REVISTA DE PSICOLOGIA -GEPU-
ISSN 2145-6569
IBSN 2145-6569-0-7

   
 
  Diversidad sexual, discursos excluyentes de las madres. ¿cómo lo enfrentan?
Diversidad sexual, discursos excluyentes de las madres.¿cómo lo enfrentan?
       
           
 
 
 

Mireya Ospina Botero, Mónica Mogollón Sarmiento & Carolina Carmona Castillo

 

   

 

Universidad Católica de Pereira / Colombia

 


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Mireya Ospina. Psicóloga. Profesional en Desarrollo Familiar. Especialista en psicoterapia y consultoría sistémica. Magister en Educación y desarrollo humano. Docente del programa de psicología de la Universidad Católica de Pereira. Email: mireya.ospina@ucp.edu.co

Mónica Mogollón. Psicopedagoga. Magíster en Comunicación Educativa. Investigadora Universidad Católica de Pereira. Email: mopatmogollon@gmail.com

Carolina Carmona. Psicóloga. Magister en familia. Docente del programa de psicología de la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium Cali. Email: carolinacarmonac3@gmail.com 
 
 
Recibido: 07 de Noviembre de 2019
Aprobado: 30 de Diciembre de 2019 
 
Referencia Recomendada: Carmona, C., Mogollón, M., & Ospina, M. (2019). Diversidad sexual, discursos excluyentes de las madres ¿Cómo lo enfrentan? Revista de Psicología GEPU, 10 (2), 146-170.
 
Resumen: El presente artículo surge de la investigación de Diversidad sexual y familia, y tiene como objetivo mostrar los discursos de exclusión de las madres al conocer la noticia de la diversidad sexual del hijo/a. Para esto, se trabajó con 10 familias, con las cuales se realizaron 20 entrevistas a profundidad, identificando 4 grandes hallazgos: el primero está fundamentado en los discursos permeados por las enseñanzas religiosas, el segundo refleja los temores por el rechazo social hacia el hijo/a, el tercero hace referencia a las restricciones con relación a las expresiones de la identidad sexual y por último los cuestionamientos por no cumplir con los ideales de familia. Se puede concluir en el artículo que los discursos de exclusión de las madres son el resultado de los estereotipos de género y una construcción binaria de la sexualidad, en donde inciden de manera directa en la vida emocional del hijo/a al enfrentar la discriminación, el estigma y diferentes tipos de violencias.

Palabras clave: Discursos, exclusión, diversidad sexual, familia.

Abstract: This article arises from the investigation of sexual diversity and family, and aims to show the discourses of exclusion of mothers when knowing the news. For this, we worked with 10 families, with which 20 in-depth interviews were conducted, identifying 4 great findings: the first is based on speeches permeated by religious teachings, the second reflects fears for social rejection of the child. a, the third refers to the restrictions in relation to expressions of sexual identity and finally the questions about not complying with family ideals. It can be concluded in the article that the discourses of exclusion of mothers; they are the result of gender stereotypes and a binary construction of sexuality, where they directly affect the emotional life of the child when faced with discrimination, stigma and different types of violence.

Keywords: Speeches, exclusion, sexual diversity, family.
 
Introducción
  
1.1 Propósito
 
Analizar los discursos excluyentes que se presentan en las madres con hijo/a diversos sexualmente, implica entender que las sexualidades son construcciones sociales y culturales y no solamente procesos naturales del desarrollo humano. Se entiende que el hombre y la mujer son seres sexuados  por tener un sexo anatómico (hombre, mujer e intersexuado), un género (femenino y masculino) producto de una construcción social; en palabras de Martínez (2012) son  un conjunto de rasgos estables, que perduran en el tiempo para diferenciar al hombre y la mujer, los cuales están definidos no solo  por lo biológico y lo físico, sino también son influenciados por los procesos de socialización que  marcan  las pautas de comportamiento, para hacerlos  pertenecientes o no a una determinada cultura y sociedad. 
 
Es aquí donde la construcción social- el género, y el deseo-erotismo, no siempre responden a lo que la familia, la sociedad y la cultura esperan, debido a la concepción binaria del sexo y la identidad de las personas, al no tener en cuenta que el individuo se desarrolla de manera mental, social y psicológica para construir su propia identidad (Escobar, 2007). Es así como se presentan situaciones de  exclusión hacia las personas que  rompen con  el desarrollo “normal” del individuo;  así lo expresa Martínez (2012)   al referirse a la consecuencias  que lleva  esta crisis;   donde se busca la explicación de la desviación y la corrección del individuo diverso, patologizándolo  al romper con las categorías de sexo, género y erotismo  impuestas por la cultura, la religión y la sociedad, los cuales se ven reflejados en la familia  a través de preconceptos  morales, leyes, prácticas educativas y teorías de la conducta que buscan  clasificar la sexualidad humana,  para encajar en modelos establecidos. 
 
Lo anterior conduce según Escobar (2007) a formas de violencia desde lo simbólico, psíquico y físico; a través de la discriminación, el rechazo y el estigma lo que produce tensiones y alteraciones no solo en el ámbito público (sociedad) sino de una manera directa en el ámbito privado (familia).
 
Por lo anterior es importante identificar los discursos de exclusión  que se dan por parte de las madres  al  enfrentar la diversidad sexual del hijo/a;  los cuales se convierten en formas de reproducción social, expresados a través del rechazo, estigma,  discriminación,  y  expresiones  verbales y no verbales, con el objetivo de  entenderlos para acompañar a las madres en la construcción de nuevas formas de ver la diversidad sexual del hijo/a, en el marco de los derechos y el respeto de los mismos.   
 
1.2 Antecedentes 
 
La construcción de los discursos en las sociedades responde a la influencia de la cultura y el momento histórico que estén viviendo, indicando de manera abierta o vedada la forma en que son incluidos los individuos y grupos sociales, por medio de sus comportamientos, relaciones, formas de vivir, gustos, expresiones culturales, expresiones sexuales entre otras. 
 
Ampliando lo anterior Foucault (1992) define el discurso como “un conjunto de reglas anónimas, históricas, siempre determinadas en el tiempo y el espacio que han definido en una época dada, y para un área social, económica, geográfica o lingüística dadas las condiciones de ejercicio de la función enunciativa "(p.198). El señalamiento de la diversidad sexual de manera implícita o explícita a través de prejuicios que la catalogan como inmoral, reflejan los convencionalismos, presunciones y tabúes que la sociedad utiliza para sentenciar negativamente lo que se sale de la normatividad sexual, según Antezana (2007) para acallarlos   a través de restricciones en los espacios privados y públicos. Es así como se condena a la persona desde los preceptos morales, en donde la “concepción binaria de la sexualidad desconoce la compleja diversidad de la sexualidad y conduce a la exclusión social y política de las personas cuya sexualidad no concuerda con la determinación anatómica o biológica del sexo” (Escobar,2007, p.77). 
 
