LA LUZ Y LA SOMBRA DE UN NUEVO COMIENZO: SURGIMIENTO, DESARROLLO Y EXPANSIÓN DEL ANARQUISMO EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
María Paula Becerra Cruz
Universidad del Valle / Colombia
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Referencia Recomendada: Becerra-Cruz, M. P. (2021). La luz y la sombra de un nuevo comienzo: surgimiento, desarrollo y expansión del anarquismo en España en el siglo XIX. Revista de Psicología GEPU, 12 (2), 124-136.
Resumen: Mediante la recopilación de diversa información, imágenes, evidencias y distintas percepciones analíticas, la intención y el objetivo de este escrito es elaborar un compendio que argumente la importancia del surgimiento y el desarrollo político de corriente anarquista como un nuevo lineamiento sociopolítico con aires de igualdad, con desarrollos culturales y acogimientos populares que llegaron a trascender grandemente en el desarrollo político y social de España en el siglo XIX. Pero para iniciar una discusión sobre las nuevas corrientes ideológicas, es necesario dar una mirada hacia los sucesos que incidieron en ellas y en cómo fueron fundamentales para la construcción de los ideales del anarquismo.
Palabras clave: Anarquismo, Política, Expansión, Prensa, Europa.
Recibido: 13 de Abril de 2021 / Aprobado: 15 de Diciembre de 2021
María Paula Becerra Cruz. Estudiante de sexto semestre de la Licenciatura en Historia de la Universidad del Valle. Docente en la Institución Educativa Puerta del Sol. Practicante de la Estrategia de Acompañamiento y Seguimiento - ASES.
Correo electrónico: maria.paula.becerra@correounivalle.edu.co
INTRODUCCIÓN
En el transcurso del siglo XIX, el movimiento anarquista emergió como una fuerza poderosa dentro del panorama político y social, dejando una marca indeleble en la historia de las luchas obreras y la búsqueda de una sociedad igualitaria. Una cuestión central que definió la evolución de este movimiento fue el choque de ideas entre dos destacados pensadores: Mijaíl Bakunin y Karl Marx. Sus visiones contrastantes sobre la organización social, la estructura del poder y la lucha revolucionaria generaron tensiones fundamentales que repercutieron significativamente en la trayectoria del anarquismo, en su relación con los movimientos obreros y en la configuración de su identidad.
Tanto Bakunin como Marx compartían un objetivo común: la abolición del sistema capitalista y la creación de una sociedad libre de opresión. Sin embargo, divergían en sus enfoques y métodos para lograr este objetivo. Marx abogaba por la toma del poder estatal como medio para establecer una dictadura del proletariado que eventualmente conduciría a una sociedad sin clases. Por otro lado, Bakunin sostenía que cualquier forma de poder, incluso el estado proletario, inevitablemente daría lugar a nuevas formas de opresión. Abogaba por la destrucción completa de todas las estructuras de poder, incluido el Estado, y la creación de una sociedad basada en la autogestión y la cooperación horizontal.
Estas diferencias filosóficas resonaron en el seno de la Asociación Internacional de Trabajadores, también conocida como la Primera Internacional, donde ambos pensadores y sus seguidores intentaron influir en la dirección del movimiento obrero emergente. Esta confrontación ideológica no solo dejó su huella en la Internacional, sino que también influyó en el desarrollo de alianzas y coaliciones anarquistas en lugares como España, donde el movimiento anarquista ganó una fuerte presencia.
El siglo XIX fue testigo de un auge de los movimientos obreros y sindicales en toda Europa, y España no fue una excepción. Las tensiones entre las perspectivas de Bakunin y Marx también se manifestaron en la lucha por la supremacía dentro de estos movimientos en España. La influencia de las ideas anarquistas se extendió rápidamente entre los trabajadores, generando una serie de alianzas y coaliciones que buscaban la emancipación de las clases trabajadoras y el establecimiento de una sociedad libre de jerarquías.
