REVISTA DE PSICOLOGIA -GEPU-
ISSN 2145-6569
IBSN 2145-6569-0-7

   
 
  RESEÑA “EL PORVENIR DE UNA ILUSIÓN”

RESEÑA “EL PORVENIR DE UNA ILUSIÓN”
 

Laura Daniela de los Ríos López

    

 

Universidad del Valle / Colombia  

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Laura Daniela de los Ríos LópezEstudiante de Psicología de la Universidad Del Valle. Coordinadora Estudiantil del Grupo Estudiantil y Profesional de Psicología Univalle. Correo electrónico: lala.delosrios.lopez@gmail.com

 

  

Recibido: 22 de Abril de 2014
Aprobado: 11 de Junio de 2014
 
Referencia Recomendada: De los Ríos-López, L. D. (2014). Reseña “El Porvenir de una Ilusión”. Revista de Psicología GEPU, 5 (1), 252-257..      

Referencia del Libro:
Freud, S. [1927-35] (2005). El porvenir de una ilusión, el malestar en la cultura y otras obras. Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu Editores. 

Información del autor del Libro: Sigmund Freud, nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg (Moravia) y puede ser considerado el padre del psicoanálisis, abordaje terapéutico cuyo origen suele tener como fecha de referencia la aparición de su primera obra de envergadura La interpretación de los sueños (la primera edición es de 1900), la publicación de Freud y Breuer acerca del famoso caso de Anna O., o el año 1895, que corresponde a Estudios sobre la histeria, escritos estos que son el acta de nacimiento de dicho abordaje.

 
Freud se dedicó siempre a mirar el pasado del hombre, el sujeto, la cultura; pero también se preguntó en un momento por el futuro que le aguardaba, tanto al sujeto, como a la cultura por el recorrido que debía seguir, por lo que debería pasar con ellos, por lo que rondaría su presente y lo que de él seguiría; por aquellas cosas que nunca se borraran pero no por eso nos impedirán vivir el ahora.

En este libro se nos habla de cultura humana, termino un poco confuso y redundante teniendo en cuenta que la cultura es humana, (se podría pensar que es por la traducción, pero no es algo en lo que se ahondará) pero al hablarnos de tal cosa, se nos hace reflexionar, sobre como la cultura implica abandonar las condiciones propias de los animales y su estilo de vida. Se habla de todo lo que el hombre puede hacer, de todo lo que sabe, de todos los controles que genera en la naturaleza y en el contacto con el otro, de cómo busca siempre satisfacer sus necesidades, de generar relaciones y de también como se plantea a su vez como un enemigo potencial de la cultura “…la cultura debe ser protegida contra los individuos, y sus normas, instituciones y mandamientos cumplen esa tarea...” (Freud, 1927-35).
 
Pero no se debe tomar esto, como un empoderamiento de unos cuantos sobre algo que es de todos, aunque por supuesto se sabe es algo que suele pasar en todas las culturas, comunidades o congregaciones de personas.
 
Al estar inmerso en una cultura, el individuo deberá sofocar sus deseos, renunciar a sus pulsiones, poner límites a sus compulsiones, pero el problema está en si todo individuo está dispuesto a hacer esto, y a solo llevar a cabo aquellos deseos que la cultura le permite y le dice que debe tener, deseos que llevaran a un bienestar común y a la producción de bienes, todo esto teniendo en cuenta que dentro de cada ser humano está la capacidad y tendencia a ser destructivo “antisocial y anticultural”. 

Todas estas prohibiciones se hacen teniendo en cuenta que el otro tiene los mismos deseos que en mi surgen, y así como yo no permitiré que los suyos sean llevados acabos, el otro tampoco permitirá que los míos salgan. 

El ser humano empieza a ver entonces el trabajo como algo necesario y culturalmente todos empiezan a concebirlo como un deseo común que puede generar tanto odios y deseos de venganza, como también esto claro dependiendo de cómo sean educadas las nuevas generaciones, de como se les transmita el sentimiento hacia cierto tipo de relaciones.
También se empieza a ver la necesidad de tener “un gobierno para la masa” que por supuesto será una pequeña minoría porque “…solo mediante el influjo de individuos arquetípicos que las masas admitan como sus conductores es posible moverlas a las prestaciones de trabajo y las abstinencias que la pervivencia de la cultura exige…” (Freud, 1927-31) “. 

Estos individuos deben aprender a generar más cosas en la masa que la masa en ellos para poder ser independiente de ella aun estando inmersa en sus costumbres. La cultura también ofrece diferentes elementos para recompensar y reconciliar al ser humano por sus sacrificios esto conocido como “…patrimonio anímico de la cultura…” (Freud, 1927-31). Se generan frustraciones, prohibiciones y frustraciones, todas estas se han venido dando siglos atrás y aunque muchos de estos deseos pulsionales de “origen animal” vienen con cada niño, la cultura sabe cómo controlarlos. Cuando el ser humano logra renunciar o mejor controlar sus pulsiones, logra un “progreso anímico” cuando se va interiorizando la compulsión externa, esa instancia anímica interna en cada uno conocida como “el superyó” la acoge dentro de sus mandamientos. “…este fortalecimiento del superyó es un patrimonio psicológico de la cultura de supremo valor…” (Freud, 1927-31).

