REVISTA DE PSICOLOGIA -GEPU-
ISSN 2145-6569
IBSN 2145-6569-0-7

   
 
  La Identidad Profesional en Psicólogos, Explicada desde la Teoría de la Identidad

La Identidad Profesional en Psicólogos, Explicada desde la Teoría de la Identidad

Javier Ruvalcaba-Coyaso & Jacobo Herrera  
 Universidad Autónoma de Aguascalientes & Universidad Autónoma de Ciudad Juárez / México 

 

 

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Javier Ruvalcaba-Coyaso. Profesor-investigador adscrito al Departamento de Psicología en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Correo electrónico: javiercoyaso@hotmail.com 


Jacobo Herrera. Profesor-investigador adscrito a la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. 

Recibido: 28 de Agosto de 2012
Aprobado: 19 de Abril de 2013

 

Referencia Recomendada: Ruvalcaba-Coyaso, J., & Herrera, J. (2013). La identidad profesional en psicólogos, explicada desde la Teoría de la Identidad. Revista de Psicología GEPU, 4 (1), 91-108. 
  

Resumen: El objetivo de la investigación fue explicar la identidad profesional a partir de la Teoría de la Identidad. Planteada por Stryker (Stryker, 2007; Stryker & Burke, 2000; Hogg, Terry & White, 1995), explica en el marco de los presupuestos psicosociales y el interaccionismo simbólico, que la identidad se construye a partir de los significados que socialmente se construyen y se intitulan socialmente. En los procesos de identidad se constituyen como roles asumidos por la persona; el rol viene acompañado de significados y expectativas    socialmente    construidas. Se analiza el discurso de psicólogos participantes a la luz de la Teoría, con la ayuda de estrategias de corte cualitativo como grupos focales, entrevistas a profundidad y autobiografías. Se concluye que la teoría si muestra consistencia cuando se discuten las categorías identidad de rol, conocimiento del rol y sus significados; negociación; auto-afirmaciones.


Palabras Claves
Identidad, Identidad Profesional, Teoría de la Identidad, Psicólogos

  


Marco de Referencia Teórico


La Teoría de la Identidad se encuentra dentro de las líneas explicativas de la Psicología Social, posee elementos para explicar la identidad integrando factores de índole personal, y factores de índole grupal y social. La Teoría de la Identidad (IT por sus siglas en idioma inglés), fue planteada por primera vez por Stryker (1968, referido por Hogg, Terry & White, 1995) y se desprende de la visión interaccionista simbólica de que la sociedad afecta el comportamiento social y tiene influencia en el self. Para la visión interaccionista simbólica, el self puede ser producto de la interacción social, en las cuales una persona puede identificar roles a partir del conocimiento que tiene de éstos, resultado de sus interacciones (Hogg et al., 1995; Stets & Burke, 2000; Stets & Burke, 2000b). De acuerdo a la teoría del interaccionismo, las personas tienen distintos componentes del self, llamados identidad de roles, para cada una de las posiciones de rol que la sociedad ofrece al sujeto y que éste puede ocupar. Las identidades de rol, son autoconcepciones, auto-referentes cognitivos o autodefiniciones que las personas se aplican a sí mismas, como consecuencia de la estructura de posiciones de rol en una categoría social particular.


La autoafirmación en un rol particular, viene acompañada, como en el caso de la SIT por consecuencias o beneficios según sea el caso. Tener un rol provee al sujeto de un significado que va más allá de la función, sino que le permite distinguirse o diferenciarse de otros ocupantes de roles diferentes y le ayuda a distinguir a quienes son como él (Hogg et al., 1995; Stets & Burke, 2000a; Stets & Burke, 2000b).


Según Stryker (1980, referido por Stets & Burke, 2000), hay cinco principios que se enmarcan en el interaccionismo simbólico que fundamenta la IT. El primero se refiere a que el comportamiento es dependiente de un nombre o mundo clasificado y este nombre incluye un significado así como de un conjunto de expectativas y comportamientos que deben cumplirse en las interacciones sociales; segundo, las clases nombradas son símbolos que son usados para designar posiciones en una estructura social; tercero, las personas que actúan en el contexto de una estructura social nombran a otras para reconocerlas como ocupantes de roles diferenciados cuyas expectativas también deben cumplirse; cuarto, las personas actuando en el contexto de una estructura social, se nombran a sí mismas y crean significados internalizados y expectativas hacia su propio comportamiento; y finalmente, estos significados y expectativas forman las bases del comportamiento social y favorecen los intercambios y negociaciones con otros.