De esta forma se concede el poder a las sociedades y la familias que reproducen los modelos hegemónicos masculino y femenino, en donde según Torres (2009) se “prescribe identidades y cuerpos ideales; es decir sanos, normales y heterosexuales” que responde a un sistema binario donde se marcan  los comportamientos, roles, formas de amar y de disfrutar la sexualidad   y se señala a los transgresores de la sexualidad heteronormativa; por medio de  discursos que se construyen  como “verdades absolutas”; en donde se desprecia lo que no es comprendido y  aquello que no encaja en la norma social y familiar.
 
Al respecto Butler (2006) se refiere a esta normatividad como los “propósitos y las aspiraciones que nos guían” los cuales indican a las personas a actuar y a referirse a ellos mismos y a los otros, enmarcados en las “ideas e ideales que dominan la vida”, lo que se traduce en expresiones que vulneran los derechos de hombres y mujeres por medio de las violentas que van desde lo físico, emocional, psicológico, económico, hasta lo simbólico.  Estos ideales que marca la sociedad están enlazados con la dicotomía cultural referida al género, que según González (2001) lo problematizan, a través de la ideología hetorosexista que se arraiga en las construcciones mentales de los individuos, por medio de discursos sexistas, en donde aquel que “cruza las fronteras de la identidad genérica” es un transgresor y como tal es discriminado y estigmatizado.
 
Las categorías socioculturales, lo indica Espinoza (2015) son aquellas que marcan lo que se excluye, lo que puede ser complementario y la desproporción de las relaciones, las cuales construyen creencias en el sistema familiar, de modo similar Oyarzun (2000) ve a la familia como aquella que articula lo que el individuo debe ser y la forma en cómo debe relacionarse entre los sexos para ser incluido desde lo social. De esta forma se regulan las interacciones entre un individuo y el otro, en donde el deseo y el poder son ejercidos por medio del cuerpo y sus expresiones. 
 
Para Foucault (1992) las prohibiciones sociales son aquellas formas que reproducen la supremacía del poder ejercido sobre los hombres y las mujeres en las formas de ser y comportarse, cuyo resultado es expulsar a aquel que subvierte el orden sexual.  Por lo tanto, en las familias y en especial en las madres se comienzan a entretejer un sin número de prohibiciones de manera directa o enmascarada al momento de conocer la noticia de la diversidad sexual del hijo/a, debido a la “alteración” en la vida familiar. Así lo señala Riesenfeld (2010) indicando que la familia se enfrenta a un integrante que creía conocer; buscando por medio de la fe, la psicología, la medicina y otras alternativas, el cambio de la orientación sexual, decisión que lleva a la proliferación de discursos de exclusión, con la intención de poder homogeneizar lo diverso. 
 
Desde el mundo que busca homogeneizar, Palacio (2009) señala que se construyen patrones de vida y de organización social, en donde lo distinto desequilibra las construcciones sociales, que indican cómo debe ser la familia, los roles de género, las expresiones de afecto y la misma sexualidad, que responden a patrones de vida dentro de una organización social. Esto se refleja en las restricciones al interior de la sociedad y de la familia que según Foucault (1992) están constituidas por rituales mediados por las conversaciones, gestos y comportamientos que finalmente se constituyen en discursos religiosos y políticos, los cuales llevan a la obediencia y se convierten en tradición, según Bourdieu (2005) el sometimiento tiene como resultado la: 
 
violencia simbólica, violencia amortiguada, insensible, e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o, en último término, del sentimiento. (p.5)
 
Es así como los discursos se convierten en una fuente permanente de exclusión en tanto indican y categorizan las relaciones como “buenas” -aceptadas y las “malas”- rechazadas, dentro de un sistema que valora la tradición de los roles de género que constituyen sociedades heterosexistas, homofóbicas y patriarcales. Las sanciones sociales que las sexualidades diversas viven adquieren mayor fuerza cuando los estereotipos permean la vivencia de la sexualidad, es así como se espera que los individuos encajen en una sociedad que estimula el patriarcado, en espacios privados y públicos, en donde lo masculino y lo femenino se complementan a través del matrimonio y la tenencia de hijos. Por lo tanto, lo diverso es catalogado con inmoral, enfermizo; al respecto Rubín (1989) plantea cómo las sociedades categorizan a las personas de acuerdo a sus comportamientos sexuales, en donde en la categoría más alta están ubicados los heterosexuales adquiriendo el respeto social y los diversos sexuales están en la categoría más baja, los desventurados.
 
En otras palabras, la cultura y la sociedad jerarquizan las expresiones sexuales, por lo tanto “lo que queda entonces fuera de la ley, antes de la ley, ha sido relegado a ese lugar por y a través de una economía heterosexista que desautoriza las posibilidades opositoras al hacerlas culturalmente inconcebibles e inviables desde el comienzo” (Butler 2002 p.168), siendo inconcebible lo diverso.  Al respecto Enguix (2000) muestra cómo se asocia lo afeminado como homosexual-gay y lo homosexual como afeminado, de igual manera las mujeres lesbianas son imaginadas como masculinas, en donde los discursos de rechazo son dobles; porque la diversidad subvierte el orden y porque adicionalmente está impregnada de múltiples formas de expresión y no hay cabida para la uniformidad. 
 
De tal manera que los discursos excluyentes frente a la diversidad sexual se estructuran a través de los roles de género, que utilizan el ejercicio del poder para indicar cómo el hombre y la mujer deben relacionarse y vivir la sexualidad de manera natural, no pecaminosa dentro de un orden social y aquellos que transgreden dicho orden corren el riesgo de ser señalados y por ende violentados, repudiados y excluidos por la sociedad, su familia y de manera directa por su madre, lo que puede llevarlos a la marginalidad y a situaciones de riesgo por no contar con un soporte o una red familiar y social adecuadas. 
 
2. Diseño y Método:
 
La investigación se aborda desde el enfoque cualitativo, diseño biográfico-narrativo por medio de entrevista semiestructurada, que permite a través de la conversación en un ambiente de intimidad y respeto; entender y profundizar las perspectivas del hijo/a y la madre, los sentimientos, emociones, reacciones e interpretaciones que vivieron alrededor de la diversidad sexual.  
 
2.1 Población
 
La investigación contó con la participación de 10 familias con un hijo diverso/a sexualmente, matriculado en algún programa académico diurno o nocturno de la Universidad Católica de Pereira; a través del método bola de nieve, en donde se le pidió al primer entrevistado que refiriera a otro estudiante de la población LGBTI para que participara en la investigación, y así sucesivamente.   En total se realizaron 20 entrevistas a:  10 estudiantes que se identificaron en su orientación sexual así: 5 se identifican como gay, 1 como bisexual, 1 expresa que es un ser espiritual, 1 como transexual y 2 mujeres lesbianas; 10 familiares: 8 madres, 1 abuela y 1 hermana y se realizó un grupo focal con madres; la interpretación de los resultados se realizó a través del programa análisis de datos cualitativos asistidos por computador Atlas ti. 
 
