REVISTA DE PSICOLOGIA -GEPU-
ISSN 2145-6569
IBSN 2145-6569-0-7

   
 
  Las relaciones del cuidador - bebé, abordadas en un proceso de intervención psicológico con perspectiva contextual
Las relaciones del cuidador - bebé, abordadas en un proceso de intervención psicológico con perspectiva contextual  

 
   
 
   
 
  
 

Brigitte Paola Velasco Zambrano

 

   

 

Fundación Universitaria de Popayán / Colombia 

 


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Brigitte Paola Velasco Zambrano, Psicóloga de la Fundación Universitaria de Popayán (Cauca, Colombia). Docente Investigador del programa de Psicología-Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Universitaria de Popayán (Cauca, Colombia); Investigadora del grupo COGNOSER del programa de Psicología- Fundación Universitaria de Popayán. Correo electrónico: brigipa92@hotmail.com

 
Recibido: 5 de septiembre de 2019
Aprobado: 19 de Febrero de 2018 

Referencia Recomendada: Velasco, B. (2018).  Las relaciones del cuidador-bebé, abordadas en un proceso de intervención psicológico con perspectiva contextual. Revista de Psicología GEPU, 9 (1), 07-29
 
Resumen: El presente artículo es el resultado de una investigación en torno a las dinámicas relacionales tempranas entre familia y bebé en un grupo de hogares con niños de (0-2) años de edad del barrio Primero de Mayo en la ciudad de Popayán, pertenecientes al Hogar FAMI inscrito al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF); dicho estudio busca la promoción de la salud mental en los cuidadores, a la cual se contribuyó, mediante el fortalecimiento del vínculo afectivo en dieciocho familias partícipes, la mayoría de sexo femenino, cuyas edades oscilaban entre 15-60 años de edad. La metodología usada es de tipo cualitativo-exploratorio, cuyo método recibe influencia de la etnografía, y la interpretación hermenéutica por medio del análisis en catorce “Diarios Experienciales”, empleados como herramienta de reflexión en los cuidadores al entrar en contacto consigo mismos; igualmente se utilizaron técnicas como: la entrevista a profundidad, observación participante, los grupos focales, acompañado de un proceso de intervención psicológico grupal por medio de la implementación de quince talleres de auto-reflexión; y como instrumento el diario de campo. La investigación nos llevó a concluir y señalar que la complejidad de las concepciones en torno a la maternidad y la presión social en el intento de construir un sujeto psicológico en los cuidadores; sin la intención de generalizar tienden a desvalorizar su rol como sujeto y cuidador, además la tendencia a ver sus hijos(as) como una carga, por ello es necesario generar espacios de autoconocimiento y tranquilidad.

Palabras clave: Cuidadores, vínculo afectivo, primera infancia, evocación de experiencias y sujeto psicológico.

Abstract: This article is the result of a research about the dynamics of early relationships between family and baby in a Group of households with 0 to 2 year- old children from Primero de Mayo neighborhood in Popayán, belonging to the Hogar FAMI inscribed to the Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF); this study seeks the promotion of caregiver´s mental health, to which it was contributed, through the strengthening of affective bond in eighteen participating families, the majority female, whose ages ranged from 15-60 years old. The methodology used is qualitative-exploratory, whose method is influenced by ethnography and the hermeneutic interpretation through of the analysis in fourteen "Experiential Diaries", that the caregivers used as a tool of reflection when they come into contact with themselves; techniques such as: the deep interview, participant observation,  focus groups, accompanied by a process of group psychological intervention were used through the implementation of fifteen self-reflection workshops; and as an instrument the field diary. This research led us to conclude and point out that the complexity of conceptions about maternity and social pressure in the attempt to construct a psychological subject in the caregivers; without the intention to generalize tend to devalue their role as subject and caregiver, also the tendency to see their children as a burden, therefore it is necessary to generate spaces of self-knowledge and tranquility.

Keywords: Caregivers, affective bond, early childhood, evocation of experiences and psychological subject.

Introducción

La primera infancia es la etapa del ciclo vital que va desde la gestación hasta los cinco años de edad, periodo de vida durante el cual se establecen las bases para el desarrollo físico, social, emocional y cognitivo del ser humano (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 2008), por ello, en Colombia se considera que el acompañamiento que el cuidador primario brinda al infante, juega un papel fundamental para su desarrollo, del mismo modo que contribuye al establecimiento de un vínculo afectivo entre ellos (cuidador-bebé); otro aspecto a resaltar, es que los niños(as) instauran vínculos en sus primeros años de vida con aquellos familiares o cuidadores que se encargan de brindar constantes respuestas a sus señales, permitiendo la construcción de un lazo emocional íntimo con el sujeto, el cual se irá fortaleciendo en la interacción con el contexto social (ICBF, 2010; ICBF, 2012; Puche, Orozco, Orozco, Correa y Corporación niñez y conocimiento, 2009; United Nations Children's Fund, 2012, p.11; United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization,1999, p. 3; Villalobos, 2004, p. 69-70 y  Woodhead y Oates, 2007, p.8).

En este sentido, tanto el Plan Decenal de Salud Pública en Colombia de 2012-2021 del Ministerio de Salud y protección social (2013), por su parte, retoman un punto interesante con el enfoque “diferencial”, al incluir que diferentes agentes de la sociedad cumplen el rol de cuidador, y la importancia de abordar el continuo vital y sus momentos en el ciclo de vida de todo sujeto; es decir, hay que tener en cuenta las potencialidades, capacidades, exigencias e interacciones sociales que se van desarrollando en el infante, en relación a cada experiencia del sujeto.

Incluso, en el documento 10: Desarrollo infantil y competencias en la primera infancia del Ministerio de Educación Nacional de la República de Colombia (Puche et al., 2009) y la guía operativa del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (2010), donde ambos destacan la importancia de realizar estrategias de promoción, prevención e intervención no solo en entornos institucionales, sino también en el entorno familiar y comunitario, y recalcan que la educación inicial es un proceso persistente entre las interacciones, relaciones sociales adecuadas y oportunas; que construyen las capacidades de los niños(as) en el proceso de su pleno desarrollo; en otras palabras el cuidador es el principal gestor y/o mediador  de esta tarea, donde es oportuno un total acompañamiento y cuidado brindando un entorno integral en su proceso de crecimiento.

Asimismo, es preciso mencionar que al hacer una revisión de la literatura a nivel internacional y latinoamericano en relación al vínculo afectivo, se identificaron que el concepto de cuidador primario, siendo este de origen psicoanalítico, ha tenido una transformación paradigmática, desde una perspectiva contextual, donde se identifica el término de cuidadores o “agentes socializadores” (Moreno y Granada, 2013), además se desprende de la concepción determinista de Bowlby, “la cual la madre es el surgimiento y despliegue de la conciencia del infante y la parte vital importante que corresponde a ella en proceso de aprender. Ellas crean “el clima emocional” en la relación madre e hijo”, donde la perturbación psíquica a temprana edad por parte de la madre determina en el futuro patologías mentales en el infante (Spitz, 1994, pp. 84-86); a retomar una concepción social, donde la sociedad proporciona elementos de vital importancia en la construcción y transformación psíquica del infante durante toda su vida, es decir el sujeto esta inverso a un proceso continuo de “resignificación de experiencias” (Rossetti y Costa, 2012). En otras palabras, el contexto juega un papel importante en la construcción del vínculo afectivo, donde se desarrolla y fortalece desde diferentes contextos ya sea social o familiar (Amorim, 2012; Mead, 1991; Mead 2012a; Mead 2012b; Moreno y Granada, 2013 y Rossetti y Costa, 2012).