Autores como Stets y Burke, 2000; Hogg, Terry y White, 1995; Stets y Burke, 2000b, llevan a cabo un análisis tanto de la IT como de la Teoría de la Identidad Social (SIT por sus siglas en idioma inglés), desde la definición misma: el self. Este, reflexivo puede ser objeto de categorización, clasificación, y ser nombrado de formas particulares dependiendo de otras categorías sociales (Stets & Burke 2000). Este proceso es definido como auto-categorización dentro de la Teoría de la Identidad Social, mientras que en la Teoría de la Identidad, se define como identificación. De manera general, las identidades están compuestas por auto-observaciones que emergen de la actividad reflexiva (pensada) de la auto-categorización o identificación en términos de membresía o pertenencia a un grupo, o bien, a un rol particular. En ambas perspectivas teóricas puede hablarse de procesos, elemento fundamental puesto que permite analizar cambios con el tiempo en función de los eventos en que el sujeto se encuentra inmerso.


Aunque no es el objetivo del presente texto analizar las diferencias de la Teoría de la Identidad con la Teoría de la Identidad Social, pueden señalarse de forma general algunas diferencias. Stets y Burke (2000), consideran tres elementos a discutir: a) en relación a las bases de la identidad: en una se refiere a categorías o grupos (SIT) mientras en la otra se refiere a roles (IT); b) en relación al concepto salience, entendido como la activación de la identidad en una situación determinada, cuyo significados pueden ser diferentes en ambas perspectivas; y c) los procesos nucleares que se activan e incrementan una vez que la identidad ha sido activada: en la SIT es llamado despersonalización, mientras que en la IT auto-verificación.


En relación a este punto, Stets y Burke (2000) señalan que en la IT el núcleo de una identidad es la categorización del self como un ocupante de un rol, con todo y los significados y expectativas que tiene este rol, así como el desempeño que se debe tener. Naturalmente, asumir un rol particular implica cumplir de manera íntegra con las funciones y expectativas que desde fuera se tienen de éste. Otro punto de análisis fundamental de la IT, es que entre iguales, es decir, entre quienes tienen el mismo rol, debe llevarse a cabo una actividad permanente de negociación y coordinación, para controlar los recursos de los cuales ese rol tiene responsabilidad. Cumplir con las expectativas y significados, obliga al sujeto, a velar por los intereses del rol, es un actor que representa las funciones y en el ejercicio de coordinación, protege el rol y lo que representa socialmente.


Las investigaciones que hacen referencia a la Teoría de la Identidad, son pocas: Gaskell y Leadbetter (2009); Fagermoen (1997); Adams, Hean, Sturgis y Macleod Clark (2006); Shim, Hwang y Lee (2009) y Mieg (2008), sin embargo, en todas se hace un abordaje de la identidad profesional, y aunque no todas están relacionadas con la profesión de psicólogo, si ofrecen elementos para el análisis de los resultados de la presente investigación.


Método


Para la presente investigación  se utilizaron técnicas de recolección de información cualitativas: grupos focales, entrevistas a profundidad y autobiografías. La búsqueda de elementos de análisis entre discurso y elementos de la Teoría de la Identidad, sugería la utilización de un método en el cual se pudiera recuperar la experiencia de los profesionistas, en este caso, a través de tres escenarios de exigencia diferente a través de las tres técnicas. Algunos de los argumentos sobre los que descansa esta decisión, son encabezados por el encuentro con algunas investigaciones que recuperan las teorías de referencia (Adams, Hean, Sturgis & Macleod Clark, 2006; Fagermoen 1997; Gaskell y Leadbetter, 2009; Mieg, 2008; Shim, Hwang & Lee, 2009), que utilizan el método cualitativo. En éste marco metodológico, la recuperación de información relevante permitió articular una investigación con tres fases: primero se realizaron grupos focales, luego se obtuvieron las autobiografías y finalmente se llevaron a cabo entrevistas en profundidad a informantes clave de los mismos grupos focales.


Discusiones


Luego de la revisión teórica se consideraron para su discusión: a) identidad de rol; b) significado del rol; c) expectativas; d) negociación; y e) auto-afirmaciones. Todas las categorías están relacionadas y hacen referencia a la explicación de la identidad profesional desde la propuesta de Stryker del interaccionismo simbólico (Hogg, Terry & White, 1995; Stets & Burke, 2000; Stets & Burke, 2000b). Desde esta  propuesta, la identidad esta constituida por el significado que la sociedad le otorga a las cosas. Stets y Burke (2000), afirman que el núcleo de una identidad, es la categorización del self como ocupante de un rol, y en la incorporación de este rol en el sujeto, se integran además significados y expectativas asociadas a ese rol que se ha asumido, es decir, el desempeño de las actividades tiene relación con ese rol y no con otro. Si se recuperan algunos discursos se observará esta afirmación constante del rol que se ha asumido como psicólogos y lo que éste implica, pues se hace referencia finalmente a la percepción individual de que se tiene un rol particular:


