus estudios. Sin embargo, se encontró que son los hombres quienes están más interesados en tener hijos, ya que califican la paternidad como deseable mientras que en las mujeres prevalece la idea de no tener hijos (Docal Millán et al., 2016). Algo que llama la atención de los autores es el hecho de que una porción considerable de adolescentes no ha pensado siquiera en tener un hijo, por lo que concluyen que las representaciones sociales en la adolescencia pueden determinar en gran medida la decisión de tener hijos en la adultez emergente.
Por otra parte, en la investigación realizada por Contreras y Zamundio (2021) se establece que las representaciones sociales han mutado en los últimos años cambiando la idea de que tanto el embarazo como la maternidad están asociados con emociones positivas, sino que puede ser una experiencia agotadora, demandante y que conlleva dejarse de lado a sí misma.
Teniendo en cuenta la revisión de estudios empíricos se identificó que las representaciones sociales están ampliamente sujetas a la etapa del ciclo vital del individuo. Por lo tanto, es importante destacar que la adultez emergente está marcada por el cumplimiento de ciertos objetivos como lo pueden ser el ingreso a la educación superior, trabajar, independizarse, casarse y tener hijos, sin necesidad de un orden o tiempo establecido (Schulenberg, O’Malley, Bachman y Johnston, 2005, Papalia, 2012). Por lo cual en la mayoría de los países industrializados se demarca su inicio entre los 18 y 19 años y su finalización a la edad de 25. Dicha etapa se caracteriza por ser un periodo de transición entre la adolescencia y el establecimiento de los roles adultos, por lo cual se define como un momento de exploración de posibilidades y oportuno para probar diferentes estilos de vida (Arnett, 2000, 2004, 2006; Furstenberg et al., 2005).
El interés en estudiar las RS en jóvenes colombianos radica en la creciente preocupación sobre una población que tiene índices cada vez más altos de personas mayores en comparación con la de individuos jóvenes (El Espectador, 2018). Esta tendencia se ve claramente ilustrada en los resultados obtenidos en el censo realizado por el DANE, identificando que la proporción de personas entre los 15 y 65 aumentó a un 68,2% con respecto a las cifras obtenidas en 2005 (63%). Así mismo se puede apreciar que aumentó la proporción de personas con edades entre los 65 años o más (para 2018 fue un 9,1% en comparación con un 6,3% en el 2005) (Departamento Administrativo Nacional de Estadística, 2018). Adicionalmente, en dicho censo se encontró que al menos el 40% de los hogares son unipersonales y sin hijos (Bolívar, 2020).
Teniendo en cuenta lo anterior se plantea la siguiente pregunta ¿cuáles son las representaciones sociales que adultos emergentes colombianos tienen sobre la maternidad y la paternidad? En concordancia con ello se plantea como objetivo investigativo general conocer las representaciones sociales de la maternidad y la paternidad de hombres y mujeres entre los 18 y 25 años de Colombia que no tengan hijos. Se abordaron las tres dimensiones de las RS a través de los objetivos específicos de identificar el conocimiento, las actitudes y el campo representacional que adultos emergentes sin hijos tienen sobre la maternidad y la paternidad.
Para profundizar en dichos objetivos se empleó la perspectiva cualitativa desde el enfoque procesual (Banch, 2002). Este enfoque se centra en el contenido de las representaciones sociales en términos de su sentido y significación en sí mismas (Restrepo-Ochoa, 2013). Además, se interesa principalmente en el análisis de la cultura, lo social y las interacciones sociales (Araya Umaña, 2002)
Método
Participantes
Los sujetos participantes se seleccionaron a partir de un muestreo no probabilístico por conveniencia, es decir, los sujetos se elegirán por los casos disponibles a los que cada investigadora tenga acceso (Hernández Sampieri y Mendoza, 2018). Dicha selección se realizó teniendo en cuenta los criterios de inclusión establecidos; 1) tener entre 18 a 25 años, 2) Vivir en Colombia y 3) No tener hijos. La muestra estuvo compuesta por un sujeto hombre para la entrevista abierta y 20 sujetos (incluyendo a la persona entrevistada), de los cuales 8 eran mujeres y 12 hombres.