En este sentido, se comprenderá ¿cómo las tensiones entre las visiones de Bakunin y Marx influyeron en la evolución del movimiento anarquista?, su relación con los movimientos obreros y la conformación de su identidad durante el siglo XIX, especialmente en el marco de la Asociación Internacional de Trabajadores y las alianzas en España, brinda una ventana única para comprender las complejidades y desafíos que enfrentó este movimiento en su lucha por un mundo más igualitario y justo.
SURGIMIENTO DESARROLLO Y EXPANSIÓN DEL ANARQUISMO EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Gracias a la fundación de la asociación internacional de trabajadores en 1864 por los ingleses, la cual buscaba una unificación de los movimientos sindicales con las organizaciones socialistas del momento que permitieran su consolidación, aunque constantemente se vieran malogradas porque, gran parte de estas organizaciones eran vistas con gran reticencia y propensas a la persecución, sin embargo, esto no impidió que se diera a conocer y se llevara a cabo su proceso social. Pero como nunca faltan discípulos, émulos de sus maestros y que se propongan eclipsarlos, en el Congreso de La Haya, celebrado el 7 de septiembre de 1872, Miguel Bakunin, jefe de la Federación del Jara, rompió ruidosamente con los socialistas, con el apoyo de importantes personajes como el príncipe Kropotkin y Carlos Caffiero fueron reconocidos como los fundadores y pioneros del anarquismo.
Pasando por numerosos congresos y reuniones socialistas, fue hasta el congreso de Londres, celebrado desde el 14 al 19 de julio, que se dio a conocer el anarquismo con el nombre de “Asociación internacional de obreros socialistas revolucionarios” con una organización que les permitió tener un comité central en Londres y con subcomités en París, Ginebra y Nueva York, así es como se estructuró el principio fundamental de su proceder tan heterogéneo en el nuevo ideal de vida político. Tan rico y variado es el anarquismo en tendencias y opiniones diferentes, que hasta hay anarquistas individualistas y partidarios de intervenir en el manejo de la cosa pública. Bakunin al ser la cara visible de la ruptura entre anarquistas y socialistas, es reconocido como un obsesionado por la conspiración, para él eran indispensables las ideas del secreto lo cual hizo que todos aquellos que de alguna manera respaldaban su organización política se sintieran frustrados y enfurecidos y que Bakunin dejara de recibir apoyo de los movimientos obreros.
¿A qué obedeció este retroceso? Una de las razones fue el acelerado desarrollo industrial y la rápida conquista de los derechos políticos, que predispusieron a los trabajadores a aceptar el reformismo parlamentario.
De ahí que el movimiento obrero internacional quedara acaparado por la socialdemocracia, política, electoralista y reformista, que no se proponía realizar la revolución social, sino apoderarse legalmente del Estado burgués y satisfacer las reivindicaciones inmediatas. Si Bakunin no hubiera expresado su ideal, o si éste no hubiera tenido tanta aprobación simplemente, el anarquismo no habría tenido tanto impulso ni hubiera adquirido la característica de energía y liderazgo por el cual era reconocido.
Esto, inmediato a las disputas entre Marx y Bakunin por el control del movimiento dejaron su precedente en la Federación Regional Española (FRE) e impulsaron la creación de una de las tantas sociedades secretas radicada en Italia, luego en 1866 fundó la fraternidad internacional integrada por republicanos afines a los mecanismos de levantamientos que más adelante, tuvieron intención de hacer infiltraciones en grupos pacifistas para promulgar los ideales entre personas con una educación política más avanzada. Para España la unión más importante, fue con “la Alianza Internacional de la Democracia Socialista” en septiembre de 1868, de esta, también sale una alianza clandestina, sin embargo, la unión que era visible fue presentada y aprobada por la Primera Internacional con la condición de que ella acatara sus estatutos y disolviera por completo la organización secreta, inicialmente accedieron a esto y la alianza pública contribuyó a la organización de la sede en Ginebra de la Primera Internacional y la alianza secreta tomo una forma distinta. Los españoles fueron educados en los principios de la Alianza más que en los de la Internacional, el meollo de las diferencias entre unos y otros radicaba en la manera en que la sociedad había de ser gobernada tras la conquista del socialismo, pero este debate tenía profundas implicaciones acerca del funcionamiento de la propia Internacional.