“…Es jugar un rol, es decir, es asumir un rol que nos hace diferente a otra profesión, por ejemplo un asesor o un filosofo o un medico, y por consiguiente entonces habla de un... una educación para llegar a eso y aquí es donde yo entendería que...…”


En la recuperación de los discursos, hay una referencia al rol, pero como afirman Stets y Burke (2000) no es únicamente el hecho de encontrar la palabra referida, sino recuperar lo que se pretende ilustrar, en este caso en particular, a la distinción que se hace con otras profesiones. “nos hace diferente” es una referencia de grupo que se tiene muy asumida, y aunque en otro momento se discutirá la referencia a la afirmación grupal a través de las categorías de la Teoría de la Identidad Social, en este momento es adecuado recuperarlo por la asociación con la referencia a los roles.


Para Stets y Burke (2000) la identidad de un sujeto esta compuesta por los puntos de vista que emergen de una actividad reflexiva derivada de una identificación con otros que también asumen ese rol:


“A final de cuentas esto que estamos llamando identidad, se traduce en un hacer algo y unos lo hacen desde la clínica, o unos lo hacen desde los ámbitos educativos, etc., en el deporte, etc., pero a final de cuentas ese hacer algo, es algo que se hace en un contexto, en un contexto social, institucional y demás...” 


Lo relevante del fragmento previo, es que muestra la distinción de la que hablan Stets y Burke (2000): la diferencia entre la identidad de grupo y la identidad de rol, es que en esta última, los sujetos pueden identificar las diferencias entre las actividades que son competencia de todos como grupo de profesionistas. Se asume un discurso que muestra el rol asumido, pero las diferencias de perspectiva, o de campos de aplicación son observadas por los mismos participantes.

“Pero es algo que tiene que ver también con el quehacer personal, tiene que ver con el sentirme identificado con lo que estoy haciendo y si, justamente con lo que decía ahorita David y Tere el sustentar, el sustentar lo que estoy haciendo para que lo estoy haciendo, para quien lo estoy haciendo, es importante para no perder realmente esta visión de a dónde voy...”


El rol también se asume a partir de la experiencia compartida de la profesión: la observación de lo que se hace en conjunto como profesionistas, como se puede observar en los discursos previos y en el que se presenta a continuación.


“Para hablar de la identidad, yo digo al menos dos aspectos q se convierten en tres, lo que haces, y como lo haces... haces cosas de psicólogo y cómo las haces, eso sería la formación en la rama que aprendiste y que entonces viene lo anterior que es como te formaste...” 

Hogg, Terry, y White (1995), recuperan una de las bases de la Teoría de la Identidad: el interaccionismo simbólico de Mead (1934, citado por Hogg, Terry & White, 1995; y de Cooley (1902, Íbid.) para explicar la importancia y función que posee el rol como se viene discutiendo hasta ahora: el self es un producto de la interacción social, a través de ésta, el individuo se sitúa, pues puede ir “asumiendo el rol del otro”, de esta forma, el individuo no es una entidad autónoma, sino un constructor social multifacético que emerge de los roles que existen en la sociedad.


El rol no es algo que se obtiene únicamente con la formación, sino con el enfrentamiento que se tiene con la sociedad y con todo aquello que se espera que haga como profesionista. Las variaciones que existen en autoconceptos, se deben a los diferentes roles asumidos por los individuos.


El significado del rol es una parte fundamental de lo que autores como Stets y Burke (2000); Stryker y Burke (2000); Stets y Burke (2000b); Hogg, Terry, y White (1995) han considerado para explicar la conformación de la identidad. El conjunto de significados que el individuo posee, se convierten en una guía del comportamiento que éste tiene como ocupante de ese rol y no de otro. Cuando se habla de los significados del rol, se hace entonces referencia a la posibilidad que tiene el individuo, de identificar los significados sociales que tiene el rol que se ha asumido, en el caso de la profesión de psicólogo, los significados que socialmente se tienen de esta profesión, y que el ocupante del rol conoce y tiene presentes.

“En cuanto a la actitud hacia el paciente para mi la identidad sería ese compromiso hacia la atención…”


“…Por un lado te observan y hasta retiran la mirada, y me han dicho “hay no es que siento que vas a ver hasta lo que siento... yo creo que vas a ver mi alma...” y yo les digo, espérate, no funciona esto así, no hay nada mágico... o al contrario, también he escuchado pensamientos muy hostiles como: “ustedes están mas locos que los locos”... por eso son psicólogos... como mucha ambivalencia y también eso nos conforma, nos da una identidad...”