De igual modo, Lewis (1999) propone “un modelo contextual de desarrollo”, el cual supone que las instituciones promotoras de la primera infancia deberían de hablar en sus planes de acción sobre un desarrollo social del infante en red social entorno al  “cuidado” y no la versión de “cura” tradicionalista y pasada, entendiendo que el niño(a) crece en un entorno grupal donde la madre o cuidador primario no siempre tiene el papel principal en la realidad actual de la sociedad (Rossetti y Costa, 2012). Incluso en otro estudio, en Brasil, trata de poner en manifiesto la importancia de la cultura y el sistema de creencias en la manera en que se produce la afectividad entre pares (Amorim, 2012). Igualmente, Luckmann (2008, p. 153), señala que la “infancia temprana, es donde la identidad personal de todo ser humano es construida mediante actos sociales con sentido. Gran parte de la vida cotidiana de todo ser humano adulto consta de diversos actos sociales entrelazados”. Es así, como desde una perspectiva psicológica social-cultural, estos autores promueven la importancia de la construcción de un vínculo afectivo que se puede establecer o crear mediante la relación entre cuidador-bebé dependiendo del valor adicional de afecto y significación que vayan cargadas las interacciones que día a día experimentan, contradiciendo los postulados deterministas.
Por lo tanto, teniendo en cuenta las anteriores reflexiones teóricas, socio-político y la realidad social caucana, el presente artículo se fundamenta en postulados contextuales y es el resultado de un análisis crítico de los paradigmas y la realidad social con base a las relaciones del cuidador-bebé, producto de un proyecto de investigación denominado: fortalecimiento de las relaciones tempranas entre familia y bebé, a partir de un proyecto de intervención basado en una perspectiva contextual en el grupo de hogares con niños de (0-2) años de edad del Barrio Primero de Mayo en la ciudad de Popayán durante el periodo 2015-2016 (Velasco, Casas y Gallardo, 2016), cuyos hallazgos se relacionan a los tópicos de crianza, familia, niñez, vínculo afectivo y cuidador. Dicho estudio tiene como perspectiva de base la promoción de la salud mental de la población caucana, el cual contribuye, mediante el fortalecimiento del vínculo afectivo de un grupo de familias partícipes en el proyecto, principalmente en el barrio Primero de Mayo de la comuna seis de Popayán-Cauca, pertenecientes a un Hogar FAMI inscrito al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF); donde se identificó en las primeras visitas, que el contexto requería un proceso de intervención psicológico; en el cual se evidenció durante el trascurso de interacción con la comunidad, que los cuidadores demandaban espacios de tranquilidad, autoconocimiento, esparcimiento y desahogo emocional ante los distintos elementos estresores que se presentan en su entorno social-cultural.

A partir de dichas nociones, este estudio se interesó en fortalecer el vínculo afectivo, en el cual se llevó a cabo un proceso de intervención psicológico de tipo grupal (mediante la técnica de grupos focales) direccionado a los cuidadores de niños(as) de (0-2 años) de edad. Con el fin de construir una “conciencia de sí” que le permitiera al cuidador descubrir sus potenciales, los cuales favorecen indirectamente el desarrollo psicológico, cognoscitivo, social y físico de niño(a).

Este trabajo que se realizó con la comunidad caucana, enfatiza en un proceso de reflexión por parte de los cuidadores, los cuales son los posibles generadores tanto de bienestar como de malestar en el proceso de crianza. A partir de nuestra experiencia e interacción con los participantes se plantearon quince (15) talleres auto-reflexivos y dinámicos, además se hizo la exploración y evocación de vivencias de los cuidadores en los “Diarios experienciales” (dichos diarios son construidos por los cuidadores donde plasmaron sus historias de vida, sus recuerdos de la infancia, adolescencia, su embarazo, su rol como cuidador, su futuro y el de su bebé, y otras experiencias especiales y significativas que emergieron durante los talleres) a nivel personal e interaccionista (familia- sociedad); acoplados al vínculo afectivo bajo una perspectiva contextual, con aportes del enfoque psicoanalítico y rasgos del enfoque existencial.

Es decir, este articulo pretende relatar el proceso y resultados en que se llevó a cabo un plan de intervención psicológico, cuya finalidad es construir el deseo de Ser Cuidadores a partir de su papel como agentes socializadores con una intencionalidad que no anule la  voluntad de las personas, sino que sea una voluntad experimentada satisfactoria de querer a su hijo(a), de cuidar a sus niños(as), no como una obligación, sino  como un actuar a partir del deseo, que provea al niño(a) de un  bienestar físico, cognitivo, psicológico, entre otros. En otras palabras, traer a la conciencia y transformar las representaciones de “niño fantasmático” (ideal inconsciente, cargado de fantasías, desdibujando sus deseos como cuidadores con una carga de proyecciones del otro) a un “niño imaginario” (idea realista, consciente de sus deseos voluntarios propios del ser como cuidador) en los cuidadores como lo señala Lebovici (1995, p. 112, como se citó en Villalobos, 2014, pp. 179-180), las cuales son las dos proyecciones que realizan los cuidadores respecto su hijo(a). 

Para ello, se brindaron herramientas que permitan potencializar la Consciencia de si como cuidador; debido a que varios estudios plantean que cada uno de los miembros familiares muestra algún tipo de síntoma o malestar, y le está enviando al sistema psíquico del infante un mensaje de algo que no funciona para el bienestar colectivo y personal (Vargas y Giraldo, 2012, p. 44); postulado que propone la intervención, en sentido bidireccional (cuidador-bebé). Por lo tanto, es necesario brindar herramientas que permiten generar procesos de auto-reflexión sobre experiencias personales y como cuidadores, en medio de las dinámicas interaccionistas sociales de los cuidadores en la fase de primera infancia, como lo es el proceso de crianza.

Método
 
Para este trabajo se llevó a cabo una investigación de tipo cualitativo-exploratorio el cual tuvo una duración de dos años (2015-2016); cuyo estudio consistió en describir y explorar cada familia intervenida, los cuales se fundamentan en dieciocho casos. Como método recibe una influencia de la etnografía, “tomando diferentes técnicas de acuerdo a las necesidades, tal como lo plantean Denzin y Lincoln (2015, pp. 1-32) para el investigador considerado bricoleur" (como se citó en Castro, 2006, párr. 10); es así como nos apoyamos en herramientas de la etnografía; como son la descripción etnográfica, y la interpretación hermenéutica por medio del análisis de cada uno de los “Diarios Experienciales”, los  cuales fueron catorce diarios empleados como herramienta de reflexión de los cuidadores al entrar en contacto consigo mismos(as); igualmente utilizamos técnicas como: la entrevista a profundidad y la observación participante, como instrumento el diario de campo.

Se seleccionó uno de los programas FAMI creado por Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF de la ciudad de Popayán, donde participaron alrededor de dieciocho cuidadores, los cuales asistieron esporádicamente; la mayoría de sexo femenino, cuyas edades oscilaban entre 15-60 años de edad, contando con un cuidador adolescente, tres adultos mayores y el resto adulto joven. Las edades de los niños(as) fluctuaban entre los cero- dos años de edad.