Las grandes intenciones que tenía el movimiento anarquista de Bakunin, generaron que diferentes grupos españoles formaran núcleos de trabajo como “la federación madrileña” que seguía los lineamientos de la Primera Internacional, luego de esto se trasladaron a Barcelona donde se conformó otra seccional del mismo movimiento, constituido por intelectuales y por republicanos que figuraron de manera importante durante su trabajo. Mientras tanto, Bakunin estaría faltando a su palabra irrespetando los acuerdos que tenía con Fanelli, la cabeza visible de las federaciones mencionadas, esto lo obligó a desintegrar nuevamente la alianza secreta; pero la suerte estaba echada. No solo el programa de la alianza fue reconocido como el de los que públicamente afiliados a la rama española de la Internacional, sino que entre el verano de 1869 y la primavera de 1870 fue creada en España una alianza secreta.
Esta precedió en la formación del primer congreso de la FRE en junio de 1870. Allí, grandes delegados de las federaciones de obreros alzaron su voz diciendo “Queremos poner fin a la dominación del capital, del estado y de la iglesia. Sobre sus ruinas edificaremos la anarquía y la libre federación de asociaciones libres de trabajadores”, siendo los estatutos adoptados en mayoría de la alianza en comparación a los de la Internacional.
Figura 1 (Ver en PDF)
En esta imagen se muestra el primer congreso obrero y en ella se evidencian dos cosas: la primera es que hay gran interés y compromiso con los movimientos y causas revolucionarias y lo segundo, es el gran número de asistentes al congreso obrero. Esto deja ver que la promulgación de las ideas anarquistas estaba siendo acogidas favorablemente, lo cual permitió que estos congresos se siguieran llevando a cabo de manera paulatina y que su número de asistentes incrementara cada vez más, por ende, es importante resaltar que, desde la creación del mismo, cuando se celebró el tercer congreso de la FRE en Córdoba, el movimiento anarquista ya contaba con un número de integrantes, aunque no es exacto ni confirmado se estima que alcanzaba los 30.000 afiliados. Esto deja ver el gran crecimiento y la expansión constante, además de una importante distribución geográfica divididas en federaciones y seccionales, sobre todo en las ciudades del mediterráneo como Madrid y en menor grado en los principales centros urbanos andaluces, por no mencionar otros puntos dispersos en la península.
En ese contexto expansivo los internacionalistas españoles podían pensar con optimismo en el futuro. Además de impartir conocimiento, el anarquismo fue influyente en la renovación cultural donde fue relevante su presencia. El fenómeno logró tener protagonismo en múltiples artículos, periódicos, folletos, libros e incluso ilustraciones, algunas de forma cómica como las caricaturas, por lo tanto, se evidencia una gran intención por la lectura individual y colectiva entre los militantes para que de ellos iniciara la transmisión de actitudes, valores, doctrinas y prácticas que les dieran una uniformidad a los miembros de la misma comunidad social y política que creará escenarios de discurso de acciones visibles para articular los objetivos del cambio que promulgaban.
Teniendo en cuenta esto, la forma que tomó su principal ideal fue la defensa de la acción y la participación directa de responsabilidades en delegados o dirigentes. Creían que la revolución no debía ser dirigida ni preparada por ningún partido, sino que esta debía ser fruto de un levantamiento espontáneo del pueblo. En este sentido, la responsabilidad unida con la gran acogida permitió que se gestaran diferentes espacios de estudio de conocimiento básico, desde centros y escuelas para obreros, hasta tertulias y veladas y muchos espacios más de clase que aparte de ser culturales se convirtieron en doctrinarios. Y aunque esto permitió una gran distribución de conocimiento e ideas para que el número de militantes incrementara, no todos le dieron la aprobación que buscaban.