Como puede observarse en estos dos fragmentos, se hace referencia a la identificación de los significados que tiene el ser psicólogo: en ambos, como afirma Stets y Burke (2000) y Stets y Burke (2000b), se adquieren y asumen los significados de ese rol, incluso aquellos que puedan considerarse hostiles: Hogg y Hardie (1992, citado por Stets & Burke, 2000), mostraron que la postura de grupo, genera discursos positivos hacia el mismo, en defensa de los discursos externos. 


“…O sea la misma gente... nos dice la sociedad nos dice que espera de nosotros, como ya decían acá, esperan que les resolvamos sus problemas, esperan que pronostiquemos, esperan varias cosas, entonces el quehacer psicológico desde la identidad me parece más complejo que esto...”


“Eso me hace sentir el deber de realizarlo, mi trabajo, de la mejor manera pues... para que los psicólogos sean juzgados o evaluados de una buena manera. Pues como personas profesionales que hacen bien su trabajo...”


Por otro lado, los significados construidos a partir de lo que se espera, también forman parte de la conformación de la identidad. El rol de psicólogo posee significados socialmente construidos incluso antes de que los participantes hubieran nacido, lo cual significa que durante su incorporación a la profesión se han encontrado con un conjunto de significados ya existentes. Algunos se han modificado con el tiempo, otros permanecen, como la referencia “yo creo que vas a ver mi alma”.


Pero estos significados no sólo se pueden presentar a manera de ilustraciones genéricas de lo que una sociedad considera que identifica a un psicólogo; los psicólogos mismos, en un discurso que les pertenece, ilustran esos significados de lo que significa ser psicólogo:


“Yo diría que empatía.

P3. Comprensión

P9. Compromiso también…

P3. El conocimiento, la actitud la actitud hacia las personas, la necesidad o tal vez la capacidad de escuchar, de saber comprender al otro, de ser objetivo

P1. Los valores, aparte de la capacidad de escucha, la disponibilidad de escucha…”


Mackey (2007) hace una revisión del discurso observado en los profesionistas, bajo la propuesta de Foucault: discurso, poder, conocimiento e identidad. Foucault, desdobla su propuesta a partir de un análisis del quehacer de psicoterapeutas, una profesión que si bien es cierto no necesariamente tiene en su origen una formación como psicólogo, sí le exige cercanía a la profesión en buena medida. Foucault muestra cómo las ideas guían el ejercicio y práctica profesionales y a partir de ésta se va adquiriendo poder. Estas prácticas están construidas por las intersecciones de las experiencias de historias y tradiciones individuales y colectivas; símbolos, lenguajes y prácticas. Se puede expresar a través de hábitos, actividades, ritos y mitos. De esta forma, palabras y construcciones como las recuperadas en el discurso previo, son palabras y discursos propios de la profesión, y recuperados para ilustrar un conjunto de rasgos que son propios de los psicólogos: empatía, compromiso, conocimiento, actitud hacia las personas, la capacidad par escuchar, de saber comprender al otro, de ser objetivo, los valores, la disponibilidad de escucha. Este conjunto de palabras y frases aún siendo útiles para otras profesiones, y más aún, siendo de uso común para algunas profesiones vecinas de la psicología, son recuperadas por los profesionistas de la presente investigación.


La identidad asumida depende en buena medida de las reglas e ideas en una cultura, que determina qué puede ser dicho, pensado y hecho. El psicoterapeuta está sujeto a esto (Mackey, 2007).


“…Yo no me considero esencialmente psicólogo yo me considero terapeuta por todo lo que me he capacitado posterior, es decir todo en este rol que quiero desempeñar en mi vida que es el quehacer terapéutico he tenido que fundamentarme teóricamente, filosóficamente, para asumir una metodología particular, entonces, al tener un pensamiento, una filosofía y una metodología particular me hace sentirme psicólogo clínico por ejemplo, no psicólogo, porque la psicología la entendería mas general, como ese paso, ese desarrollo en el cual aprendes algunas habilidades y sales de una licenciatura pero no necesariamente ni te identificas y ni eres precisamente psicólogo…”


Si se observa detenidamente el texto previo y se desdobla recuperando la propuesta de Foucault (Mackey, 2007), es posible ajustar ese discurso a cada segmento: el participante hace referencia al hecho de que ha tenido que fundamentarse teóricamente y filosóficamente. El conocimiento está íntimamente vinculado al poder de acuerdo al autor, pues éste se convierte en una técnica de poder; el conocimiento refuerza y soporta regímenes existentes de verdad. El discurso ilustrado en los lenguajes y las practicas permiten al psicoterapeuta distinguirse de entre los demás; como profesionista se separa del resto haciendo notar su identidad como un tipo de profesionista particular: “…me hace sentirme psicólogo clínico por ejemplo, no psicólogo, porque la psicología la entendería mas general…”.