Dentro de la fase uno se realizó un proceso de sensibilización el cual duro un mes; sobre la aplicación de los talleres que se iban a realizar, haciendo uso del consentimiento informado donde los cuidadores aceptaban la participación en el proceso interventivo; el cual enfatizó los puntos que la población debía conocer para desarrollar a cabalidad dicho proceso; dentro de estos puntos estuvo: la participación voluntaria, el retiro voluntario del proceso, el uso de su imagen para fotografías o videos, la aclaración de que dichos talleres se iban a realizar en el Hogar FAMI y algunos en el Salón Comunal del respectivo Barrio.

Ya en la fase dos se hizo el uso de grupos focales acompañado de un proceso de intervención psicológico grupal que consistió en hacer un acercamiento de intervención a la comunidad, con el fin de promover las relaciones tempranas sanas entre los cuidadores y los niños(as) menores de 2 años; donde se realizaron talleres para cuidadores y bebés, fortaleciendo e identificando cambios en las relaciones tempranas de apego. La implementación de los quince (15) talleres de intervención grupal (abarcando procesos de auto-reflexión y terapia de juego) de los cuales se lograron realizar 12 con éxito a los cuidadores incluidos los de evocación de experiencias en los “Diarios Experienciales” (personales).

Dicho proceso de intervención psicológico grupal, se basó en el esquema de Castro, García y Eljagh (2012 p. 441) sobre la “Relación intencionalidad, afirmación de un valor y sentido”; el cual se adaptó según los hallazgos de la investigación a través de una perspectiva psicoanalítica y social-cultural; con rasgos del enfoque existencial, el cual se aprecia a continuación:

Figura 1: Esquema del Proceso de intervención psicológico que se desarrolló con los participantes para construir o descubrir su sujeto psicológico en sí y como gestor del cuidado. Basado en el Esquema de Castro, García y Eljagh (2012 p. 441 (ver figura 1 en PDF)

Para finalizar en la fase tres se aplicó un cuestionario que serviría para hacer una complementación de la información sobre los hogares de los cuidadores participantes. Asimismo, en la recolección de datos y análisis de datos empíricos se ha obtenido desde la influencia de la etnografía teniendo en cuenta “su perspectiva de estudio "en" caso orientada a comprender el fenómeno en cuestión (relaciones tempranas familia- bebé), teniendo en cuenta su carácter interpretativo y microscópico. Desde esta perspectiva, los hallazgos no pretenden generalizarse a otros grupos humanos y a otras situaciones, sino que más bien apuntan a la construcción de interpretaciones como construcciones teóricas que puedan servir para avanzar en la comprensión del fenómeno” (Geertz, 1993, pp. 547-568; como se citó en Castro, 2006, párr. 10).

Es así, como la categorización se partió del contenido de la información suministrada tanto en las entrevistas a profundidad, observación participante, diario de campo y “Diario Experiencial”; en los momentos registrados en la observación in situ de los cuales se extrajeron las categorías y las subcategorías obtenidas mediante la codificación abierta, axial y selectiva de Strauss y Corbin (2002) de las cuales emergieron trece (13) categorías. 

Resultados

Estado de bienestar del cuidador:

Respiración y relajación como alternativa de bienestar, y tensión:  Esta categoría hace referencia a la necesidad de generar y buscar espacios de tranquilidad en los cuidadores, debido a que se encontraban inmersos en múltiples tareas del hogar que eran generadoras de estrés, es así como los cuidadores; Cuidador 1 a Cuidador 8, expresaron que la actividad de respiración y relajación les generó estados de tranquilidad, es decir se sentían más relajados, aliviados y distensionados; en cuanto a la subcategoría tensión, se corroboró la falta de espacios que generen tranquilidad en sus vidas, evidenciando situaciones de tensión en el transcurso de la actividad del taller; la cual, después de la realización del ejercicio de respiración y el taller de relajación, algunas cuidadoras expresaron en el grupo focal:

Cuidador 3: “La actividad fue muy rica, me relajé mucho, aprendí a respirar".

Por otra parte, se logró observar que Cuidador 2, a través de su cuerpo expresó rigidez motora, percibiéndose tensa, poca movilidad, sensación de querer pararse, intento de abrir los ojos y poca concentración en el transcurso del ejercicio de relajación, el cual se realizó sobre una colchoneta, donde después de terminar la actividad expresa: “Casi nunca me relajo, con este taller pensé en la impaciencia, porque uno ya no tiene tiempo libre y mis dos hijos me estresan. Por medio de la relajación sentí liberación de mis hijos”.

Expresión Corporal como alternativa de bienestar: Otro taller que tenía el mismo objetivo de generar un espacio de tranquilidad fue la realización de la actividad de danza contemporánea, la cual algunos cuidadores (Cuidador 1, Cuidador 3, Cuidador 8, Cuidador 15), expresaron en su “Diario Experiencial”, sensaciones de placer, tranquilidad, “saliendo de la rutina”, siendo un momento agradable, dejando a un lado el estrés y siendo un espacio que generó aprendizaje al toparse con un estilo de danza poco usual, como lo escribió a continuación una cuidadora en su “Diario Experiencial”:

Cuidador 8: “La actividad de la danza fue muy interesante, no sólo bailamos, sino que, por mi parte, salí de la rutina al conocer algo nuevo, al crear, porque en el momento de hacer pasos nuevos, creados por nosotras permitió reflejar lo que somos; fue una tarde agradable. También nos integramos más, aunque me daba pena al principio esto, al no saber que movimientos realizar; pero me relajé bastante. Aunque iba con la expectativa de que realizaríamos aeróbicos, sin embargo, me agrado más, debido a que si fueran aeróbicos había quedado adolorida y con este tipo de danza tuve un buen momento de relajación”.

Vínculo afectivo:

Niveles de socialización de los niños(as): Los registros de diario de campo de las observaciones realizadas en el contexto se evidenciaron la disposición que tienen los niños(as) con las investigadoras (agentes extraños) y la relación de cercanía con los otros durante los talleres, en los cuales sus cuidadores estaban ocupadas. En estas circunstancias se observó que algunos niños presentaban un juego espontáneo, abierto, conversadores (balbuceo) y relacional (hijas de Cuidador 7); mientras que otros les tomó más tiempo acercarse a jugar (hijos(as) de Cuidador 1, Cuidador 2, Cuidador 3, Cuidador 5, Cuidador 8, Cuidador 10, Cuidador 11, Cuidador 12, Cuidador 13) y otros se presentaban distantes al quedarse al lado de su cuidador evitando el saludo y la sonrisa de las investigadoras (hijo de Cuidador 9 y Cuidador 6 e hija de Cuidador C5); los cuales se percibe un Apego inseguro, además de que sus cuidadores se mostraban pendientes de sus bebés, observándolos constantemente e interrumpiendo en sus activadas de juego. De igual manera, algunos bebés interrumpían constantemente a sus cuidadores en la realización de los talleres, en especial los niños de Cuidador 9 y Cuidador 6, evitando el contacto con las investigadoras.

Juego infantil:

Durante las sesiones de los talleres, se observó cómo los niños(as) ejecutaban sus actividades de juego, unos no prestaban los juguetes y preferían jugar solos (hijos de Cuidador 7, Cuidador 6 y Cuidador 9), otros niños(as) jugaban y compartían entre ellos. Por otro lado, se apreció el juego entre cuidadores – bebés con caricias, abrazos, besos, juguetes, cosquillas, gestos, como lo observamos en los siguientes registros del diario de campo de algunos casos:

La hija mayor del Cuidador 7, durante el momento de juego, no dejaba compartir los juguetes que tenía a su hermana y dos niños(as) más, además, su expresión facial consistió en fruncir el ceño cuando los tíos cogían los juguetes para compartirlos con los otros niños(as), lo cual los tíos reaccionaban al devolvérselos rápido, así ella continuaba su actividad de juego tranquilamente, acción que se evidencio de manera repetitiva en la sesión.