2.2 Instrumentos 
 
Los instrumentos utilizados para la recolección y análisis de la información fueron: 
 
-Entrevista individual semiestructurada en profundidad: se construyó una guía-flexible con 15 preguntas abiertas, que buscaba el diálogo con el entrevistador en un ambiente de confianza y privacidad; con el objetivo de conocer las vivencias experimentadas por el estudiante alrededor de la vivencia de su diversidad sexual, estos encuentros tuvieron una duración de aproximadamente 2 horas.  
 
-Entrevista semiestructurada en profundidad: para la realización de estas entrevistas previamente se solicitó al estudiante que dialogara con la madre sobre la investigación, luego de esto se realizó llamada telefónica por parte del entrevistador para concertar lugar y horario. La guía utilizada para la entrevista individual se tomó como base para la entrevista con ella madre, ampliando algunos aspectos importantes relacionados con las significaciones, dificultades recursos que se dieron en las interacciones familiares en el momento del conocimiento de la diversidad sexual del hijo/a. 
 
-Grupo focal con las madres: para la realización del grupo focal se tuvieron en cuenta algunos aspectos que durante las entrevistas semiestructuradas los investigadores deseaban profundizar, generando un espacio de opinión en donde los -as participantes pudieron  expresar sus sentimientos, pensamientos y formas de enfrentar la diversidad del hijo/a, y a la vez pudieron  escuchar  a otras madres que  experimentaron situaciones similares, generando una mayor riqueza en los testimonios y sin que fuera la intención del grupo focal, permitir un espacio de catarsis para las madres. 
 
3. Trabajo de campo y análisis de la información 

3.1 Fase I. Revisión bibliográfica
 
Esta fase consistió en realizar una revisión documental de la bibliografía existente, teniendo en cuenta los objetivos y categorías de la investigación.; en las bases de datos especializadas, repositorios de las universidades, bibliotecas físicas y virtuales.
 
3.2 Fase II. Convocatoria y recolección de la información
 
La convocatoria se realizó a través de bola de nieve, con estudiantes que cumplieran los siguientes criterios de inclusión: 
 
- Ser estudiante universitario, en cualquiera de los programas, diurno o 
nocturno de la Universidad Católica de Pereira.
- Considerarse perteneciente a la población LGBTI, por su orientación o por 
su identidad sexual 
- Interés de participar en la investigación
- Firmar el consentimiento informado.
- La madre tuviera conocimiento de la diversidad sexual del hijo/a y deseara
participar en la investigación. 
 
Los estudiantes interesados/as son convocados a un encuentro con algunas personas de la comunidad LGBTI de la ciudad y los investigadores, en donde a través de un conversatorio se realiza una sensibilización para presentar la investigación y sus objetivos. Este encuentro permitió aclarar dudas y tener un contacto directo con los/as estudiantes, tomando datos personales y concertando lugar, fechas y horarios para las entrevistas.  
 
Se realiza prueba piloto con estudiantes y mamás, para realizar los ajustes necesarios al instrumento. 
 
Se realizan las entrevistas con cada estudiante, en un espacio privado de la universidad, firma del acuerdo de confidencialidad. Finalizando la entrevista, se recoge la información de la madre que participará en la investigación. 
 
Para concertar la entrevista con la madre se realiza llamada telefónica, explicando los objetivos de la investigación y se confirma el interés y disposición en participar en la investigación. 
 
Las entrevistas a las madres se realizan en los sitios de trabajo o en los hogares, asegurando la privacidad y tranquilidad para dialogar sobre el tema y se firma el acuerdo de confidencialidad. 
 
Finalmente se realiza un grupo focal, que surge de interés de ampliar algunos aspectos de la investigación con la participación de las madres, en un espacio privado de la universidad. 
 
3.3 Fase III. Procesamiento y análisis de la información
 
El análisis de la información en la investigación implicó   un proceso en espiral, que retrocedía permanentemente en los datos que arrojaban las narrativas de las entrevistas y el grupo focal, que iban mostrando de manera reiterativa los significados más relevantes que apuntaban a los objetivos y alimentaban el grueso de las categorías de análisis. 
 
La información arrojada se codifica de manera selectiva, teniendo como base un árbol teórico con cada una de las definiciones que dan cuenta de las categorías y subcategorías, que van indicando la clasificación de las narrativas. 
 
Para la clasificación de las narrativas se utiliza Atlas Ti; software de análisis cualitativo, en donde a cada entrevistado se le asigna un código para su identificación. El hijo/a recibe un número de 1 a 10: ejemplo H 1 y su madre letra M que identifica relación con el entrevistado así: M (mamá) adicionando el número correspondiente del estudiante: ejemplo:  M H1
 
Finalmente, las narrativas que resultan de la codificación, pasan por una nueva codificación para identificar las categorías que emergen, a partir del proceso analítico de la codificación abierta   se identifican las categorías de significados, descubriendo sus similitudes y a la vez puntos divergentes relacionados con el objetivo que se propuso.  
 
 4. Resultados
 
En la investigación se encontraron cuatro grandes hallazgos sobre los discursos excluyentes de las madres al conocer la noticia de la diversidad sexual del hijo/a; estos se ven reflejados en los mensajes, expresiones y acciones, que responden a los mandatos sociales y familiares; indicando las visiones, concepciones y valores que se construyen alrededor de la sexualidad. 
 
El primer hallazgo está relacionado con las enseñanzas religiosas cuya intención es el dominio del cuerpo y el deseo; para volver a retomar el buen camino.  El segundo hace referencia a los temores que experimentan las madres frente al rechazo social y los riesgos que puede tener su hijo/a al ser diverso sexualmente. El tercero indica como desde la madre, las expresiones de la identidad sexual son coartadas y buscan ser moldeadas para que coincidan con el género, con la intención de que sean aceptados socialmente. El último hallazgo gira en torno a los ideales que se construyen para el hijo/a; en función de casarse, tener una familia y procrear.  
 
4.1 “Lo que dice la religión” 
 
Este primer hallazgo está directamente relacionado con los mandatos que la religión judío cristiana imparte, los cuales inciden directamente en las madres, relacionados con el matrimonio, el amor, la sexualidad, entre otros temas. 
 
Para lograr por parte de la madre sobrellevar la noticia; se encontraron pensamientos relacionados con el castigo por haber hecho algo malo en la educación de su hijo/a, por otro lado, acuden a su Dios para solicitar la transformación de la diversidad sexual, en otros casos se alejan de Dios al pensar que no son dignas y por último se da un proceso de integración y reacomodación personal entre la religión y la sexualidad. 
 