Como se ha comentado previamente, el rol asumido generalmente viene acompañado de significados y expectativas. Cuando un individuo asume un rol, adquiere también los significados y expectativas que este rol conlleva (Stets & Burke 2000; Stets & Burke 2000b), y que, naturalmente se espera que el profesionista cumpla a través de sus actividades. Se observará entonces que la conciencia sobre las expectativas puede observarse en los discursos de los participantes.


“…Creo que las expectativas están relacionadas con la experiencia que tengan y la información que se tenga de la labor del psicólogo…”


La sociedad y el contexto definen las necesidades que un profesionista debe cumplir; en el caso de los psicólogos, estas necesidades van exigiendo particularidades de las cuales no se es ajeno como profesionista de la psicología. Como aparece en el discurso, depende de la información que se tenga del psicólogo y sus posibles funciones. Las expectativas, como parte del rol y por tanto de la conformación de la identidad, explican adecuadamente esta postura de configuración de la identidad a partir de modelos de interacción. Dos ejemplos de éstos pueden verse en el modelo de los constructos personales de Kelly (King & Ross, 2003), y en los conceptos de identidad desarrollados por Dubar (1994, 1996, 2000, citado por Pacenza & Cordero, 2008). En el primero se afirma que la identidad es construida a través de las interacciones y relaciones entre la gente, mientras que en el segundo, se consideran dos planos: biográfico (identidad para sí) y otro relacional (identidad para otros). En los discursos recuperados, puede observarse esta referencia constante a lo que una sociedad va dictando, incluso en la forma de conceptualizar el quehacer psicológico: 


“…O sea la misma gente... nos dice la sociedad nos dice que espera de nosotros, como ya decían acá, esperan que les resolvamos sus problemas, esperan que pronostiquemos, esperan varias cosas...”


“…Yo creo que la sociedad influye en el sentido de las expectativas que tenga la sociedad del psicólogo no? Creo que las expectativas están relacionadas con la experiencia que tengan y la información que se tenga de la labor del psicólogo…”


“…A lo mejor socialmente se cree que el clínico es mas psicólogo porque hay mas en apariencia, porque a lo mejor hay quien hace clínica pero estudio educativo no?...”


 

En el primero, expresamente dicho, la sociedad influye en cuanto a las expectativas que se tienen del trabajo de hace o debiera hacer un psicólogo, y agrega el participante:

“…las expectativas están relacionadas con la experiencia que tengan y la información que se tenga de la labor del psicólogo…” 


Es decir, asumir el rol de psicólogo incluye encontrarse con discursos que delimiten y restrinjan el quehacer del psicólogo; no con la mala intención de la sociedad, sino por falta de conocimiento sobre la labor del psicólogo que esta tiene. 


El cumplimiento adecuado de las expectativas que se incorporan al rol, no sólo validan y afirman al individuo en ese rol particular, también favorece sentimientos positivos de autoevaluación y su autoestima (Hogg, Terry & White, 1995).


“…Ese reconocimiento que la gente tiene sobre nuestro trabajo por supuesto que un buen salario y un buen puesto también te motiva a sentirte mejor pero no es prioritario no? bueno para mí yo creo que el reconocimiento de la gente es muy importante para esta identidad...”


A pesar de la referencia a la cuestión salarial, el participante no deja de insistir en el reconocimiento que la sociedad ofrece al trabajo de psicólogo, como en el fragmento que se presenta a continuación, hay una concepción clara en relación a la importancia que tiene el ejercicio de la retroalimentación en el quehacer del psicólogo.


“…Si, por supuesto… te va moldeando y te va especificando que es lo que haces y tu mismo vas agarrando certidumbre sobre qué haces o porque te pagan y como ayudas a la gente, el trabajo y tus actividades profesionales te van definiendo como profesionista… una relación bidireccional, intensa y dinámica…”


La negociación dentro de las categorías de análisis resulta relevante pues hace referencia directamente a la capacidad y habilidad que posee el profesionista a través del cual se coordina y negocia con iguales sobre aquello que es de importancia mutua para conservar y preservar el rol (Stets & Burke, 2000; Stets & Burke, 2000b). Mientras que desde la Teoría de la Identidad Social existe uniformidad y un discurso compartido, en la Teoría de la Identidad sí pueden observarse diferencias entre miembros del grupo; se da un reconocimiento de las facultades y capacidades del otro:

“La diferencia entre psicólogos es la preferencia y habilidades de cada uno… no todos tenemos la habilidad para ser investigadores, no todos tenemos la habilidad para ser maestros, como no todos tenemos la habilidad para hacer ciencia, entonces creo que depende mucho de la habilidad y que te des cuenta de que tienes la habilidad”


Como puede verse en el fragmento, los discursos hacen referencia a estas diferencias existentes dentro del grupo de psicólogos. Por un lado, se habla de reconocer habilidades, y por otro, de hacer notar las preferencias como un criterio de distinción. La negociación no es únicamente entregar y recibir algo, implica establecer relaciones funcionales adecuadas entre los propios profesionistas.


“La diferencia es el trabajo que hacemos en donde a donde lo enfocamos o hacia donde lo dirigimos y todos podemos evaluar, todos podemos intervenir, ese es el ámbito, no hay mejores ni peores ni buenos ni malos...”


“…No me gusta pero eso no quiere decir que no sea parte de lo que hace un psicólogo pero no lo hago yo y no lo hago como algo mío, el mismo trabajo profesional, el ejercicio, la docencia, la misma docencia, el leer otras cosas, el conocer diferentes enfoques, todo ha hecho que vaya cambiando mi propia identidad...”


“La identidad del psicólogo va a depender de la formación completamente, habrá varios aspectos que dependerán, me parece que el fundamental es el qué haces... pero no solo el qué haces sino el cómo lo haces y eso que haces y cómo lo haces, viene desde donde aprendiste a hacerlo que sería la formación”


“Lo que nos hace ser psicólogos en cierto sentido, pues es esta parte de cuál fue nuestra formación y luego ya el ejercicio ya de nuestra profesión...”


Desde épocas tempranas de la investigación en identidad de roles de McCall y Simmons (1978, citado por Stets & Brurke, 2000), se ha hecho énfasis en la importancia de la negociación, pues permite observar formas de interacción particulares entre profesionistas, así como intercambios a lo interno, entre quienes han asumido un rol semejante; si cada rol tiene una función, ésta debe estar en posibilidad de interactuar con otros, como puede leerse en el siguiente fragmento:


“…Pienso que en entornos donde hay mas psicólogos, pues con los cuales compararse con los cuales retroalimentarse, con los cuales adherirse a los códigos, pues ahí es donde la identidad se reforzaría y tendría un sentido más claro de cómo se comporta, o sea sí creo pues que si cambia uno…”


Es decir, la negociación, como se comentó antes, no esta relacionada únicamente con dar y recibir, implica un ejercicio de retroalimentación. El discurso del participante es reforzado por el de otra participante, con similares características:


“…Algo que favorece mucho es que participes en proyectos ya sea de atención o de investigación, porque eso te acerca a una de las posibles aplicaciones de la psicología no? y fuera de ésto... pues sí, el trabajo como pues a veces hay la desventaja de que no convives mucho con otros, puedes hacer lo que quieras y todo resta perfecto no? Si eso hace un psicólogo... entonces eso si sería una desventaja, trabajar solo…”


De acuerdo a la propuesta de la Teoría de la Identidad, el sujeto adopta un rol, con las implicaciones que éste tiene: significados, expectativas que se tienen de él, así como de la negociación que cada ocupante pueda hacer. El rol y la identidad del psicólogo, de acuerdo a los participantes, implica no sólo asumirse como tal, sino estar en posibilidad de negociar, interactuar e intercambiar para poder retroalimentarse, de otra forma se corre el riesgo de perder la identidad, o de menos alejarse de lo que a lo interno, en la profesión, se espera.


En investigaciones sobre liderazgo (Stets & Burke, 2000). Cuando los individuos no pueden negociar las actividades y desempeño en grupos, se observan insatisfechos y se inclinan más por abandonar al grupo; por otro lado, cuando los individuos cuya claridad respecto al rol asumido es mucha, pueden estar en mejor posición de negociar lo que al rol le implique; el asunto de interés no es la similitud en los roles, sino en la individualidad e intercambio que se tiene con otros que le son semejantes (Stets & Burke, 2000). La esencia de la concepción de grupo cuando se habla de la Teoría de la Identidad Social y de la Teoría de la Identidad, es que en la primera el grupo es considerado como un colectivo con personas de similares características, mientras que en la Teoría de la Identidad, la negociación es fundamental pues es el medio a través del cual se definen y negocian los roles de los integrantes.