Técnicas e instrumentos
Para llevar a cabo la recolección de información se utilizó una entrevista abierta bajo modalidad virtual (en la plataforma Zoom), con una duración aproximada de 40 minutos. En dicha entrevista se indagaron las dimensiones de las representaciones sociales ligadas a los conceptos de maternidad y paternidad mediante siete preguntas para el componente de información y cuatro preguntas para el componente actitudinal de las representaciones sociales. Sin embargo, es importante mencionar que se realizaron preguntas adicionales que no estaban contempladas en la guía de preguntas y que permitieron profundizar en la información proporcionada.
También se aplicó una asociación de palabras, esta técnica se realiza presentando un estímulo a la persona el cual suele ser una palabra o una frase corta que sea relevante y coherente con el constructo o tema a investigar. En este caso, se realizó tanto para las palabras maternidad y paternidad, y a partir de este se le pide al sujeto que nombre las palabras que se le ocurren con relación a ella (De Rosa, 2002). Seguido de ello debían indicar el tipo de valencia emocional (positiva, negativa o neutra) que asociaban a las palabras dadas, con el fin de obtener el índice de polaridad o neutralidad de las palabras dadas, esto se realizó con el fin de conocer el campo representacional. Luego de obtener los datos, se realizaron dos nubes de palabras correspondientes a maternidad y paternidad por medio de la plataforma web Mentimeter.
Procedimiento
Se contactó a los participantes vía WhatsApp informándoles sobre los intereses investigativos y solicitando su participación voluntaria en el presente estudio, después de obtener su aprobación se les proporcionó el consentimiento informado. En el documento se especificaban los objetivos investigativos, el procedimiento a llevar a cabo, las consideraciones éticas, riesgos, beneficios y demás información indispensable que los sujetos debían conocer antes de participar en el estudio. Una vez comprendida completamente la información proporcionada, se procedió a establecer la fecha y el horario en el que se llevaría el encuentro sincrónico.
Un día antes del encuentro remoto se contactó a la persona por el mismo medio para confirmar su asistencia. Las tres autoras de este artículo estuvieron presentes en cada una de las entrevistas. Esto con el fin de asegurar los criterios de rigor de la investigación cualitativa. Durante el encuentro sincrónico se realizó la respectiva entrevista abierta y la asociación de palabras
Análisis de datos
Como primera medida el análisis de los datos se enfocó principalmente en la entrevista, este se realizó desde el análisis temático en psicología propuesto por Braun y Clarke (2006), el cual consiste en identificar y analizar patrones o temas dentro de un conjunto de datos cualitativos, interpretándolos desde su unidad de análisis (párrafos o renglones). Posteriormente, se agrupan dichas unidades de análisis según su similaridad en significado, creándose así las subcategorías; cuando algún tema no encajaba en alguna categoría preexistente se crea una nueva.
Para ejecutar dicho procedimiento fue necesario realizar la transcripción de la entrevista. Habiendo realizado esto se realizó una codificación de primer nivel en la que en un primer momento se extraían los temas. Se crearon subcategorías nuevas hasta que se logró la saturación. Cuando ya estuvieron constituidas las categorías con sus respectivos temas se continuó a realizar una codificación de segundo nivel; la cual consistió en agrupar las categorías específicas que se obtuvieron. Para finalizar se realizó una codificación de tercer nivel (en la cual se buscaba interpretar el significado que estaba de fondo en todas las categorías que fueron identificadas) en solo algunas de las categorías de primer nivel obtenidas (ver tabla 3).
Para analizar los resultados obtenidos de esta técnica se halló el índice de polaridad y de neutralidad con el fin de conocer el campo representacional y el factor emocional (componente actitudinal de las representaciones sociales) asociado a las representaciones de maternidad y paternidad. Inicialmente, se realizó la separación de las palabras de forma tal que no se mezclaran las que estaban asociadas a la maternidad con las que estaban asociadas a la paternidad. Seguido de ello se procedió a agrupar las palabras en categorías que lograran captar el significado y esencia común en los diferentes grupos de palabras, las categorías obtenidas eran modificadas constantemente a medida que se realizaba el proceso de agrupación, ya que al introducir nuevas palabras se requerían de categorías cada vez más específicas.
En simultáneo con lo descrito anteriormente, se iba registrando la frecuencia en la que aparecía cada palabra, además de la valencia a la que fue asociada por el participante, es decir, se sumaba +1 a la valencia que le fue asignada la palabra, para finalmente sumar los valores obtenidos en cada connotación según cada categoría. Cuando se logró agrupar cada palabra con su respectiva valencia para cada categoría se procedió a hallar el índice de polaridad, para lo cual se empleó la siguiente fórmula: Palabras positivas-palabras negativas/total de palabras asociadas.