Se encontró que el 70% de las madres entrevistadas profesa la religión católica, indicando que están viviendo un castigo de Dios al tener un hijo/a diverso. Según Vaggione (2008) las presunciones sobre “el absolutismo de la sexualidad” se  evidencian  en las categorizaciones que se dan en el sistema familiar al  catalogar lo que  “está bien o está mal” en las  expresiones sexuales  de sus miembros, las cuales se regularizan en   los espacios públicos y privados; reproduciendo el sistema de valores de una cultura patriarcal heteronormativa que exalta la familia como la célula fundamental de la sociedad humana, constituida por un padre y una madre, con la responsabilidad de reproducirse, para asegurar por un lado la transmisión de la fe católica y por el otro lado el orden de la sociedad, por medio de los valores cristianos.  
 
Por lo anterior quien rompe desde su orientación sexual con este orden y no es capaz del dominio propio, es señalado como pecaminoso e incompatible con las creencias religiosas, siendo señalado y excluido por su inmoralidad. 
 
La siguiente narrativa nos permite evidenciar en palabras de la madre la concepción binaria de género del orden divino a través de los mandatos religiosos: 
MH3: “por qué Diosito si tú nos creaste hombre y mujer para hacer familia?, por qué ahora así, pero yo decía bueno, al principio si me daba duro” 
 
La figura del Dios castigador se presenta en los siguientes discursos, debido al sistema de creencias y de valores que la religión ha marcado como pecado o no:
 
Madre al expresar lo que pensaba sobre la diversidad de su hija lesbiana:
 
MH10: “se van a condenar o sea que, para la persona cristiana, para los de otra religión a todos los van a condenar y más a estas personas de la comunidad gay.”
 
La clasificación de los comportamientos sexuales en los discursos de las madres demuestra el absolutismo y la unicidad en la sexualidad para proteger el sistema de creencias, valores sociales y la moral religiosa. (Vaggione, 2008) buscando que la obediencia a la voluntad y los mandatos divinos sean   fundamento para ser parte del grupo- iglesia. Encontramos en los planteamientos de Foucault (1994) el tema del poder que se ejerce sobre las personas con la intención de encaminar el comportamiento desde el momento del nacimiento hasta la muerte, con el fin de alcanzar la salvación, esto lo denomina como el “poder pastoral”, metáfora bíblica en donde Dios es el pastor el cual guía a las ovejas. A nivel social esta tarea es delegada en la iglesia y sus instituciones educativas, para acompañar y guiar a hombres y mujeres por el buen camino, garantizando la salvación por medio de sacrificios y negaciones que son valorados, sin embargo, aquellos que desde la vivencia de la sexualidad transgreden estas demandas cae el peso del señalamiento, repudio social y familiar. 
 
En la investigación realizada en la ciudad de Cochabamba en México (Antezana, 2007), cuya intención era conocer la adaptación y cohesión familiar y el apoyo social con  los que cuentan las  personas homosexuales, se encontraron  hallazgos que evidencian los señalamientos ejercidos por la  sociedad hacia las personas diversas; cuyo  resultado es el silencio con la intención de guardar el secreto ante familiares, para  evitar la pena y la humillación, llevándolos a  “ vivir su sexualidad en privado, con reserva y en el ocultamiento”(p.32) 
 
Esta condena se refleja en la narrativa de una madre que busca el apoyo en un pastor y lo que esté le dice a su hijo:
 
 MH9: “el pastor le dijo a mi hijo: el homosexualismo es del demonio, usted está condenado”.
Por otro lado, las madres entran en un estado de turbación, por creer que son responsables del “pecado de su hijo/a” y están recibiendo un castigo divino, esto se ve en el 50% de ellas. ¿La siguiente es la narración de una madre donde se cuestiona sobre la crianza de su hijo y se pregunta en qué fallo?
 
MH7: “yo pienso en que fallé? ¿tal vez porque fue criado por la abuela? porque desde que tuvo 3 años hasta los 12 vivió con ella, y siempre estuvo rodeado de mujeres, ¿o tal vez fue por la falta de vivir con el papá? porque como lo veía de vez en cuando, ¿y pienso Dios porque a mí?
 
Esto ejemplifica el señalamiento al comportamiento del hijo/a por medio de los discursos de exclusión mediados por la culpa, la baja autoestima, el desequilibrio experimentado en el sistema familiar, e incluso el distanciamiento de la religión. 
 
En el mismo sentido  la  investigación realizada por Pérez(2013) Diversidad sexual e identidades de género en familias con prácticas patriarcales en Cartagena de Indias muestra como la poca educación y la ignorancia sobre temas relacionados con la sexualidad  en las familias hace que se  refuercen hábitos y afiancen estereotipos basados en las creencias religiosas, que llevan al  rechazo y la discriminación de los  familiares; que los lleva a la periferia de la sociedad por sus comportamientos anti-naturales.
 
Este hallazgo es similar en la investigación realizada en la ciudad de Pereira donde el 60% de las madres entrevistadas acuden por medio de la oración al Dios que transforma, para lograr limpiar el pecado de la homosexualidad; con la intención de vivir normalmente bajo las leyes sagradas; el siguiente relato lo demuestra: 
 
MH10: “yo le pido todos los días a Dios que le cambie el chip, si no, pues, de todas maneras, lo que yo quiero es que mi hija sea feliz independientemente con quien ella quiera”.
 
En la investigación realizada por Johnson y Aviles (2017) relacionan las tensiones que experimentan dos mujeres lesbianas y sus familias misioneras, donde el silencio es una respuesta que se instaura en el sistema familiar para no abordar el tema, y por otro lado los esfuerzos familiares porque sus hijas cambien sus gustos sexuales, este mismo deseo se encontró en la investigación de Pereira en la voz de la madre de un hijo homosexual: 
 
MH9: “Dele la mano al pastor, para que le saque ese demonio y usted pueda ser una persona normal.
En la investigación de Ryan (2009) las familias y sus hijos/as experimentan sentimientos de vergüenza al momento de conocer la diversidad sexual, los cuales llevan a conductas de discriminación por parte de la sociedad y de la familia, en donde se quiebran las relaciones afectivas y sociales que producen lejanía entre los familiares. En los entrevistados de la ciudad de Pereira este distanciamiento se da en el 70% de los hijos/as, por un lado, de sus familias y por otro lado de las instituciones religiosas y de Dios, con la intención evitar los conflictos entre la heteronomía del discurso religioso que señala la diversidad sexual como pecaminosa e indebida y la vivencia de la espiritualidad. El alejamiento de las prácticas y cultos les permite resguardarse de situaciones incómodas en los espacios sociales y en especial en las interacciones con su madre, que les causan dolor y desean evitar. 
 