Otra de las categorías de relevancia en la Teoría de la Identidad son las autoconcepciones, es decir, las cogniciones auto-referidas o autoafirmaciones que los individuos hacen de sí mismos como consecuencia del rol estructural que ocupan como parte de una categoría social más amplia. Uno de los procesos cognitivos centrales de la Teoría de la Identidad, es la despersonalización, su contraparte es la representación cognitiva de la categoría social que contiene los significados y expectativas del rol (Burke & Tully, 1977; Hogg, Terry & White 1995; Stets & Burke 2000; Stets & Burke, 2000b;). Durante el proceso, la persona percibe los aspectos normativos del prototipo de miembro del grupo, para luego actuar de acuerdo a esas normativas.


Durante el proceso de despersonalización, es posible observar dos aspectos relevantes: la identificación con una categoría (en este caso, en la que hace referencia la categoría Psicólogo o Psicóloga) y la serie de comportamientos con esa categoría, es decir, todo lo que implica este rol. A partir de los procesos cognitivos implicados en la identidad, las autoafirmaciones o autoafirmaciones reivindican la posición de los psicólogos en un rol particular, con funciones particulares. Estas autoconcepciones y autoafirmaciones pueden ser claramente observadas en fragmentos como los siguientes:


“Al egresar pues no sabía ni siquiera que iba a trabajar en lo que estoy trabajando en este momento, entonces esto claro que me ha modificado en decir que es lo que puedo hacer como psicólogo, que nunca imagine que lo podría hacer en el momento de egresado...”


“Yo lo estoy diríamos, reestructurando a partir si de los conocimientos que he tenido, de mi visión como egresado hace 11 años, pero sobre todo en este momento, es desde lo que, desde el ejercicio, desde lo que hago, ya no tanto desde lo que si leo o no leo un libro, no, sino desde lo que estoy haciendo y donde me estoy desarrollando... entonces esa es la parte subjetiva”


Una característica relevante de los discursos en que se hacen autoafirmaciones, es que se utiliza con mayor regularidad la primera persona: “estoy trabajando” o “me ha modificado”, o bien “lo que puedo hacer como psicólogo”, son claramente diferentes a segmentos en que, de igual forma, hablando de la profesión de forma general, los participantes utilizan mas la primera persona del plural: nosotros, nos. Como en el siguiente fragmento, en que sigue siendo una afirmación del quehacer psicológico, pero se hace en primera persona del plural:


“Dependiendo de tu marco referencial, ideológico o metodológico y demás, puedes estar en otros lugares, puedes estar en una empresa o puedes estar vendiendo fritangas, si quieres pero tu visión va a ser diferente, tu quehacer va a ser completamente distinto... el campo de la psicología es muy grande, muy diverso, acciones, actividades distintas, más aun yo creo que aquí deriva mucho de la forma, es decir, de lo que hacemos y que nos distingue...”


Se pueden tener, como se presenta a continuación, un número importante de autoafirmaciones, en las que claramente se observa la adquisición de funciones que son propios de la profesión: 


“Yo creo que todo este pues esta forma pues de percibir al psicólogo ha ido evolucionando, ha ido cambiando, creo que en la actualidad es muy diferente, es muy claro ahora a mi me parece muy claro, que el psicólogo está muy definido en cuanto a su trabajo, su quehacer profesional, en cuanto a su estructura también diríamos en cuanto a su identificación o identidad psicológica y no solamente a nivel del psicólogo, sino a nivel social, la gente, la sociedad tiene una idea mucho más clara de que hace un psicólogo, para que sirve, cuáles son sus funciones, que aun sigue habiendo desconocimiento”


“Para mi serian básica desde lo que yo entiendo, el quehacer como terapeuta: observar, seria diagnostico, seria... pronostico, análisis pues, análisis de una situación y... intervención, en el quehacer al menos de la psicoterapia...”


“O sea, no solamente es decir soy psicólogo y no sé qué hacer, algo que hablo René de la intervención pues... si saber que hacer, entonces es técnica y es respeto... respeto al trabajo respeto, a las personas porque trabajamos nosotros con algo que para mí es valioso, que es, este, las personas...”