Figura 2 (Ver en PDF)
Estos ejemplares representan el periódico que inicia su publicación el 15 de febrero de 1885, con el subtítulo “semanario anárquico -colectivista”, empezando a salir los domingos y, después, los viernes y, más tarde, los jueves”. Adscrito a la Federación Regional de Trabajadores, en su artículo de presentación, bajo el epígrafe “Nuestra profesión de fe”, muestra su objeto de defensa de la libertad y el bienestar del que dice carecer la clase trabajadora, a la que pertenece, a la vez que se proclama revolucionario y contrario al principio de autoridad. Servirá para la propagación de los ideales del anarquismo, el colectivismo y el federalismo. Publica artículos doctrinales y en su sección Miscelánea comenta las noticias de otras publicaciones del movimiento anarquista, así como las que publica y considera prensa burguesa (de la que se declara enemigo irreconciliable).
La comunidad parisina permanecía en un pequeño grupo de resistencia y se convirtió al radicalismo, satanizando la comuna y así se visibilizó una imagen aterradora de sus integrantes, siendo vistos delincuentes, incendiarios y promotores de la violencia. Se fueron en contra de la internacional de trabajadores y lograron acuerdos con otro grupo de gobiernos para lograr la represión de la AIT. En España, en 1871 la FRE tomó medidas extremas para protegerse de la agresividad y persecución de París y decidió “trabajar en la sombra”, al tomar esta decisión se considera fuera de la ley.
La federación, en su primera reunión en 1874 clandestina en Madrid, acordó la ratificación de la autonomía de los grupos e individuos, además de mantener un estado de “conspiración obligatoria”, convocar las reuniones secretas y aumentar las propagandas para llevar a cabo cualquier tipo de acto revolucionario. Por ende, se implementaron dos formas de trabajo de acuerdo con las tensiones del momento y a los requerimientos del movimiento: la pública mientras fuera permitida y la clandestina en caso de ser necesaria, haciendo referencia totalmente directa a la estrategia de Bakunin expuesta en 1868.
Debido a esto, junto con las persecuciones y encarcelamientos en algunos presidios, la prédica y el lenguaje de la Federación empezó a tornarse definitivo en el sentido de permanecer en la clandestinidad para asegurar su seguridad y su proclama era clara cuando decían que “si no se permite reunirse a la luz del sol, deben reunirse a la sombra o por otros medios” en grupos de personas muy pequeños y difíciles de identificar. El bajo perfil fue muy importante para el descanso de los establecimientos públicos y se autorizó la apertura de muchos de ellos para el uso público, todas estas tácticas fueron planificadas de manera muy detallada por la Federación desde el otoño de 1873 y luego se constituyeron tácticas de supervivencia para que así, el anarquismo lograra perdurar hasta el otoño de 1881, luego vuelve a la legalidad con fuerzas y estrategias totalmente nuevas como “federación de trabajadores región española.
Siendo este una dificultad inmensa para el desarrollo del anarquismo y la expansión del movimiento y en el intento de perdurar, entre 1870 y 1873 se intentó poner en práctica lo que el aspirante a notario Serrano Oteiza llamó "política demoledora": cuidadoso encuadramiento sindical de los trabajadores, reivindicaciones laborales utilizando como arma -muy dosificada- la huelga, gran esfuerzo propagandístico y denuncia del parlamentarismo combinada con un respeto fundamental a la legalidad vigente.
Para el año de 1880, la expansión del anarquismo habría tenido una importante acogida popular en comparación con los ideales socialistas y este mapa evidencia la gran diferencia entre un movimiento y otro.