Al respecto se encontraron las siguientes narraciones de hijos/as que lo expresan así: 
 
H1: “Yo creo en Dios, pero yo no soy practicante, yo me alejé mucho de Dios porque, yo sé que, a Él, no es que no le guste el camino que yo elegí, Él me amaría más si yo siguiera el camino de la verdad, el camino que todos los heterosexuales nos están diciendo”
 
H2: “Yo si creía mucho en Dios, muchísimo, pero en el momento en que me dijeron, que Dios no acepta las personas así, entonces yo como para qué voy a creer en Él si no me va a aceptar” 
 
H6: “entonces no me pareció muy conveniente seguir asistiendo a esa iglesia cristiana y de igual manera deje de ir a la católica; porque no les gusta los homosexuales”
 
En las narrativas anteriores se evidencian los discursos de rechazo que las instituciones religiosas o las madres expresan al hijo/a, por romper con el modelo binario de sexualidad; sin embargo, algunos entrevistados hicieron un proceso de reconfiguración de sus creencias religiosas, con la intención de sentirse más tranquilos a nivel espiritual.  En la investigación de Johnson y Avilés (2017)   analizaron las maneras en que los valores morales y religiosos permean las vidas de dos mujeres lesbianas, la influencia de la familia sobre los mismos y a la vez las regulaciones que desde ellas se construyen entre la religiosidad y la vivencia de sus sexualidades. Vaggione (2008) señala cómo los creyentes que son diversos sexualmente enfrentan estas dificultades por medio de reacomodaciones que les ayudan a superar la dependencia que la iglesia ejerce sobre sus fieles y poder encontrar a través de la reconfiguración su propio equilibrio espiritual. De un modo similar las madres también experimentan reacomodaciones, así lo demuestra la siguiente narrativa, en donde sin dejar de ser católica vive la tensión entre su formación religiosa y la diversidad de su hija: 
 
MH10: “mi reacción, sé que fue por los principios religiosos, y como lo levantaron, yo no me he alejado de la religión católica, pero ahora interpreto y entiendo mucho la orientación de mi hija.” 
 
Los discurso de las madres entrevistadas están impregnados de las enseñanzas que la institucionalidad religiosa promueve, en donde la heteronormatividad reproduce los roles de género que alimentan relaciones inequitativas entre hombres y mujeres y en el momento de conocer la diversidad del hijo/a  y produce  un caos familiar, por el temor a la condenación social y religiosa ,  buscando como tabla salvadora la oración  con la intención de encontrar la paz y alcanzar el milagro de la transformación del hijo/a. Sin embargo, los procesos de reacomodación de los hijos/as y de las madres los llevan a mediar de manera íntima con las creencias religiosas y la sexualidad y así disminuir el peso de la condena. 
 
4.2. “Temor por el rechazo social y los riesgos a los que se enfrenta”. 
 
El segundo hallazgo relacionado con los discursos excluyentes, indica los temores que viven las madres frente al conocimiento de la diversidad sexual del hijo/a, relacionados con las restricciones, juicios y rechazos que la sociedad infringe sobre lo diverso, debido a la concepción binaria que se construye en las relaciones afectivas y sexuales, las cuales sujetan las expresiones eróticas y afectivas de las personas diversas sólo a los espacios privados.  Según Butler (2002) los mandatos sociales hacen inconcebible desear de otro modo, coartando y censurando la diversidad sexual, en donde el poder impuesto por la sociedad y la cultura, indica que los sujetos deben encajar en la heteronormatividad, y por consiguiente lo diverso será condenado, excluido y repudiado. 
 
Algunos  sentimientos que experimentan las madres de personas con sexualidades diversas  tiene que ver con la frustración y la angustia de no poder concretar los  sueños que construyeron para su hijo/a,  según  Herdt y Koff (2002), estos sueños responden a los estereotipos sociales y culturales que indican  la importancia de conformar una familia, procrear, ejercer una profesión, disfrutar de una vida social sin restricciones, por lo tanto quienes rompen con la norma  experimenta diferentes formas de violencias en espacios públicos y privados. 
 
En el estudio nicaragüense, sobre los procesos de aceptación que experimentan los padres de hijos homosexuales ante el conocimiento de la orientación sexual, realizado por Solís (2016) las preocupaciones que más peso tenían en los padres y las madres hacían referencia a: la discriminación social, cuál será el futuro profesional del hijo y finalmente los riesgos de adquirir enfermedades de trasmisión sexual.
 
De forma similar en la investigación de la ciudad de Pereira el 80% de las madres experimentan temores sobre el futuro profesional de su hijo/a, considerando que se reducen las opciones laborales para ellos/a; indicando que para ellas es evidente que las construcciones sociales y culturales reproducen actitudes y conductas de discriminación.
 
Estos temores se evidencian en las narrativas de dos madres sobre el desarrollo profesional de su hijo homosexual y de la hija trans: 
 
MH9: “tengo miedo de lo que le pueda pasar a él, el rechazo, que se le cierren puertas, menos mal él es un niño gay que no se le nota”
 
MH1: “siempre pensé que saliera adelante, pues que sacara su carrera sin ningún obstáculo, que no tuviera problemas, porque yo le digo “no te van a dar un trabajo con esas uñas así largas y pintadas, y todo eso, no te van a dar el trabajo”
 
Otro de los temores es el enfrentar el rechazo familiar, en donde las madres utilizan como mecanismo de protección no participar en reuniones familiares y evitar tocar el tema de la diversidad sexual para no experimentar situaciones incómodas. 
 
La siguiente es la narración de una madre al expresar la posible reacción de la familia si llegara su hijo homosexual con su pareja a alguna reunión: 
 
MH7: “Si él llega con su pareja a una reunión familiar, yo me imagino pues que hasta ahí llegará la fiesta o la reunión, porque ahí mismo cada uno cogerá por su lado o ya se verá el rechazo”.
 
En la siguiente narrativa se encuentran la tristeza, temores y vergüenza que experimenta la madre al no poder ver a su hijo con una pareja heterosexual.
 
MH9: “sufrí, lloré muchísimo, muchísimo, pensé en la parte que no llegará con una novia, en el momento sentí vergüenza si mis compañeras se enteran; por Dios yo qué voy a hacer”
 
Las narrativas anteriores dan cuenta del aislamiento del hijo/a como mecanismo de “protección” de situaciones que incomodan también a la madre, a la vez los sentimientos de profundo dolor por la diversidad del hijo/a y la incertidumbre por su futuro. 
 
En la siguiente narrativa se encuentra la voz del hijo que da cuenta de la vergüenza que su mamá experimenta por ser homosexual:  
 
 H4: “siento que mi mamá se sigue avergonzando, porque yo soy homosexual, ella una vez me lo contó, me lo manifestó y me da mucha tristeza que por tanto rechazo de ella”
 
Según Lujan & Tamarit (2012) para las familias es menos estresante si las expresiones de la sexualidad del hijo/a son menos evidentes en espacios públicos, pues disminuyen los señalamientos y perjuicios que puedan vivir. 
 