 

Si es retomado lo que Hogg, Terry y White (1995); Burke y Tully (1977); Stets y Burke (2000) y Stets y Burke (2000b) señalan respecto al proceso de despersonalización, en los fragmentos previos, puede observarse por un lado la afirmación de pertenencia a una categoría, pues se habla de “mi” como psicólogo, y cuando no se utiliza la primera persona del singular, se recurre a la primera persona del plural, pero se sigue haciendo alusión a la pertenencia. Por otro lado, en cuanto a los comportamientos que implica esta pertenencia, también se puede leer en los fragmentos en que se hace énfasis de las funciones y recursos y facultades que poseen los profesionistas: “…Para mi serian básica desde lo que yo entiendo, el quehacer como terapeuta: observar, seria diagnostico, seria... pronostico, análisis pues, análisis de una situación y... intervención, en el quehacer al menos de la psicoterapia…” Lo relevante de la autoafirmación, es que no sólo señala las funciones más importantes, sino que lo hace acentuando el de un grupo de profesionistas en particular: los psicólogos que se dedican a la psicoterapia. Esta posibilidad de distinguirse y hacerse notar diferente aún en el mismo grupo de profesionistas, es algo que se vincula con otros aspectos que ya se han discutido, como la negociación como característica explicativa de la Teoría de la Identidad, algo que en palabras de Hogg, Terry y White (1995) puede entenderse como: “Role identities provide meaning for self, not only because they refer to concrete role specifications, but also because they distinguish roles from relevant complementary or counterroles (p. 256)”.

Las identidades de rol, ofrecen significado al individuo, no sólo porque se refiere a un conjunto de especificaciones del rol, sino porque distinguen su rol, de aspectos complementarios entre iguales. El fragmento recuperado es claro al respecto, se hace énfasis en la profesión “soy psicólogo…” sino que hace un listado de las funciones que le competen a quienes como él, se dedican a la psicoterapia.


Conclusiones y Consideraciones Finales


Lo importante de una lectura del discurso desde la Teoría de la Identidad, es que puede probarse la consistencia de los presupuestos teóricos, y de esta forma, pueden generarse líneas nuevas de investigación, pues ha probado la estabilidad de los supuestos en diferentes escenarios y contextos. El interaccionismo simbólico, pilar fundamental en la explicación de la teoría propuesta por Stryker (Hogg, Terry & White, 1995; Stets & Burke, 2000; Stets & Burke, 2000b), puede leerse en las construcciones discursivas de los participantes: la identidad esta constituida por los significados que la sociedad le otorga a las cosas, en este caso, los significados que tiene la profesión de psicólogo emergen de lo social. 


Con respecto a las categorías utilizadas para el análisis, se ajustan a los discursos generados por los participantes: respecto a la primera categoría, identidad de rol, se encontró que efectivamente, el psicólogo puede identificarse como ocupante de un rol, cuyos significados y expectativas son construidas a partir de la interacción de la profesión con la sociedad. Esta percepción es individual, y es referida por los participantes en primera persona del singular. En ese mismo orden de ideas respecto a las categorías, el significado implicado en el rol asumido, es algo que se observa claramente en el discurso. Los psicólogos y psicólogas participantes refieren conocimiento de los significados y expectativas que tiene la profesión.


Cuando se refiere al conocimiento del rol y sus significados, hay también claridad respecto a lo que se espera de él o ella como profesionista. Las expectativas son también del conocimiento de los participantes. Hay referencias discursivas respecto al cumplimiento de estas expectativas a través del trabajo. Naturalmente saber cuales expectativas se tienen implica además que se cumplan a través de las actividades que son propias de la profesión.


Algo relevante también del análisis que se hizo de los discursos con el lente de la teoría de la identidad, fue la capacidad para la negociación. En el discurso es referida continuamente la habilidad para realizar trabajo conjunto y negociar con otros profesionistas, no sólo de la psicología sino de otras profesiones. Tienen un conocimiento consistente sobre lo que hacen otros profesionistas de la psicología, pueden distinguir qué implica cada una de las áreas y ámbitos de intervención, y en función de esto, puede dialogar y diferenciarse como sub-grupo. Hay profesionistas que no se refieren a sí mismos como psicólogos, sino como psicoterapeutas. Esta distinción de grupo, les permite identificar a los otros, y aunque no es el momento de discutir aspectos de pertenencia de la teoría de la identidad social, sí permite probar aspectos de la teoría de la identidad.


Finalmente, con respecto a la última categoría de la teoría de la identidad: auto-afirmaciones que se refiere a las auto-concepciones, cogniciones auto-referidas o auto-afirmaciones que los profesionistas hacen de sí mismos como consecuencia del rol estructural que ocupan como parte de una categoría social más amplia, puede concluirse que en el discurso de los participantes existen elementos que pueden explicarse desde esta categoría. Frecuentemente se refieren a sí mismos en una tarea, ofreciendo ejemplos del quehacer referido a sí mismos, pueden incluso hablar en primera persona del singular, que se convirtió en un elemento trascendente, pues ilustra la implicación de los participantes en su rol de psicólogos o psicólogas.


Se puede concluir, respecto a la lectura de la información desde las teorías psicosociales de referencia, que sí son consistentes y explican el concepto de identidad profesional.


 

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