Figura 3 (Ver en PDF)
La intolerancia de la sociedad española y su poca disposición para absorber un movimiento obrero reivindicativo, siquiera fuese tan comedido como éste, resultaron verdaderamente decisivas. En 1883, la federación de trabajadores da a conocer un manifiesto donde explican que “La Federación de Trabajadores anárquico-colectivistas, que es la agrupación más numerosa que existe en España […], no espera ni quiere nada del Estado y sí de la organización de la clase trabajadora, organización distinta y opuesta a la de todos los partidos políticos; porque estos aspiran a la conquista del gobierno y los anarquistas deseamos la abolición de todos los poderes autoritarios […]. Los derechos individuales son por su naturaleza imprescindibles e ilegislables, que el sufragio universal, el derecho de asociación, la libertad de imprenta, así como la autonomía del individuo, del oficio, del municipio, de la comarca y de la región, no serán verdad mientras no se transforme la propiedad individual en colectiva, para que entrando las colectividades obreras a tomar posesión en usufructo de las fábricas, talleres, ferrocarriles, máquinas y herramientas, como igualmente de las primeras materias, suelo, subsuelo, minas, etc., quede por sol este hecho, el individuo emancipado económicamente y por tanto en condiciones de pactar con entera independencia y de ejercitar con entera libertad todos los derechos inherentes a la personalidad humana, siempre que el individuo cumpla con el imprescindible deber de producir.
Casi dos décadas después, el mayo de cada año, iniciado en 1890 empezó a verse la posibilidad de un resurgimiento de fuerza, utilizando una estrategia de “la bandera de 8 horas”, sin embargo, el beneficio fue mucho más grande para los socialistas gracias a las posturas “prudentes” que buscaban reformas legales, que, a los anarquistas, encaminados a las huelgas revolucionarias.
Durante muchos años, el anarquismo tuvo en zozobra a la opinión pública, con la morbosa fascinación de los atentados, y gozó incluso de la admiración de núcleos artísticos e intelectuales marginados o críticos. Pero daba la impresión de no ser capaz de recuperarse como movimiento de masas. Todo, muy acorde con la evolución del contexto europeo. Teniendo en cuenta esto, y estando presente que cada paso del movimiento era datado y publicado en diferentes medios de comunicación, esta difícil etapa no fue la excepción.
La revista blanca resalta como una de las principales revistas teóricas del movimiento libertario y anarquista español. Nace en Madrid en el contexto de la desaparición del periódico El progreso, órgano del partido progresista republicano, que dirigía Alejandro Leorrux, y en su campaña a favor de los presos encarcelados en Montjuich, en pleno vigor de las leyes represivas contra el anarquismo. Juan Montseny –‘Federico Urales’ -, quien, tras ser encarcelado y desterrado, regresa clandestinamente de Londres a España, funda esta publicación, junto a su mujer, Teresa Mañé –‘Soledad Gustavo’, que será quien, como propietaria -directora, solicitará la autorización de edición ante la administración. En su estratagema para poder ser aceptada, también serán incluidos entre sus colaboradores en su primera época al propio Alejandro Lerroux, Francisco Giner de los Ríos, Miguel de Unamuno, Pedro Dorado, Joaquín Costa, Leopoldo Alas, Gumersindo Azácrate o Manuel Cossío, entre otros. “Sociología, ciencia y arte” será su subtítulo, y publicará artículos teóricos y doctrinales y crónicas de estas materias, así como sobre el anarquismo y el movimiento y activismo obrero y libertario, el internacionalismo y el librepensamiento, de literatura, historia, feminismo y actualidad política, una revista de periódicos y otras publicaciones, así como una “Sección libre’ o una ‘Tribuna del obrero’, tanto de alcance nacional como internacional.
Figura 4 (Ver en PDF)
Sin embargo, un inesperado resurgimiento se da gracias a la crisis del régimen canovista el cual fue derrotado en 1898. En este sentido, se gestaron nuevas figuras, descritas por los contemporáneos como “perturbadoras” (el catalanismo y el populismo lerrouxista) las aspiraciones sindicales de la antipolítica resurgieron en Cataluña y logró estabilizar su fuerza social. Lógicamente, los gobiernos hicieron contrapeso en ellos y se empeñaron en ignorar este levantamiento optando por la suspensión de garantías constitucionales y este modelo de vida se fue normalizando por todo Barcelona, además, ante una nueva coyuntura bélica colonial muy impopular, iniciando el siglo XX, Maura decidió embarcar reservistas precisamente en el puerto de esta ciudad. Fue la "Semana Trágica", Durante aquella semana, en los embarques de las tropas, se podía ver como algunos soldados tiraban al mar los escapularios y medallas que las aristócratas barcelonesas les habían entregado antes de subir al vapor militar Cataluña, mientras hombres y mujeres civiles gritaban desde los muelles: “¡Abajo la guerra! ¡Que vayan los ricos! ¡Todos o ninguno!”.