En otro caso, el hijo de Cuidador 9 deja de tomar seno y se pone a jugar con Cuidador 9, quien le besa la mano en repetidas ocasiones, después este comportamiento se traslada a acciones de juego, cuando el Cuidador 9 pasa la mano por la mejilla, nariz y la frente, mientras el niño sonreía de manera repetitiva. 

Situaciones generadoras de ansiedad:


Los cuidadores relataron, que los quehaceres del hogar, el cuidado del bebé, alimentación del bebé, es decir cuando el bebé no quiere recibir la comida; el llanto del bebé; el trabajo, su familia, la escolarización de los hijos(as) mayores, haciendo referencia a la situación económica, los horarios, el transporte, las tareas, tanto que el Cuidador 5 en ocasiones “se le olvida recoger a tiempo a su hija”; por ende estas situaciones generaban en los cuidadores estados de estrés; es así como en los encuentros quedó al descubierto la palabra “impaciencia” expresada por los cuidadores. En cuanto a las tareas del hogar asumidas por los cuidadores, estos expresaron sentirse sobrecargados por la falta de ayuda, y además tienen que cuidar a otros como sus padres, esposos y familiares extensos, como lo refleja el siguiente testimonio de un cuidador sobre una experiencia en torno al tema de la alimentación:

Cuidador 1: “Yo siento desesperación; por ejemplo, en el momento de darle los alimentos y no quiere recibirlos”.

Más adelante, Cuidador 1, relata una  experiencia generadora de estrés con relación a su esposo; “Mi marido es muy desordenado, lo contraria a mí, porque mi mamá, me enseñó a ser ordenada; en cambio él no, se quita las medias y las deja por ahí tiradas, deja los vasos tirados donde él quiera, y eso que solo viene cada cinco días en el mes, porque él trabaja en un hospital de la Vega; si viene todos los días, más el cuidado de mi hijo y mi papá, yo me vuelvo loca, por ello siempre terminamos discutiendo”.

Nuevas concepciones y vivencias de la maternidad:


Algunas cuidadoras eran madres primerizas, las cuales expresaban tener muchas dudas sobre la maternidad; refugiándose en sus madres o en otros cuidadores que tenían entre dos o más hijos; tomándolas como referentes de experiencia en cuanto al cuidado del bebé. Por otra parte la mayoría de las madres de los cuidadores ya habían fallecido por lo cual ellas sentían que les faltaba el respaldo maternal en el momento de responder a algunas necesidades de sus hijos(as); por lo tanto se evidenciaron comportamientos evitativos en su rol como cuidador, diferente a lo que comúnmente se conoce y lo que la sociedad esperaría, por ejemplo estar todo el tiempo acompañando a su hijo(a) y estar pendiente del hogar; estas son algunas de los relatos sobre las acciones que ejecutan los cuidadores entorno al cuidado sus hijos:

Este testimonio hace referencia a la falta de estrategias para desenvolverse en la calle con sus elementos personales y del bebé Cuidador 10: “Mi mamá, me dice que lleve el saco y la cobija; pero es que en realidad no me gusta cargar muchas cosas, uno se enreda, por ejemplo, cuando ando con el coche y cargar el saco, el celular, ¡Aggg!, es horrible. Yo quiero más comodidad”.

Más adelante, Cuidador 5 expresa su experiencia en formación académica profesional (peluquería) y la crianza de su hijo, “Como yo estoy en un curso de peluquería y estética, mi hijo siempre me tiene listo el arroz y el jugo, todo lo tiene listo, me colabora mucho en la casa con el aseo, y así puedo estudiar de manera tranquila”.

Pero, algunos cuidadores, en especial la Cuidador 14 utiliza herramientas novedosas como el celular para responder a las necesidades de su hija, como elemento que ejemplifico ante la pregunta: “¿Cómo es su relación actual con su hijo(a)? de un ejemplo. Del cual respondió:

Cuidador 14: “Estoy muy feliz, es el motivo y mi motor a seguir, significa todo para mí; como, por ejemplo: tomarme fotos con ella, jugar con ella”.

Por otro lado, algunos cuidadores (Cuidador 9, Cuidador 5, Cuidador 16 y Cuidador 14) tienen el deber de suplir los ingresos económicos del hogar, como madres cabeza de familia; lo cual, los conlleva a construir nuevas herramientas para desempeñar dos roles en casa como el cuidado de su hijo(s) y sus trabajos; siendo así, cuidadores que empiezan a alimentar a su(s) hijo(s) a tomar tetero antes de lo que se considera socialmente adecuado, quintándoles el seno con anterioridad.

Cuidador 9: “Mi papá me dice que lo acostumbre al biberón, que le dejara de dar seno; y pues, me va a tocar hacerlo porque cuando empiece a trabajar no voy a tener tiempo de alimentarlo con el seno”.

Compartir de saberes:

Durante varios encuentros se compartieron algunas experiencias por parte de los investigadores y las cuidadoras sobre crianza y pareja, profundizando temas como la alimentación, remedios caseros, castigo, vestimenta, sacar los gases y sus experiencias durante y después del embarazo; donde usualmente los cuidadores entablaban conversaciones sobre que hacían para responder a las necesidades de su(s) hijo(s), convirtiéndose en un espacio de compartir experiencias. Además, las cuidadoras expresan los cambios que han tenido después de ser madres, sus temores, errores y momentos agradables y lo que les prepara el futuro; donde Cuidador 3 que es madre primeriza y gestante, se imagina en esa situación al escuchar a sus compañeras, lo siguiente:

Cuidador 3
: “Manejar los horarios va a ser difícil, porque no soy puntual, como, por ejemplo; al darle el tetero a tiempo, todo lo concerniente al cuidado me va a costar cuando nazca mi bebé”.

Además, en la ejecución de los talleres los cuidadores expresaron sus fortalezas y debilidades, evocaron sus recuerdos agradables y desagradables durante su infancia, adolescencia, juventud, maternidad y futuro, además de realizar procesos de auto-evaluación constante de sí mismas durante los talleres y al final del programa interventivo psicológico grupal; realizando procesos de reflexión de sus vidas como mujeres y madres en situaciones del día a día; aunque no a todas se les facilito la realización  de las actividades reflexivas en especial el ejercicio escrito en los “Diarios Experienciales”, debido a que evitaban responder o eran respuestas inmediatas, cortas y poco detalladas. Sin embargo, en algunas cuidadoras (Cuidador 14, Cuidador 13 y Cuidador 8 ) consiguieron “identificase como son” por medio del taller de Cuidado Personal (maquillaje) y Expresión Corporal (danza). A continuación, exponemos algunos ejemplos de cómo los cuidadores en ocasiones podían ser conscientes de sí mismos, pero después se bloquean:

Cuidador 1: “Yo me di cuenta al verlo a él, que me enseña como yo he sido buena mamá y de que lo que he hecho hasta ahora está bien, además al cuidar de mi hijo me di cuenta de cómo subió mi autoestima porque yo la tenía muy baja”.

Sin embargo, en otro taller reflexivo Cuidador 1 expresa: “No sé qué poner, no se me ocurre nada”. Y en el “Diario Experiencial” escribe lo siguiente: “La habilidad que descubrí en mi durante el trascurso de este taller.” En este apartado concluye la frase.