La siguiente narrativa de una madre evidencia la angustia y a la vez la tranquilidad porque no se le nota:  
 
MH3:“lejos de imaginarme que me iba a tocar tener una hija lesbiana, criticaba mucho sobre la forma como son de  machorras y a los hombres que son  muy maricas, y cuando mi hija me salio con eso de ser lesbiana pues me dio muy duro, fue horrible, menos mal que ella es muy femenina y no se le nota”
 
Las narrativas expuestas anteriormente muestran las situaciones de vergüenza y señalamiento que experimentan el hijo/a y la madre, por parte de familiares, amigos y la sociedad al ser catalogados como inmorales. 
 
Por otra parte, se identificaron otras preocupaciones relacionadas con los riesgos frente a las enfermedades de transmisión sexual, debido a los imaginarios que se construyen, los cuales hacen referencia a la promiscuidad y la falta de cuidado de la población diversa. La no aceptación de la diversidad sexual produce una permanente dinámica de tensión y preocupación, reforzada desde la cultura patriarcal, que domina la organización de la sociedad, incluidas las relaciones interpersonales y las expresiones de la identidad sexual enraizadas en los discursos de las madres. 
 
Los siguientes relatos de dos madres dan cuenta de las representaciones sociales que catalogan a la población LGBTI como un grupo que se caracteriza por ser promiscuo y con alto riesgo de adquirir enfermedades de trasmisión sexual y el VIH-SIDA: 
 
MH5: “mis temores son porque uno sabe que, por ese género, hay más transmisión de enfermedades, yo siempre le he dicho hijo tú sabes que te tienes que cuidar, cuídate mucho”
 
MH7: “me preocupa que adquiera una enfermedad, de pronto de con una persona que abuse de él y que lo coja como un instrumento”
 
Lo anterior da cuenta de ideas simplificadoras y erradas sobre la sexualidad humana, en donde los mitos sexuales que se construyen y reproducen en diferentes espacios como la familia, la escuela, los medios de comunicación, la religión y la cultura a través de los estereotipos sexuales, que se ponen en evidencia en los discursos de exclusión. 
 
En la voz de la hija trans se demuestra como la educación brindada por la mamá relaciona a las personas LGBTI con promiscuidad, sida, prostitución, estos discursos de exclusión la influencian a ella también: 
 
H1: “mi mamá me decía de la gente diversa, que los gais tienen sida, que los transgénero eran unas prostitutas y que lo mantenían haciendo todos los días; entonces yo también llegué a pensarlo, yo pensé: si me vuelvo gay voy a tener sida y si me vuelvo trans voy a hacerlo con todos los hombres.
 
Las ideas absolutistas arraigadas en la cultura, la sociedad y la familia, señalan las formas de actuar y de ser hombres y mujeres, construyendo estereotipos en torno al género y las diversas expresiones sexuales, es así que se reproducen actitudes negativas hacia la población LGBTI, las cuales se justifican en la trinchera de los valores morales de sociedades conservadoras.
 
4.3. “Condicionamientos a las expresiones de la identidad” 
 
Los discursos  excluyentes relacionados con el temor a la no coincidencia del  sexo biológico de una persona con sus comportamientos sexuales o roles de género  están relacionados con  jerarquías sexuales que se construyen y que finalmente se traducen en violencias y repudios las cuales se reflejan en la cultura, la sociedad y la familia, a través de la heteronormatividad, en palabras de Coll-Planas (2010)  los sujetos diversos son considerados como “marginales, agredibles y exterminables” (p.85);  las ideas, los pensamientos, las percepciones, las actitudes que se tejen respecto al género,  determinan ciertos comportamientos que son atribuidos y esperados como normales para la feminidad y la masculinidad, sin embargo, en las situaciones donde no se asumen estos estándares, se vive un mayor rechazo y discriminación tanto en el contexto social, en el familiar y de manera particular en la relación con la madre . Al respecto Rodríguez (2009) hace referencia a la tradición cultural que divide al homosexual en dos de acuerdo a su actitud: femenino o masculino, y que es reproducida no solo por las familias sino también por las personas diversas sexualmente asumiendo apariencias y comportamientos ceñidos a las construcciones heterosexistas de hombre y mujer.
 
Esta tradición cultural de lo masculino se construye desde la familia marcando y regularizando la sexualidad; según Butler (2002) este es el “poder de producir-demarcar, circunscribir, diferenciar- los cuerpos que controla” (p.18) dicho poder  se materializa  desde el lenguaje, por medio  de normas culturales  que conciben las identidades sexuales de manera estática, binaria, nunca diversas y sin posibilidades de transformación;  es decir sin performatividad, creando desde el lenguaje  discursos excluyentes  que se relacionan  con la expresión de la identidad de género hegemónica, con el objetivo de mostrar lo que socialmente se espera, para prohibir y ocultar cualquier identidad  distinta, a través de comentarios o actitudes que aceptan  o rechazan las expresiones  de la diversidad sexual.  Según Martínez, & Iñiguez (2010) en los discursos, se naturaliza de manera simbólica y material la masculinidad y la feminidad, a través de juegos, formas de vestir y actuar para así poder diferenciar aquellos que son “normales” de los que no lo son, llevando a la generalización de las formas de actuar de los individuos. 
 
En el análisis de los discursos excluyentes en la investigación, que hacen referencia a la expresión de la identidad sexual del hijo/a se identificaron tres grandes hallazgos: el deseo de moldear y corregir, el consuelo porque no se les nota y por último, expresiones verbales en donde se indica la no coincidencia del sexo con la identidad de género. 
 
Se observó que un 70% de las madres considera la homosexualidad como una etapa de la vida de su hijo-a, como algo pasajero que se puede cambiar, reformar o curar, ya que, en la familia, como lo plantea Begoña (2005), al descubrir la realidad del miembro diverso se produce un desequilibrio al interior de ella, de acuerdo con esto, realizan diferentes intentos de moldear los gustos y comportamientos en la infancia o en la adolescencia. Al respecto encontramos en el relato de una madre la experiencia cuando su hijo era pequeño: 
 
MH2: “yo lo cogía y le decía, no, acá no juegues, es acá, es donde tienes que estar jugando con los juguetes de los niños, allí no, allá juegan las niñas”
 
Lo anterior da cuenta del imaginario construido por la madre en relación al poder que ejerce para cambiar al hijo, “llevar por el mejor camino” y para regular sus comportamientos y gustos.   
 
Sumado a esto algunas madres buscan convencer al hijo/a que está confundido y está pasando por una etapa de la vida, con la esperanza de que va a pasar y de esta forma se niega realidad; llevando a la fragmentación de las relaciones por las dificultades en la comunicación, las expresiones de afecto e incluso el respeto entre unos y otros. Lo anterior se evidencia en el relato de la madre al expresar lo que le decía psicólogo sobre la homosexualidad de su hijo y como ella se lo creyó: 
 
MH1: “el psicólogo me decía, usted como mamá tiene que decirle que está equivocado, que él es un niño, es un hombre y está confundido y en este momento eso les pasa a todos los niños, hay que enfocarse en que se puede cambiar”
 
Lo anterior es el resultado del estigma que se asocia con la diversidad sexual experimentado por las familias, convirtiéndose en un tema difícil y tortuoso de manejar, al respecto Herdt & Koff (2002) indican que “los padres suelen reaccionar como si acabase de destrozarles un sueño” (p.29), donde entran en juego sentimientos de temor y aflicción por el derrumbe de los ideales y proyectos que soñaba para el hijo-a, percibiendo el futuro de manera incierta.
 