Quienes empiezan a vivir este nuevo estado, ya no son un peligro para la cultura por el contrario son “portadores de ella” y mientras más gente allá así, mas protegida estará la cultura y “…más podrá prescindir de los medios de compulsión externa…” pero también nos damos cuenta que muchos seres humanos, solo pueden vivir en la cultura bajo la presión externa. Las restricciones impuestas por la cultura en muchas ocasiones afectan a determinados grupos sociales más que a otros lo que genera dentro de la sociedad, choques, rencores, envidias y en determinados momentos la rebelión de una clase. Situaciones aumentadas y fundamentadas por la desigualdad de jornadas de trabajo y distribución de los bienes, lo que por supuesto atraerá consigo poco respeto hacia la cultura, más bien conlleva a un deseo de destrucción de esta. 

Para la existencia de un “bien anímico”, no basta con “la moral de sus miembros”, también se necesita tener un patrimonio de ideales y de creaciones artísticas y la satisfacción obtenida por ambas. Todo esto le podrá recordar y confirmar a un grupo sus mayores logros, estos logrados gracias a los “…dotes interiores y las circunstancias externas de una cultura…” (Freud, 1927-31).

Todo esto aportara al sentido narcisista del grupo y generara sentimientos de comparación con otras culturas creando enemistades, todo este sentimiento se vuelve en algo común que no discrimina clases. El arte, aunque limitado para ciertas personas, crea también un fuerte sentimiento de identificación ya que dan “…ocasión a vivenciar en común sensaciones muy estimadas…” (Freud, 1927-31).

Pero definitivamente la pieza más importante en el psiquismo de una cultura, son sus “representaciones religiosas” que hacen alusión a sus “ilusiones”.  Estas representaciones son dadas de generación en generación, son una herencia y un regalo de un individuo a otro. 
 
Se crea la cultura para protegernos del peligro al que estamos expuestos constantemente a causa de la naturaleza, ella nos ataca despiadadamente en muchas ocasiones y la humanidad tiene la capacidad de olvidar todas sus desigualdades para apoyarse y protegerse de las consecuencias de aquellos daños catastróficos que genera la naturaleza al ser humano, creando en el ser humano una resistencia a ella, resistencia que también se ve en los individuos cuando la cultura y sus prójimos le generan daños. Pero para poder crear un sentimiento de seguridad entre todos, el ser humano “humaniza la naturaleza” intenta darle las características de un hombre violento contra el que puede protegerse y al que puede sobornar de una u otra manera, pero también es consciente de que la naturaleza es superior y sus características de grandeza no pueden ser eliminadas, por lo que hace de ella “dioses” sobrenaturales y con diferentes poderes, crea una relación con ella, como sabe debe crearla con todo aquello que le rodea. Todo esto viene como un arquetipo infantil donde el niño que le teme al padre también se da cuenta que es este quien le protege, lo que lo hace verse obligado a tener que igualar estas situaciones. 
 
Al crear a esos dioses, el ser humano espera poder equilibrar las situaciones desagradables que la naturaleza le impone, ellos están inalcanzables para el ser humano y rara vez intervienen el curso de la vida de las personas, cuando lo hacen será visto como un milagro, pero no pasan mucho, ya que el destino ya está escrito y sea cual sea, el ser humano nunca estará complacido. Los dioses son quienes imponen la moral y quienes deberán velar porque el ser humano cumpla a cabalidad con estos preceptos. Se empieza a ver que este patrimonio de representaciones se crea para proteger a los hombres en dos direcciones “…de los peligros de la naturaleza y el destino, y de los prejuicios que ocasiona la propia sociedad humana…” (Freud, 1927-31). Se cree que vivimos para un fin superior que es el del perfeccionamiento del ser humano, un perfeccionamiento que se dará muy posiblemente en su alma y así será porque “…todo cuanto acontece en este mundo es cumplimiento de los propósitos de una inteligencia superior a nosotros, que, aunque por caminos y rodeos difíciles de penetrar, todo lo guía en definitiva hacia el Bien, o sea, hacia nuestra bienaventuranza…” (Freud, 1927-31).

La muerte no es un final, es el comienzo de un nuevo camino hacia un estado superior, y en ella se pagara lo bueno o lo malo de nuestra existencia. De dioses pasamos a un Dios, lo que crea vínculos mas poderosos y estrechos, y se puede recuperar “…la intimidad e intensidad de las relaciones del niño con su padre…” (Freud, 1927-31). Se sigue viendo protegido por ese ser superior, que será su protector por el resto de sus existencia, pero también su libido encuentra caminos a seguir donde mantendrá su narcicismo pero también se adhiere a los objetos que aseguran su satisfacción. 

Las representaciones religiosas son originadas porque “…son enseñanzas, enunciados sobre hechos y constelaciones de la realidad exterior (o interior), que comunican algo que uno mismo no ha descubierto y demandan creencia...” (Freud, 1927-31). Claro esta que todas estas enseñanzas demandan “creencia”. 


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