Por otro lado, se evidencio en Cuidador 6, que durante casi todos los talleres se la pasaba jugando o amamantando a su hijo, o conversando con la Madre FAMI y no concluía con las auto-reflexiones de los talleres.

Igualmente está el caso de Cuidador 17, en la actividad de evocación de un recuerdo agradable, expresando: “Amor es mi valor, no espere, no entiendo”. (Vuelve a intentarlo) y expresa después; “Mi mejor recuerdo es cuando estaba teniendo a mi hijo. Eso sí es amor verdadero”.

Evocación en experiencias de socialización con los otros:


Identificación con la figura materna y paterna: Esta categoría alude a la identificación que el cuidador cree tener con su madre y/o padre correspondiente, siguiendo sus ejemplos de crianza, en especial Cuidador 9; sin embargo, Cuidador 6 manifiesta experiencias desagradables con la figura materna. Es así como los participantes (Cuidador 1, Cuidador 2, Cuidador 3, Cuidador 4, Cuidador 7 y Cuidador 10) han mencionado una relación de cercanía con la madre, mientras otros participantes como lo es el caso de (Cuidador 5, Cuidador 1) se identifican con la figura paterna, como lo pueden apreciar en los siguientes testimonios:

Cuidador 3: “Otra cosa muy importante es que le doy gracias a mi mamá, porque me enseñó a trabajar, entre otras cosas que hacíamos juntas que me sirvieron, como por ejemplo vender fritanga, hacer sancochos y yogurt. Gracias a esas bonitas enseñanzas, hoy en día tengo varias herramientas para defenderme económicamente”.

Cuidador 14: “Me dio muy duro la muerte de mi padre, tenía 11 años, era una niña. Yo era muy apegada a él pero poco a poco fui superándome, y también ayudando a mi madre a superar este dolor tan grande.

Experiencias desagradables durante su vida: Son situaciones negativas o poco agradables durante la niñez, adolescencia, embarazo, vida en pareja y relación con sus familiares expresado por todas las cuidadoras que describieron en el “Diario Experiencial”, donde se evidenciaron sentimientos de tristeza, soledad, incertidumbre, angustia, dolor y miedo a todo lo que implica ser madre. Además, casi todos los cuidadores (Cuidador 9, Cuidador 5, Cuidador 4, Cuidador 16, Cuidador 7, Cuidador 1, Cuidador 8, Cuidador 12) expresaron como recuerdo desagradable (en el Taller de Evocación de Emocional con las bombas), el fallecimiento de su madre, situación que es difícil e indeseable para ellas, ya que para ellas significa un agente de apoyo y ejemplo para comprender y responder las necesidades y exigencias de sus hijos(as).

Cuidador 5: “Yo vivía en el campo y tenía ya a una niña, luego quede embarazada y ¡mi esposo, me dio la espalda! ¡Quede Sola! Ir a conseguir trabajo era duro estando con una barriga, quien me iba a contratar. Sin embrago por ahí me ganaba mis pesos, con eso pagaba mis cosas y las de mi hija. Yo iba a demandar a mi esposo, pero no quería dañarle la hoja de vida, ya que es profesor de escuela; por eso deje de ir a la comisaria. Aun así, en medio de mi situación seguí adelante, con el apoyo de mi madre, ahora estoy haciendo un curso de peluquería y estética. Actualmente aún me da duro la perdida de mi mamá ya que fue el motor de mi vida”.

Aprendizajes como cuidador y Figura femenina positiva: Partiendo de los aprendizajes adquiridos de sus padres, los cuidadores replican algunas de las herramientas significativas que le aportan a la crianza sin embargo, lo apropia según lo que ellas crean que es conveniente a sus hijos(as), es decir que las cuidadoras no tienen la intensión de ser tan severas y rigurosas; además algunas cuidadoras construyeron una identificación positiva con una figura femenina que no es necesariamente la madre, en especial el caso de Cuidador 6, quien manifiesta la ausencia de su madre pero con un acompañamiento especial de su tía.

Cuidador 6: Mi mamá me cuenta que antes yo era muy apegada a mi tía y que yo me iba gateando hasta donde ella, yo sola llegaba allá y ella se preocupaba. Después la situación de convivencia con mi mamá fue difícil ya que ella era alcohólica y muy rara vez iba a casa; sin embargo, mi tía estaba ahí, ella me cuidaba, me protegía y me enseño muchas cosas buenas de la vida, por eso la quiero mucho”.

Bienestar en la infancia: Este apartado tiene relación con los anhelos que las cuidadoras tienen para con sus bebés en el futuro, como sus valores, habilidades, escolarización, posición social/económica y su visión sobre el proyecto de vida de sus hijos(as), en la ejecución de la actividad de proyección en el futuro en el “Diario Experiencial”, donde no se describieron a ellas misma sino dándole mayor importancia a sus anhelos en sus hijos(as), como centro total de sus vidas, es decir las cuidadoras tienden a proyectarse en sus niños(as); sin embargo Cuidador 5 realizar un proceso de conciencia frente a sí misma.

Cuidador 5: “El futuro para mis hijos es lo primero que todo, empezaría con encontrar un mejor barrio, donde pueda vivir mejor y tener mi propio negocio como por ejemplo una peluquería, surtido con accesorios para belleza; y estar atendiendo mi negocio, a la vez, que estoy pendiente de mis hijos, brindarles el acompañamiento que ellos necesitan; sin embargo, soy consciente que una empresa requiere mucho tiempo, por ello no me gustaría que mis hijos estén al cuidado de otra persona. Ellos se van a moldear de acuerdo a lo que las personas de afuera les puedan ofrecer. Así que voy a buscar una manera para que eso no pase. Mientras tanto, estoy estudiando para poder lograr lo que me he propuesto, y poder brindarles un buen futuro a mis hijos con la ayuda de Dios”.

Cuidador 14: “Lo que espero en el futuro es que mi hija sea una gran profesional; como madre verla por mi hija; ver la en un jardín con su uniforme, con sus amiguitos, verla correr, reír, caminar, en fin, muchas cosas. En si lo que deseo es verla en su fiesta de 15 años, aunque falta mucho, pero si mi Dios me tiene con vida, de aquí a allá, me gustaría estar con ella”.

Crianza: Los cuidadores manifiestan algunas herramientas y recomendaciones que para ellos son importantes en el cuidado de sus hijos como son: la salud, alimentación, manejo de la norma y límites, donde se observan algunas dificultades en el ajuste de la norma por parte de los niños(as) y los tipos de castigos que implementan sus cuidadores, sin embargo tratan cada día de atender inmediatamente las necesidades de sus bebés; bien sea pidiéndole ayuda a sus familiares, amigos, vecinos e incluso a la Madre FAMI, y compartieron en  los grupos focales algunos tips de cuidado a los infantes, como por ejemplo; para sacarles los gases al bebé, sobre remedios caseros ante enfermedades como: la diarrea, fiebre y orzuelo. De todo lo anterior puede dar cuenta el siguiente testimonio: 

Cuidador 1: “Si mi mamá estuviera viva, ella sabría qué hacer cuando el niño está enfermo, porque si le pregunto a mi papa, él no sabe que responderme, él me dice; no sé, pero Roció (Refiriéndose a su esposa fallecida) le daba plátano, zanahoria o guayaba, cuando usted estaba pequeña. Pero como ella no está, ahora a mí me tocaba salir corriendo donde las vecinas a preguntarles, yo corro donde todo el mundo para que me expliquen qué hacer con él bebé”.