Posteriormente, se halló el índice de neutralidad para saber qué posición tomaban las personas con respecto a las palabras dadas, dicho procedimiento se halló con la siguiente fórmula: Total de palabras neutras-la suma de las palabras negativas y positivas/total de palabras asociadas. Por último, para obtener una representación visual de aquellas palabras que fueron más repetitivas se realizó una nube de palabras tanto para maternidad como para paternidad (ver figuras 1 y 2).
Resultados
A partir del análisis de resultados se identificaron seis categorías. En la categoría de demanda del rol se encuentra la comprensión del entorno relacionada con entender las dinámicas contextuales, el compromiso en el cual busca satisfacer las necesidades de un otro, la responsabilidad de hacerse cargo del otro de forma desinteresada, la estabilidad en ámbitos como el económico, relacional, psicológico y emocional, y, la movilización de recursos que refiere a recursos propios como tiempo, calidad de vida, dinero entre otros que se mueven hacia el otro del cual se está a cargo.
En la categoría de cambios se hace referencia a una transformación del estilo de vida, de las prioridades y del tipo de aprendizaje que se realiza. Se determinó la categoría comprensiones sobre el rol/roles, la cual se conforma por la identidad, por la paternidad como complemento y acompañamiento de la maternidad, donde ambos deben poner el mismo esfuerzo para llevar a cabo la tarea de manera efectiva, y, por último, implica emociones de valencias positivas y negativas asociadas con el rol.
Además, se identificó la categoría autoreflexiones, compuesta por las emociones que surgen al proyectar escenarios hipotéticos sobre asumir el rol, dichas emociones pueden variar según el momento en el que se toma este papel. De igual forma, se determina que la falta de experiencia da paso a una percepción del rol como una tarea de gran dificultad, pero se menciona que pese a que implica un esfuerzo significativo resulta gratificante para los padres, esto para la categoría experiencia de otros como fuente de conocimiento.
Por otra parte, se señala en la categoría proyecto de vida que la decisión de tener un hijo no es universal, cada uno tiene sus expectativas individuales y a partir de ello sus deseos, que son respetables sin importar cuales se tengan. También se identifica que asumir tanto la maternidad como la paternidad requiere de planeación, por lo tanto, el factor decisional juega un papel muy importante.
Es relevante destacar que no se da una división explícita en cuanto a las funciones que se desempeñan en los dos roles, pero si se precisa que la paternidad es un rol complementario. Es decir que se encarga de acompañar, por lo que, pese a que se da un esfuerzo por categorizarlos de la misma manera, aún existe una diferencia entre los mismos, esto se ve reflejado cuando el participante afirma que
Básicamente yo creo que es lo mismo que la maternidad [...] Implica exactamente las mismas cosas, implica esfuerzo, implica dejar de hacer unas cosas y comenzar a hacer otras de una manera un poco más regulada (PO1KR; 6:00)
Por otro lado, se menciona que el rol es un elemento importante en la identidad del sujeto ya que lo acompaña durante toda la vida; igualmente mientras se ejerce el rol se considera que se experimentan emociones de valencia tanto positiva como negativa. Asimismo, se destaca la importancia de la estabilidad como un requisito para ejercer los roles en diferentes aspectos como el económico, emocional, relacional, psicológico y emocional
Para tener hijos uno debe tener estabilidad en varios aspectos de su vida, no solamente económico, debe tener una estabilidad emocional, una estabilidad social [...] en cuanto a que yo soy capaz de mantener unas buenas relaciones interpersonales (PO1KR; 9:05)
Cabe señalar que la categoría de mayor peso es sobre las demandas del rol. En particular el participante destaca la movilización de recursos tanto a nivel económico como psicológico y una gran inversión de tiempo. El compromiso se relaciona con la satisfacción de las necesidades de otro y la responsabilidad con una obligación que se asume de manera desinteresada (ver tabla 1).
Tabla 1. Categorías emergentes entrevista abierta (Ver en PDF).
En cuanto a la asociación de palabras, esta se realizó con 20 participantes obteniendo en total 187 palabras, 107 relacionadas a maternidad y 80 relacionadas a paternidad. Allí se encontró que pese a que no hay una diferencia en las palabras negativas que se proporcionaron en paternidad en comparación con maternidad, en la primera hay una mayor proporción de palabras negativas relacionadas con a bandono, inestabilidad, lío y vacíos. En su lugar, las palabras negativas asociadas a la maternidad están relacionadas con “dolor”, “encierro”, “tiempo”, “trasnochar” y “embale” que están dirigidas hacia el campo del cuidado, de la mano con los recursos y/o implicaciones que ello conlleva (ver figura 1 y 2).