Por otro lado se identificó en el  60%,  de las madres tienen una mayor aceptación, frente la homosexualidad de su hijo/a cuando la expresión de su identidad de género corresponde directamente con su sexo biológico y  no rompe con el orden patriarcal y heteronormativo  establecido por la familia tradicional,  dando como resultado una   mayor aceptación,  debido a que  los comportamientos y expresiones públicas de la  diversidad, no son evidentes  y por lo tanto no son percibidos  socialmente   como diversos, sintiendo tranquilidad porque no se le nota, evitando los juicios sociales   hacia la familia como también los señalamientos que pueda experimentar su hijo/a. 
 
En los siguientes discursos de dos madres se observa la tranquilidad que experimentan por que los comportamientos del hijo/a se acomodan a los estereotipos sociales. 
 
MH5: “viéndolo bien, el muchachito no vota las flores por todos lados, no se le nota, entonces eso es una gran ventaja para él”
 
MH3: “pero gracias a Dios, ella no es tan masculina, ella usa el pelo largo, vestidos, o sea, le gusta ser femenina y ella es niña… y las que son hombrecito y son más masculinas son las que llevan el cabello corto y se ponen el pantalón de hombres.”
 
Los estereotipos de género marcan fuertemente a las madres y con ellas los discursos de exclusión, algunas llegan a mitigar su angustia al enfrentar la diversidad sexual del hijo/a porque él /ella actúa bajo los roles esperados de hombre y de mujer y otras juzgan como malo las expresiones de su hijo/a cuando   fracturan los estereotipos y como consecuencia los catalogan como transgresores, sin vergüenza e inmorales. 
 
Por otro lado, la pena se anida en las madres, cuando la diversidad sexual del hijo/a no coincide con los estereotipos heteronormativos que ellas han aprendido como normales, demostrando comportamientos y posturas de discriminación. 
 
El relato de la hija lesbiana evidencia los estereotipos y la presión que ejerce la madre por el comportamiento de ella:   
 
 H3: “mi mamá es muy machista, y para mi mamá el requisito es que yo sea muy femenina, pues si no sería el acabose” 
 
De manera similar en la narrativa de la hermana se encuentra reflejada la postura de la madre; las dudas y temores que experimentan al pensar en que los comportamientos y roles sociales no coincidan con el sexo biológico: 
 
Hna. H6: “huy Dios mío” el miedo de que se volviera una mujer, yo siempre lo vi así como un miedo de que se transformara; mi hermano intenta mucho complacer a mí mamá como que él es todo complaciente y él se viste así todo juicioso para complacer a mí mamá. 
 
Con lo anterior se evidencian los imaginarios de cómo puede ser mejor aceptada la diversidad si coincide con el estereotipo masculino y femenino en la sociedad y cómo las transformaciones sutiles o radicales en la expresión de la diversidad genera dudas, cuestionamientos y expresiones que llevan a la marginación del individuo y los miembros de su familia. 
 
El hallazgo de los discursos excluyentes relacionados con la expresión de la identidad de género anteriormente expuestos, reflejan la forma en que las madres naturalizan simbólica y materialmente los estereotipos de mujer y de hombre impuestos por la sociedad y la cultura, con la intención de encasillar como normal los comportamientos que siguen los estereotipos establecidos y los que no, se asumen como anormales. El conocimiento por parte de la madre sobre la   diversidad sexual de su hijo/a produce una reacción de negación, buscando alivianar el desequilibrio experimentado, guardando la esperanza de que hace parte de un momento de la vida y será superado. Es así como la madre experimenta un momento de negación de la realidad, donde se rompen los sueños construidos para su hijo/a, resquebrajando la comunicación, el respeto y las expresiones de afecto entre sus miembros. Estas reacciones pueden ser menos fuertes si las expresiones de la identidad de género corresponden de manera directa al sexo biológico, debido a los temores relacionados a las expresiones de discriminación y violencia hacia la población diversa sexualmente debido a que rompen de manera abierta con el orden heteronormativo tradicional, si es menos visible la diversidad sexual del hijo/a será menos señalado y cuestionado tanto él como su familia. Esto puede llevar a que los estereotipos de género que se aprenden en la familia con la gran influencia de la madre, sean reproducidos por las personas diversas sexualmente, en donde las construcciones y atributos se ven reflejados al   ser homosexuales, masculinos, no afeminados y lesbianas femeninas, no machorras; sumado a esto se identifica la búsqueda de pareja que cumpla con los roles establecidos social y culturalmente. 
 
4.4 Mandatos heteronormativos   
 
Se viene diciendo y evidenciando  que el momento del conocimiento de la noticia de la diversidad sexual del hijo/a  para las madres  emerge como un acontecimiento inesperado que perturba el “ordenamiento de  la familia” patriarcal, teniendo la incertidumbre de ver cumplidos los  sueños de ver a su hijo/a conformando una familia, demostrando el peso de las  representaciones sociales,   sobre género y diversidad que según Palacio (2009) anclan los estereotipos  donde el hombre y la mujer se complementan  para conformar una pareja. Conviene resaltar que en la  investigación realizada se encuentra  este  hallazgo en el 80%  de las madres  entrevistados donde manifiestan su frustración frente a la imposibilidad de ver a su hijo/a casado y con  hijos, ya que perciben  a las personas diversas como incapaces o no aptas moralmente para desempeñarse como padres, y mucho menos con la posibilidad de conformar una familia tradicional y nuclear, el sueño que  “esperaba” verse cumplir; todo esto es visto por ellas desde el dolor de verlos solos y con cierto desamparo afectivo ; en las siguientes narrativas de dos madres se puede constatar dichos temores: 
 
MH8: “si ellos no tienen hijos, ¿qué va a ser de ellos cuando sean unos ancianos?”
 
MH9: “pensé “él no se va a casar”, no me va a dar nietos, va a quedar solo”
 
De acuerdo a los planteamientos de Butler (2002) llama la atención sobre cómo desde la argumentación biológica que le da sentido a la mujer, se la somete a funciones sociales relacionadas con la función reproductiva, la mujer es siempre y cuando cumpla con su legado de dar vida para poder realizarse plenamente, perpetuándose en el discurso social en donde adquiere más poder. Para el caso de los hombres se espera que se conviertan en protectores del statu quo, el cual establece la autoridad familiar, las responsabilidades de proveer y cuidar son del padre, donde la fortaleza y la estoicidad frente a las adversidades de la vida le confieren   más hombría y respeto. Esto mismo fue encontrado por Pérez (2013) en la investigación sobre diversidad sexual e identidad de género en familias con prácticas patriarcales realizada en la ciudad de Cartagena, en ella se encontraron; al igual que en la investigación de Pereira, las diferentes concepciones heterosexistas y binarias de género en las relaciones que se dan con los familiares diversos sexualmente.
 