Cuidador 7: “Ellos lo mandan a uno en la calle, hacen lo que quieran; sin embargo, cuando llegamos a la casa los corrijo o sino la meto a su chorro. Por ejemplo, la niña (hija mayor) cuando llega del CAI (jardín), trae vicios raros, pero yo la reprendo en la casa, le doy con una correa en la mano o la meto al chorro y así ella me respetar”.

Reacciones ante las necesidades de los bebés, objeto tranquilizador (seno):

Durante la realización de los talleres se presentaron situaciones, donde los niños(as) se mostraban inquietos(as) durante la ejecución de las actividades, situación en la que los cuidadores implementaron como elemento tranquilizante el seno, de esta manera algunos niños(as) se tranquilizaban y ellas podían continuar con las actividades; en cambio otros lograban tranquilizarse, pero de manera intermitente, hasta que los niños(as) no quería seno. Por ejemplo, en el caso de Cuidador 6, mientras estaba escribiendo su auto-reflexión en el Diario Experiencial, alternaba sus acciones en escribir y amamantar a su niño. Situación que se observó en varios cuidadores, en que sus hijos estaban muy inquietos o llorando, los cuales las cuidadoras de inmediato le daban seno (sin la intención de hambre), ante este acontecimiento ellos se calmaban, igualmente los cuidadores se observaban tranquilos en su expresión facial.  

Discusión

Este artículo, acuña el término cuidador, entendiéndose que el cuidado de los infantes, no depende exclusivamente de las madres sino; también de otros integrantes que hacen parte fundamental del desarrollo físico, psicológico, cognitivo y social. Es así, como el término de cuidadores se extrae de posturas contextuales actuales durante el siglo XXI como; Amorim (2012); Berger y Luckmann, (2012); Castro, García y Eljagh (2012); Mead, (1991); Mead (2012a); Mead (2012b); Moreno y Granada (2013); Puche et al. (2009) y Rossetti y Costa (2012); fenómeno que se evidencio por la participación fluctuante y diversa de los distintos cuidadores en el contexto como por ejemplo las abuelas, tías, suegras, hermanos, padres, tíos y Madre FAMI; además de la presencia de sus hijos(as), nietos(as), sobrinos(os).

Lo señalado, refiere que los cuidadores hacen parte de un contexto sociocultural macro (guardería infantil, entidades de salud, instituciones educativas, vecindario, instituciones de servicio social para la primera infancia, niñez y adolescencia) y micro (padres, hermanos(as), tíos(as), abuelos, primos(os), empleados de servicio, padres sustitutos y la familia externa), por lo tanto esto nos genera la inquietud; ¿Existe solamente un sujeto cuidador o hay “agentes socializadores” que cumplen este rol? Ante esta inquietud, retómanos el postulado de Moreno y Granada (2013), donde utilizan el término de “agentes socializadores”, los cuales interfieren en el proceso de construcción del vínculo afectivo en los infantes. Entendiendo que dichos cuidadores son un ser interaccionista, que está en constante cambio y construcción de objetos de deseo (bebé) por medio de la experiencia, los cuales interioriza en su estructura psíquica, generando un intercambio afectivo, ante la demanda, dando así respuesta a sus necesidades.

En relación a la postura previa, existe la probabilidad de que el vínculo afectivo no se lleve a cabo exclusivamente por el cuidador primario, ya que Berger y Luckmann, (2012), plantean que la socialización secundaria “Es la adquisición del conocimiento específico de “roles”, estando estos directamente o indirectamente arraigados en la división de la cultura”; es decir no solo los seres humanos interiorizan esquemas de socialización primaria sino también de diferentes subsistemas sociales del que hacen parte, aclarando que algunos sujetos no han pasado directamente a cumplir la socialización primaria, sino que pasan directamente a interiorizar las experiencias de socializaciones secundarias; como lo recalcan los autores: “no existe ninguna sociedad, dentro de la que conocemos que no posea cierta división de sistemas sociales” (Berger y Luckmann, 2012, pp. 172- 173).

Así pues, el sujeto psicológico puede construir y descubrir nuevos significados de experiencias previas que se pueden integrar y trasformar con experiencias interaccionistas nuevas en su entorno. Vale la pena decir que cuando el cuidador pasa más tiempo con el niño(a), sin ser necesariamente la madre (diada), pasa a suplir el papel del “cuidador primario”, con nuevos esquemas interaccionistas; sin afectar el desarrollo óptimo del niño(a). Reiterando el término del “cuidador”, que se encuentra en este proceso como eje central en este estudio, y a su vez como se evidenció en los hogares participantes.

Lo mencionado, nos lleva a cuestionar la contraparte del postulado señalado, el cual hace hincapié a la diada (madre – hijo), siendo esta el pilar fundamental que permite la estructuración de la personalidad en el infante, como lo señala el psicoanálisis tradicional de Boris Cyrulnik (1989); Bowlby; Colmenares (1997); Dolto (1983); Freud; Lavallée; Lebovic; Lecannelier (2006); Levin (2014); Melany Clean; Pichon-Riviere (2000); Spitz (1994); Villalobos (2014); Wallon (1959); Winnicott (1964); entre otros; quienes proponen:


La madre es el surgimiento y despliegue de la consciencia del infante y la parte vital de importancia que le corresponde a ella en el proceso de aprender. Ellas crean “el clima emocional”, en la relación madre e hijo. Brindan una gama siempre renovadora enriquecida de variadas experiencias vitales que son todo el mundo”. (Spitz, 1994, p. 84).

No obstante, algunos de algunos autores se contradicen en sus textos al referir que la madre no es la única fuente interaccionista del infante, dando a entender “la influencia emocional” que ejercen los otros y el contexto social–cultural sobre el infante; quienes cumplen roles importantes como figuras de apego en las experiencias significativas del infante supliendo sus necesidades; aun así se abstienen en profundizar este postulado en sus paradigmas epistemológicos (Levin, 2014; Spitz, 1994; Villalobos, 2014 y Winnicott, 1964).

Por consiguiente, el vínculo afectivo no constituye solo una categoría, sino un camino para el desarrollo de saberes culturalmente valorizados; donde se data un recuento histórico sobre las miradas culturales de la mujer occidental, las cuales son vistas como un ser doblegado, de pocos derechos, que asume una postura de sumisión y poco poder; convirtiéndola en un prototipo social – cultural que va directamente relacionado con el hogar; un ejemplo de ello es la ley de vientres que  propicio una mayor pertenencia de los hijos con su madre, porque eran sus condiciones las que estos heredaban y no las del padre (Solano, 2006, p. 35).

Es decir, el infante es capaz de construir vínculos afectivos con el sistema familiar y social del cual haga parte; este sistema puede suplir múltiples necesidades lo que implica que se produzca una resignificación de las experiencias; haciendo de estas un momento significativo que puedan fortalecer o debilitar el desarrollo psíquico del niño(a). Por lo tanto, en esta línea es necesario mencionar el proceso de “resignificación de experiencias”, el cual tiene que ver con las rupturas y aperturas afectivas según las vivencias de los niños(as) en situación de desprotección social. “La ruptura de vínculos afectivos por sí sola no define la personalidad: es más importante la manera en que el sujeto y las personas con las que convive significan el evento, así como son pertinentes sus vivencias posteriores a la ruptura. Por consiguiente, el futuro de los niños/as no estaría determinado por sus vivencias infantiles sino por el significado que se les atribuye” (Rossetti y Costa, 2012), fenómeno que se evidencio en el caso de Cuidadora 6, donde realizo un proceso de “resignificación” de su madre biológica (experiencia desagradable) con su tía (identificación y experiencia positiva).