Figura 1. Nube de palabras para el término paternidad (Ver en PDF).
A partir del análisis de las asociaciones de palabras realizadas para la maternidad y la paternidad se crearon categorías para agrupar las palabras en cada asociación. Las categorías establecidas para las palabras asociadas con la maternidad fueron “Atributos que se cree que debe tener una persona al convertirse en madre”, “Emociones relacionadas con la maternidad”, “Cambios que se cree que acontecen cuando una persona se convierte en madre”, “Características que se cree que están ligadas al rol de madre”, “Miembros que se cree hacen parte de una familia”, “Sexo” y “Factores que se requieren para ser madre” (ver tabla 2).
Por su parte, las categorías determinadas en la asociación con la palabra paternidad son “Atributos que se cree que debe tener una persona al convertirse en padre”, “Atributos que se cree que tiene una persona al convertirse en padre”, “Características que se cree que están ligadas al rol de padre”, “Emociones relacionadas con el padre”, “Actividades que realiza el padre”, “Miembros de la familia”, “Sexo”, “Experiencias relacionadas con la paternidad” y “Cambios relacionados a la paternidad” (ver tabla 2).
En general, para ambos roles se tienen en cuenta los mismos atributos que se deben tener para desempeñarlos y las emociones relacionadas a ellos. En su lugar, las diferencias radican en que la paternidad se relaciona más ampliamente con la protección junto con la crianza y la maternidad con el cuidado (como se puede ver en el anexo bebe azul claro). Así mismo, se observaron diferencias en las palabras que eran más repetitivas para maternidad (“cuidado”, “amor” mamá”, “hijos”, “mujer”) con respecto a las palabras repetitivas en paternidad (“responsabilidad”, “padre”, “respeto”, “amor”). De igual manera se manifiestan características como el carácter, la rigidez y el ser estricto asociadas a la paternidad.
Dentro de las similitudes se evidenció que atributos como responsabilidad, comprensión y respeto fueron comunes en ambos roles, las emociones relacionadas en común fueron felicidad y amor, aunque cabe resaltar que se identificó un mayor número de emociones relacionadas a la maternidad que a la paternidad (ver tabla 3).
Tabla 2. Análisis de asociación de palabras en paternidad (Ver en PDF).
Tabla 3. Análisis de asociación de palabras en maternidad (Ver en PDF).
Discusión
Teniendo en cuenta que la investigación se dirigió a conocer las representaciones sociales de la maternidad y la paternidad de hombres y mujeres entre los 18 y 25 años de Colombia que no tengan hijos abordando las dimensiones de las RS correspondientes a actitudes, conocimientos y campo representacional de la maternidad y paternidad se encontró que la decisión de tener un hijo está estrechamente relacionada con los planes de vida de los sujetos y de lo que sea importante para ellos en el momento. Esto fue evidenciado por Montilva (2008), cuyo estudio afirma que las mujeres profesionales jóvenes deciden priorizar ámbitos como el educativo y/o lo laboral, inclinándose hacía una postergación de la maternidad.
Asimismo, se encontró que el deseo de convertirse en padre/madre no es universal, y que, de hecho, esto depende específicamente de las expectativas individuales. Al respecto, Gomez-Sotelo et al. (2014) retoman el elemento de las RS sobre maternidad y paternidad como un aspecto correspondiente al proyecto de vida. Por otra parte, identificaron que en mujeres adolescentes el tener un hijo a una edad temprana les otorga prestigio social, ya que según ellas esto significa apropiarse de responsabilidades de adultos.
En relación con la subcategoría de “demandas de rol” identificada en la codificación abierta se puede notar que los jóvenes sin hijos conciben que son necesarios una serie de requerimientos para ser padres; entre ellos, la estabilidad en todo aspecto, lo cual también se hizo relevante en la asociación de palabras, específicamente en la categoría “Atributos que se cree que tiene una persona al convertirse en padre”, en la que se menciona el factor económico como algo importante. Esto se puede ver claramente ilustrado en el estudio realizado por Docal Millán et al. (2016) quién encontró que los adolescentes tienen establecidos una serie de criterios para poder conformar una familia con hijos, entre estos se encuentran terminar sus estudios y tener estabilidad económica.