Es así como en las siguientes narrativas   se demuestran los sentimientos de tristeza, desilusión y lo difícil que es para la madre no cumplir con las expectativas de verlos en pareja, casados y con hijos:  
 
H9: “mi abuela le dijo a mi mamá, que si para ella había sido muy difícil, que si le daba pesar no tener nuera y nietos, entonces creo que esos son algún tipo de expectativas que se pierden” 
 
MH10: “para mí como mamá, ha sido duro porque siempre quise ver a mi hija con un hombre, tener un nieto, pero no es así y yo tengo que bajarme a la realidad” 
 
La creencia  de la familia nuclear, hegemónica,  conformada por personas heterosexuales  se ve reflejada en los discursos culturales y sociales excluyentes;  al respecto  Puyana (2004) se refiere a este  imaginario de familia como una  “imagen fantasmal de una familia ideal, que impide reconocer que esta cambia, por causas con frecuencia ajenas a nuestra voluntad”(p.8) estos discursos  mediados por el miedo  a las amenazas que puede vivir la familia tradicional,  cierran las oportunidades de las familias con hijos/as diversos de  comprender y aceptar la posibilidad de que ellos puedan  conformar una familia, y  cumplir de manera exitosa los diferentes aspectos del ciclo vital.
 
Este tipo de situaciones llevan a la madre a resignarse o realizar de cierta forma un duelo sobre el modelo de familia tradicional y la posibilidad de que su hijo/a pueda tener descendencia. Estas reacomodaciones se dan a través de procesos de resignificación, donde comienzan a verlo como un individuo con derechos y particularidades, posibilitando la mediación entre los aprendizajes de los estereotipos y el deseo de que puedan desarrollarse como seres humanos de manera integral y a la vez ser incluidos socialmente. En la actualidad, la conformación de familias homoparentales cada vez está cobrando mayor fuerza y solidez, al reclamar su derecho como personas,  a conformar una familia con quien lo desee sin depender de su sexo u orientación sexual; sin embargo, la dificultad que se ha planteado está relacionada con los prejuicios  que socialmente indican que  no es bien perciba  una familia conformada por personas  diversas sexualmente, siendo señalada como inmoral para vivir en pareja y mucho menos para criar a un hijo/a . 
 
En la siguiente narrativa de un hijo homosexual, se puede ver la transformación que está experimentando internamente, frente al deseo de conformar un hogar e incluso de tener hijos. 
 
H4: “mi mamá me esperaba ver casado con una mujer y teniendo hijos; ahora también me verá casado con un hombre y también con hijos”
 
En este otro discurso del hijo que se asume como ser espiritual, expresa como en su proyecto de vida no está tener hijos y no por ser diverso sexualmente; de esta forma las expectativas de la mamá no pueden ser cumplidas: 
 
H1: “Pues mi mamá ella quería que yo tuviera hijos, pero yo no puedo tener hijos y no pienso adoptar, porque a mí no me gustan los niños, no sé yo me siento mejor solo” 
 
En este relato se identifica a través de la voz del hijo diverso la voz de la madre, donde para ella la relevancia es ser abuela y es truncada por u la diversidad sexual de su hijo y a la vez por la decisión particular del mismo, en donde se desafían los discursos sexo-genéricos que acompañan a la madre a lo largo de vida, derrumbando el sueño por punta y punta. 
 
A partir de los discursos anteriormente expuestos se evidencia la realidad  vivida por la madre  y del hijo/a diverso  relacionada con la construcción de familia pilar cultural de  la sociedad  judeo- cristiana;  que marca las conductas, comportamientos y vivencias a seguir, con el fin de que  el hombre y la mujer reproduzcan los roles de género heteronormativos, ganen un  espacio  de reconocimiento dentro de la sociedad;  es así como se ven  reflejados en las narrativas  las relación entre las  dimensiones biográficas, la histórica y la cultural (Martínez,  2014) , que permiten reconocer las particularidades sociales, los juicios de valor que giran en torno a la conformación de la familia nuclear heterosexual con fines reproductivos y por el otro lado  los señalamientos y  la discriminación hacia las personas diversas por romper con  este  modelo a seguir. 
 
5. Conclusiones y discusión 
 
Los resultados de la investigación permitieron evidenciar el poder que ejercen los discursos excluyentes que se gestan desde las madres   sobre los hijos/as diversos, debido a la influencia que la cultura y la religión ejercen en la construcción de las formas como el hombre y la mujer debe vivir de manera “adecuada” la sexualidad. Es así como los hijos/as diversos y sus madres y cargaron con el peso de ser señalados, por los mitos, prejuicios y estereotipos de género que la sociedad impone; responsabilizando a la familia y de manera mucho más contundente a la madre, por la “inmoralidad” de su hijo/a, sintiéndose mutuamente   condenados y repudiados al no actuar dentro de los cánones y los valores morales heteronormativos de la cultura judío-cristiana. Sin embargo, se encontraron tanto en las madres como en los hijos/as un recurso importante relacionado con la reacomodación de sus creencias religiosas, para poder alivianar la carga del pecado.
 
Los desafíos  a los que se enfrentaron las madres de  hijos/as diversos las llevan  a romper con los paradigmas relacionados con la sexualidad y el género, a lo largo de la investigación  se escucharon las voces que señalaban, excluían  y  recriminaban lo diverso no sólo desde ellas mismas  sino también desde los mismos sujetos diversos, debido al peso que la educación, la religión y la cultura han ejercido; se identificaron como los estereotipos de género incidieron en las reacciones de exclusión; sin embargo cuando  las expresiones de la identidad de género correspondían al sexo biológico del hijo/a según el caso, disminuyeron en intensidad; debido a que podían pasar desapercibidos y así se  disminuía el riesgo de enfrentar situaciones de  discriminación y violencia por la diversidad sexual. 
 
De igual forma los ideales que construyeron las madres para su hijo/a buscaron responder al mandato social de conformar una familia nuclear y tener descendencia, sin embargo, se rompió en todos los casos con esta idea; bien sea porque por proyecto de vida no lo desean y/o porque han pensado en la opción de la adopción. 
 Para concluir, se identificaron como las madres van  encontrando  nuevos caminos para pensarse como corresponsables de construir  nuevas formas de entender la diversidad sexual dentro del marco de los derechos y el respeto de los mismos, este trabajo no es solamente de ellas, se necesita del apoyo en los espacios  educativos, terapéuticos, comunitarios entre otros, y así aprender a  construir  nuevas pautas para enfrentar  situaciones tan complejas como el conocimiento de la diversidad sexual.
 
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