Esta nueva postura interaccionista sobre el vínculo se enmarca más de una manera contextual donde la gama de agentes socializadores son fluctuantes ya que el niño(a), no desarrolla un vínculo estable (Amorim, 2012; Castro, García y Eljagh, 2012, p. 391; Mead, 1991; Mead, 2012a; Mead, 2012b; Moreno y Granada, 2013 y Rossetti y Costa, 2012); en otras palabras hay una “tendencia a buscar indiscriminadamente atención y contacto físico, incluso con personas extrañas y estarían directamente relacionadas con la privación específica de la madre o por lo menos con la privación de una o pocas figuras maternas sustitutivas estables” (Rossetti y Costa, 2012). Ante esto se comprende que los diferentes miembros de este sistema social, como lo son  padre, madre e hijos; donde históricamente se recalca el papel de la mujer dentro del sistema familiar actual, como refiere Galvis (2011, pp. 144-147), que dentro del contexto cultural se ha impulsado de muchas maneras que la mujer como género, pueda hacer parte de la historia y no solo ocupando una posición de obediencia y sumisión;  sino que ocupe un lugar en donde se vea los géneros de la misma manera y que en términos de igualdad logren tener los mismos deberes y derechos.

Situación que quedó al descubierto en los relatos de los cuidadores, con los introyectos culturales arraigados referente al género y su rol como mujer y cuidadora; donde en pleno Siglo XXI, aún se les dificulta encontrar un  lugar en la sociedad como mujer participativa y empoderada, previendo esta perspectiva, a pesar de que nos encontramos con cuidadoras cabeza de familia, quienes tienen la posibilidad de trabajar; aun no logran convencerse a sí mismas de la importancia que tienen dentro de la sociedad.

Es así, como estos cuidadores representaron dos roles de la realidad social, el primero es un rol de cuidado y el otro como generadoras de ingresos de su hogar, como se ajuste a su situación económica; cabe aclarar que algunos cuidadores se ven obligados a buscar ayudas del Gobierno como entidades de apoyo social (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) y sus padres o familiares externos para cuidar a sus hijos mientras laboran informalmente. Situación que ha ayudado a las mujeres a reivindicar sus derechos como a la realización profesional fuera del hogar, el trabajo femenino, que adopta un cambio en el tiempo de acompañamiento que generalmente el cuidador primario dedicaba al bebé (Amorim, 2012).

En relación al trabajo femenino, en términos de globalización, nos preguntamos ¿Qué  papel cumple la mujer dentro de la sociedad?, haciéndose evidente el acompañamiento esporádico de los cuidadores, además de la ausencia del apoyo maternal (fallecimiento de la figura materna); notamos que estos acontecimientos generan en los cuidadores un cambio, es decir una nueva perspectiva de saberes en cuanto a la crianza, de los cuales surgen nuevas concepciones de la maternidad; debido a las experiencias obtenidas en su contexto, las cuales son construidas por cada cuidador, generando nuevos saberes sobre la crianza, por ejemplo el uso de la tecnología (celular) como medio de relación afectiva y de juego con su hijo(a). Postulado que confirma la autora Molina, (2006, párr. 38- 39), al referir:


“En este contexto se aprecia una prevalencia del discurso moderno sobre maternidad (Hays, 1998) conjuntamente con la emergencia de nuevas ideas que surgen como visiones opuestas. Se origina, por ejemplo, una contradicción entre crianza intensiva del niño y el ethos de las relaciones impersonales y competitivas en la búsqueda de ganancias individuales. Desde este punto de vista la maternidad empieza a ser contraria a la realización personal. Se disminuye el número de hijos, la opción laboral y actividades fuera del hogar aumentan como tema de la mujer y las madres. La postergación de la maternidad empieza a ser aceptada lo que se evidencia en una ampliación de la brecha generacional” (Burin, 1998). La crianza propiamente empieza a considerarse como una tarea colectiva. Se plantean nuevas formas de definir los roles parentales y de género en la familia” (Burin, 1998 y Hays, 1998).

Por ejemplo, la asignación de nuevos roles a cada uno de los miembros del sistema familiar, lo cual se logra evidenciar en los relatos de algunos cuidadores, donde expresan que sus hijos(as) mayores les ayudan a cuidar a sus hermanos(as) y a realizar los quehaceres del hogar, mientras realizan otras labores como trabajar y/o estudiar (técnico profesional). Por ende, los cuidadores se convierten en fuente de ingresos para su hogar, rompiendo con el paradigma tradicionalista que asume que los cuidadores deben estar dedicados cien por ciento al hogar.

Sin embargo, estamos inmersos en una sociedad donde la asignación de una función como cuidador y mujer; no permite desarrollar procesos de crecimiento personal y social; al sostener este mito de abnegación la mujer se sigue viendo limitada en función de un enmascaramiento sobre las demandas de la sociedad y su familia; lo que le impide interiorizar sus habilidades como mujer, creyéndose incapaz de empoderarse y formar parte activa de la sociedad, aun sabiendo que posee múltiples habilidades; con relación a esto Molina, (2006) refiere:


En síntesis, podemos asistir a distintos escenarios posibles: de madres agobiadas y deprimidas por el exceso de responsabilidad, confusas frente a los múltiples roles que deben desempeñar (profesional, laboral, familiar, de pareja, social), de visiones que deben enfrentar, exigidas a dar respuestas eficaces, pero también madres participantes en un ambiente colectivo, que adquieren nuevos repertorios para desenvolverse y crean espacios de experiencia e interacción, alcanzando nuevas comprensiones para los temas de la vida cotidiana, de la crianza, de su rol de madre, de actor en la sociedad y de sí mismas (párr. 54).


En pocas palabras, los cuidadores presentan situaciones generadoras de ansiedad y estrés ante el cuidado de sus hijos(as) y las tareas del hogar expresando sentirse “sobrecargadas por la falta de ayuda” en múltiples tareas. Situación que se dilatada ante la búsqueda de valorización de su rol; “ilustrando la contradicción entre vivencia e idealización de la maternidad. Por un lado, vivida como regalo de Dios, pero por otro, desprovistas del reconocimiento social acerca de lo que el ejercicio de la maternidad aporta a la organización de las sociedades” (Alvarado, 2005, p. 16).  Por ende, los cuidadores expresan agotamiento ante las demandas del otro; suceso que lleva a un estancamiento frente al encuentro consigo mismos. “El bebé y el niño(a) se convierten en objetos privilegiados de la atención maternal; la mujer acepta sacrificarse para que sus hijos vivan y para que viva mejor a su lado” (Badinter, p. 166).

Así pues, inferimos que la falta de convicción sobre lo que desean, conlleva a que algunos cuidadores dejen de lado los compromisos adquiridos con sus hijos(as), dedicándose a atender las demandas del otro social; esto conlleva a que haya una falta de criterios frente a los saberes propios al no poner límites en cuanto a la crianza de su hijo(a) (Villalobos, 2014, p. 280).

Con lo dicho anteriormente se evidenció la necesidad de crear espacios que permitieran a los cuidadores un momento de relajación, cuyo objetivo era propiciar un estado corporal y mental contrario a la tensión, donde surgiera una experiencia subjetiva de sensación de calma y de baja actividad corporal (Bernabeu y Goldstein, 2012, p. 99), esto se logró a través de actividades de respiración, relajación, danza contemporánea y cuidado personal (sesión de maquillaje).