Además, se cree que el asumir un rol de cuidado hacia un hijo implica un cambio en el estilo de vida (descrito también por Montilva en el 2008). Dichos cambios implican un desplazamiento de los recursos atencionales en el que el hijo o hija se vuelve la principal prioridad, o lo que según los participantes de Contreras y Zamundio (2021) describirían como dejarse de lado así mismos para asumir tan demandante y agotadora tarea. En la asociación de palabras también surgió dicha tendencia, ya que se pudo encontrar que los sujetos consideran que el convertirse en madre implica una serie de sacrificios, lo cual se evidencia en las palabras negativas como “dolor”, “encierro”, “tiempo”, “trasnochar” y “embale” que están dirigidas hacia el campo del cuidado.
Igualmente se pudo evidenciar que se cree que la maternidad debe ser algo compartido con un compañero, especialmente la pareja. Cuando Gallardo et al. (2006) indagaron sobre representaciones sociales en jóvenes varones hallaron que también atribuyen a la maternidad un carácter de labor compartida, en la que el padre más allá de ser sustento económico también se debe involucrar activamente en la crianza de los hijos. De hecho, la paternidad es vista como un complemento a la maternidad, por lo que ambas partes deben esforzarse en el cuidado.
En cuanto a la dimensión de actitud (emociones relacionadas), se encontró que la maternidad y la paternidad tienen tendencia a la connotación positiva. Sin embargo, las emociones varían según la etapa en la que se asuma el rol. En contraposición a ello, Drago y Merlano Smith (2014) encontraron que los jóvenes de clases populares asocian estos temas con miedo, lo cual claramente influye en su decisión de convertirse en padres y permite entender que el contexto. Así pues, junto con el momento de vida impactan en gran medida la actitud que se tenga frente a la decisión de tener un hijo.
Por otra parte, como se halló en el estudio de Ortiz Romero (2019) las mujeres suelen ser asociadas mayoritariamente como cuidadoras respecto al rol de madre, ello puede evidenciarse en la categoría “Características que se creen están ligadas al rol de madre”, de la asociación de palabras de maternidad, la cual contó con el mayor número de palabras, palabras que implican cuidado y crianza principalmente diferenciándose de forma significativa con los resultados obtenidos en paternidad respecto al cuidado.
Conclusiones
A partir de los resultados y discusión se concluye que prevalecen representaciones sobre la maternidad asociadas al cuidado y el cariño, mientras que a la paternidad se relaciona con representaciones relacionadas con la rigidez y el carácter fuerte. Así mismo, las experiencias de las personas pueden permear la forma en la que las personas conciben la maternidad y la paternidad; ya que, si bien ambas palabras tuvieron connotación positiva, se puede apreciar cómo la maternidad se asocia con más emociones de valencia positiva. En general, también se pudo conocer que los jóvenes valoran el tener hijos como algo positivo, incluso está incluido en los planes de vida de algunos. Sin embargo, resaltan que implica una serie de responsabilidades importantes que deben estar acompañadas de estabilidad, entrega, complementariedad de roles y de sacrificio.
Es importante indagar a profundidad sobre las representaciones sociales en población colombiana, por lo que para futuras investigaciones se recomienda incluir a personas que tengan hijos, ya que la experiencia directa también es crucial para el establecimiento y modificación de las representaciones sociales acerca de la maternidad y la paternidad. Relacionado con lo anterior se sugiere aumentar el tamaño de muestra en las entrevistas a profundidad, puesto que es necesario contar con más casos que permitan comprender mejor las dimensiones de información y actitudes de las representaciones sociales en dicha población.
En cuanto a la asociación de palabras se recomienda incluir más términos que los utilizados en este estudio (por ejemplo, bebés, hijos, embarazo, entre otros); siendo interesante conocer las representaciones ligadas a otros términos y su posible asociación a la paternidad y la maternidad. Además, a partir de los resultados se hace relevante considerar las diferencias en la crianza y experiencias tempranas que puedan permear las representaciones sociales que se tengan (como el divorcio). Finalmente, si se quiere realizar un ejercicio más amplio sería importante analizar cómo las representaciones sociales pueden cambiar a lo largo del ciclo vital, por lo que el realizar estudios longitudinales o que consideren distintos grupos etarios puede ser relevante para explorar este respecto.
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