Hacia finales del mes de julio, 10.000 soldados habían ocupado la ciudad de Barcelona, mitigando los focos insurreccionales que quedaban.
De esta manera, se logra la culminación de la ebullición barcelonesa del decenio anterior. El ambiente lerrouxista y anti centralista tuvo tanto que ver con esta respuesta como la actuación de los afiliados a "Solidaridad Obrera".
Así pues, el siglo XIX, demuestra que las acciones revolucionarias no solo sirvieron de voz para un cambio en las estructuras sociales y políticas de España, si no que contribuyeron a una construcción de cultura donde cada persona con voluntad podía entender su papel en el mundo y compartir la acción con la opinión para la construcción de nuevas sociedades, también, evidencia la agilidad y creatividad del ser humano para sobrevivir a diferentes contextos de peligro como las persecuciones y amenazas.
El anarquismo deja una huella imborrable haciendo alusión a una “pedagogía revolucionaria” con la característica de no solo adoctrinar para un beneficio, si no, también, a partir de la educación colectiva generar la necesidad de una construcción individual que logre una reflexión de sus actos para con el mundo, en este sentido, se demuestra que para un éxito en las organizaciones de militancias es demasiado importante el acercamiento con las comunidades. Pese a tantos intentos de destrucción, estas mismas acciones fueron las que le permitieron al movimiento mantenerse en pie de lucha y de prevalecer, renovar y adecuar las doctrinas novedosas, captadoras de toda la atención necesaria para el desarrollo de nuevos esquemas de trabajo y la permanencia del ideal anarquista.
Es pertinente afirmar que los ideales del ser humano siempre han estado en pro del poder de la vida, bien sea la de un tercero o la propia, sin embargo, el análisis hecho demuestra que el anarquismo durante todo su furor fue fiel en sus ideas de darle al ser humano propiedad y autonomía frente a las decisiones y/o situaciones que afronta. La gran libertad que en ocasiones suena utópica, es posible en la medida en que cada individuo tenga la voluntad para trabajar por lo justo y vivir de la misma manera, el valor de la solidaridad siempre será el pilar de un exitoso camino para la construcción de sociedades anarquistas, pero ¿todos los seres humanos sobre la tierra están en disposición de despojarse y darse la oportunidad de vivir?
REFERENCIAS
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Biblioteca nacional de España en: prensa y revista “la bandera blanca (Madrid)”. Del 01/07/1900 al 30/07/1936
Biblioteca nacional de España. Artículo de revista y prensa, descripción y notas del periódico “Bandera social” en España, S. XIX.
Ferreiro, Miguel Ángel. La muerte de seis obreros a manos de los rifeños provocó el inicio de la campaña de 1909.
Guérin, Daniel. El anarquismo tercera parte en: el Anarquismo en la práctica revolucionaria I. de 1880 a 1914
Jose Álvarez junco. “el anarquismo en la España contemporánea”. Pg. 189 – 200.
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Manuel Polo y Peylorón "anarquía fiera y mansa", en: folleto antiterrorista, ed. por Valencia: Tip. Moderna, a c. de Miguel Gimeno. Pp. 8 – 105.
Socialismo, Comunismo, Anarquismo y Sindicalismo en España en: La evolución del movimiento obrero del siglo XIX a la Transición democrática: ¿cómo se impusieron las ideas sociales en España? Pp. 2 – 20.
Temma Kaplan. Orígenes sociales del anarquismo en Andalucía. Capitalismo agrario y lucha de clases en la provincia de Cádiz, 1868 – 1903, pp. 78 – 129.
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