Por medio de estas actividades los cuidadores descubrieron nuevas herramientas de las cuales podrán hacer uso cuando se presenten dichas situaciones generadoras de ansiedad y estrés. Igualmente, las herramientas adquiridas a través de la actividad permitieron a los cuidadores “tomar consciencia a nivel corporal del exceso de tensión en los músculos de su cuerpo y a nivel mental desarrollan su imaginación, induciendo en la mente ciertas sensaciones y visualizaciones que producen también un bienestar físico” (Bernabeu y Goldstein, 2012, p. 100). Por lo tanto estos estados de tranquilidad, conciencia y visualización le brindaran al cuidador sensaciones de fortaleza, placer, confianza y calma en el momento que lo necesiten, de esta manera podrán transmitir dichas sensaciones a su bebé; por lo tanto se entiende la importancia que tiene la condición de necesidad de un otro (cuidador) que ofrezca un estado de tranquilidad corporal y mental al bebé, ya que esto permitirá desarrollar la sensibilidad del mismo al igual que favorecerá su desarrollo psicológico (Villalobos, 2014, p. 197).

Por otro lado, existen pautas de crianza ya institucionalizadas, esto no cambia el hecho de que haya una diversificación de modelos y formas en el momento de dar respuesta a las necesidades de los infantes, dependiendo de la historia social–cultural de los cuidadores, lo que evidencia una cantidad de saberes que vienen introyectados con una carga imaginaria de lo que los cuidadores desean transmitir de generación en generación. Por ejemplo, cuando los cuidadores expresaron las diferentes formas de sacarle los gases al bebé.

Dichos saberes son compartidos entre cuidadores, debido a una constante búsqueda de reconocimiento y retroalimentación de aprendizaje que está relacionado con el proceso de  crianza, de esta manera lograr una respectiva apropiación y aprobación de los saberes que han adquirido a través de la experiencia, sin embargo algunos no lograron dicha apropiación por la falta de experiencia; esto hace que los cuidadores indaguen nuevas fuentes como vecinos, amigos, personas experimentadas e incluso profesionales (Madre FAMI e investigadoras), direccionándose en el proceso de crianza, el desarrollo físico, cognoscitivo; donde probablemente les generó un impacto de satisfacción en los cuidadores al sentir que encontraron lo que indagaban.

Proceso de intervención psicológico grupal

Otro aspecto importante y en el que se hizo hincapié en esta investigación, fue el proceso de intervención psicológico grupal, donde se pretendió proponer una nueva forma de intervención que permitiera abordar más a fondo la consciencia de si en los cuidadores. Haciendo uso del “Diario Experiencial”, acompañado de diez talleres dinámicos y reflexivos que se implementaron en Hogar FAMI. Los cuales  arrojaron relatos cargados de subjetividad por medio de la evocación de experiencias pasadas, presentes y presente continuo las cuales se proyectan en el proceso de crianza y que se refleja en  discursos ajenos, es decir introyectados ante la demanda social, sin hallar un reconocimiento de sí mismo, al camuflarse en el cuidado de su hijo(a); con estados proyectados en la crianza que posiblemente sean contraproducentes en el desarrollo cognitivo, físico y emocional de sus hijos(as), ante lo que se conoce como una desconfiguración del vínculo afectivo con características de opresión y/o apertura.

Es así, como se evidenció en los cuidadores discursos vacíos, incoherentes en relación con lo deseado por ellos y lo deseado por la sociedad, ya que esto los hace entrar en un estado de ambivalencia todo el tiempo; al no tener certeza de sus saberes se convierten en seres vulnerables ante lo que la cultura quiere y espera de ellos. Esta ambivalencia hace que el cuidador ingiera todo lo que la sociedad tiene de referente sobre el ser cuidador y pierda su esencia como sujeto psicológico. De esta manera la subjetividad tanto del cuidador como del bebé se verá impregnada de elementos culturales que más adelante influenciaran el desarrollo psíquico del niño(a); también se identificó ausencia de auto-reflexión como sujetos psicológicos y poca consciencia de sí. Debido a la dificultad que presentan para reconocer sus fortalezas como cuidador y sujeto; al presentar esta dificultad se comprende que los cuidadores presentan una zona de confort, donde permiten que los otros (sociedad, familia y cultura) influyan en la crianza de su hijo(a). Asimismo, los mecanismos de defensa que usan los cuidadores emergen en dichos relatos; los cuales permitieron dar cuenta de la falta de empoderamiento, necesidad de reconocimiento, baja autoestima, inseguridad, dificultad para expresarse, impaciencia, y un sentido de vida que no es acorde a su deseo como sujeto psicológico (Molina, 2006, pp. 44-45)

Reacciones ante las necesidades de los bebés, objeto tranquilizador (seno):

A continuación, abordaremos un tópico interesante que observamos en el proceso de crianza, llamado seno; el cual es considerado como uno de los elementos más importantes y significativos en dicho proceso. Al hacer referencia al seno como elemento fundamental de la crianza, donde se conoce la importancia que tiene este en la creación del vínculo afectivo madre-hijo(a) en este sentido, cuando la madre amamanta a su hijo(a) por primera vez, es así como ambos comienzan a construir un lazo inquebrantable que durará por el resto de su vida.

Por consiguiente, “el amamantamiento puede ser goce físico de la madre. En términos freudianos cabría hablar de un auténtico placer sexual; también es cierto que ese placer es compartido con él bebé que mama” (Badinter, 1991, p. 43). Lo que indica que la madre siente que cuando amamanta a su hijo(a) le genera protección, tranquilidad y placer; esto hace que el seno sea visto desde otra perspectiva, pasando como elemento conocido biológicamente “alimento”, en las observaciones lo denominamos como elemento tranquilizador tanto de la madre como del niño.

Conclusiones

Este artículo alimentara los marcos de fundamentación y evolución epistemológica y teórica sobre el vínculo afectivo y el desarrollo del sujeto psicológico desde una perspectiva socio-cultural enlazada con las experiencias cotidianas de un grupo de cuidadores Caucanos.

A su vez, se busca la promoción de la salud mental de los cuidadores, principales gestores del cuidado de la primera infancia, donde se relató algunas de las herramientas que se pueden brindar a los cuidadores para favorezcan el establecimiento de relaciones afectivas propicias; por medio de un proceso de intervención psicológico grupal; con el fin generar estados de auto-reflexión que se plasmaban en el “Diario Experiencial”, por medio de los talleres que permitían descubrir potencialidades en los cuidadores.

También se puede concluir que la complejidad de las concepciones en torno a la maternidad y la presión social en el intento de construir un sujeto psicológico en algunos cuidadores; sin la intención de generalizar tienden a desvalorizar su rol como cuidador y a que sus hijos(as) empiecen a ser vistos como carga y/o necesidad social; considerandos incluso como interferencias en las motivaciones de realización profesional y deseos de tener una acción en la sociedad o simplemente herramientas de aprobación social, como lo confiere varios actores mencionado de la psicología. Por ello, la necesidad dar apertura a espacios de autoconocimiento y tranquilidad, debido al contexto social en el que se desenvuelven ante la demanda social y familiar que este exige, cargado de elementos generadores de ansiedad que no permite espacios de “liberación” y construcción de un sujeto psicológico.

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