REVISTA DE PSICOLOGIA -GEPU-
ISSN 2145-6569
IBSN 2145-6569-0-7

   
 
  El Deseo del Sueño y su Triple Regresión

El Deseo del Sueño y su Triple Regresión

 Rigoberto Brito López & Iván Alexis Alcaide Troncoso 
 
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Rigoberto Brito López es Psicólogo Clínico y Psicoanalista, Master of Arts por la Universidad de Copenhague. Hipnoterapéuta clínico y  Director del Instituto de Psicoterapia y Psicoanálisis del Aconcagua. Correo electrónico: mozartrigo@gmail.com 


Iván Alexis Alcaide Troncoso es Diplomado en Teoría y Clínica Psicoanalítica del Instituto de Psicoanálisis - IPAN -. Postítulo para acreditación clínica en psicoterapia psicoanalítica (en proceso) y Docente de la Universidad del Aconcagua de cátedras asociadas al área clínico psicoanalítica. Psicólogo CESFAM Valle de Los Libertadores Putaendo. Autor de publicaciones acerca del psicoanálisis en GEPU. Correo electrónico: lovage_16@hotmail.com / lovage16patton@mail.com

 
 

Recibido: 26 de Enero de 2011
Aprobado: 23 de Junio de 2011

Referencia Recomendada: Brito-López, R., & Alcaide-Troncoso, I. A. (2012). El deseo del sueño y su triple regresión. Revista de Psicología GEPU, 3 (1), 90 - 100.      
 

Resumen: Este articulo comienza y está basado en el texto interpretación de los sueños de Sigmund Freud de 1900, pero más que en la interpretación de los sueños, concepto que lógicamente está asociado a la técnica psicoanalítica, este artículo aparece como un desnudamiento teórico del edificio del sueño, en este contexto para acceder al fenómeno onírico este articulo está en una enorme deuda con el libro “Los Prolegomenos del Psicoanálisis” de Brito y Toledo 2006, siendo este un resonancia del mismo y de las clases de diplomado de 2007 con el primero de los autores. En otro ámbito, la tendencia de estas palabras apuntan a enfatizar la concatenación de los elementos que tiene un sueño, en las partículas que lo forman y deforman, en como la sexualidad aparece como algo disfrazado y ominosos en nuestra psique y como esta ominosidad representa al sujeto en su intimidad y en su posición con respecto a su deseo. Comenzaremos analizando el sueño como un arte poético involuntario, atravesando con la espada de las palabras ideas asociadas a los deseos que intervienen en la formación del sueño, sean estos deseos o más bien necesidades del registro imaginario en tanto yoicos (deseo de dormir) así como también los deseos asociados al inconsciente y su lógica (deseos del soñante). Resaltando características asociadas al infantilismo y la sexualidad del que desbordan nuestra alma. Desde esta perspectiva y apropósito del soñar, recorreremos terrenos asociados a nociones como la regresión en el aparato psíquico, concepto psicoanalítico que se introduce en el mundo y la vida onírica desde los comienzos del estudio del sueño, describiremos a grandes rasgos los tipos de regresión y sus cualidades particulares que se avizoran en ese extraño y disparatado mundo del soñar. La finalidad última de este esfuerzo teórico es pensar el sueño como un acto digno de sentido (intimo en la esfera del análisis) así como también presentar al sueño como la vía regia o correcta para entender la antorcha que ilumina los senderos del psicoanálisis, vale decir el inconsciente.  

Palabras Claves: Deseos, Regresión, Sexualidad, Sueño 


“Un saber que de empero el soñante nada sabe”

- Freud


Como sabemos acerca del sueño y sus deseos, Freud en un principio teorizó y pensó que el deseo que se esconde tras de cada sueño es un deseo del yo, y éste, se asocia con el deseo de seguir durmiendo, por tanto es un deseo que corresponde al sistema consciencia y busca la conservación (propio de las pulsiones yoicas de la primera teoría pulsional). En este periodo Freud avizora un nuevo deseo que pondría en marcha al sueño y que en definitiva sería base y condición del sueño.  Es aquí cuando se inserta la sexualidad infantil y el deseo inconsciente en la configuración de ese arte poético involuntario, como llama Goethe al soñar.


Para comenzar, cabe destacar que el sueño corresponde un acto narcisista que no tiene que ver con los objetos del mundo (en tanto externo), puesto que se cierran las puertas de la motilidad, vale decir, todos los umbrales sensoriales son cerrados hacia el mundo exterior, o rebajados, y el portón de la motilidad queda inhibido.  Lo que sucede es que en la formación del sueño se integran montos de excitación exógena y endógena, apuntando hacia el aparato psíquico. Mayoritariamente los montos de excitación son endógenos, pero puede ser que exista un monto de excitación que provenga del exterior. Por Ej., un sujeto duerme plácidamente y por la mañana suena el despertador.  Lo que hace el sujeto es armar un sueño en el cual ya está en el lugar al que tiene que asistir, y así logra cumplir el deseo de seguir durmiendo, deseo del yo, y este deseo yoico se cumple de una forma alucinatoria, trasladándose en el sueño al lugar que debería presentarse. Freud lo dice, en Interpretación de los Sueños: el soñar sustituye la acción;  y más aún,  al ser este un cumplimiento de deseo de manera alucinatoria, lo que ambiciona decir es que el deseo de seguir durmiendo se cumple invistiendo una huella mnémica que se hace percepción, Freud nos dice respecto a esto que el sueño es la única instancia en que la psicosis no es dañina.  He acá la asociación del estado de psicosis y el cumplimiento de deseo alucinatorio que conlleva cada sueño.


Veremos según el ejemplo formulado por Brito-López, en sus clases de 2007-2008: de cómo una necesidad logra poner en movimiento al sueño. Tomaremos el clásico ejemplo de la sed, esto se complicará más adelante cuando introduzcamos los montos de excitación endógena, vale decir, la sexualidad, pero por ahora comenzaremos con el ejemplo de la sed y explicaremos el modelo del sueño que Freud postula en Interpretación de los Sueños.


Cuando uno tiene sed, por tanto, cuando existe una excitación somática, lo que sucede es que entra una necesidad (sed) que llega hasta el polo perceptivo, éste envía esa sensación al polo de la motilidad y se genera una acción motriz que complacerá esta necesidad y culmina la sensación de sed. El aparato mental funciona como el modelo del arco reflejo, donde existe un estimulo-percepción y una respuesta-motriz, lo que análogamente hace es percibir la sed y beber agua como respuesta a dicha necesidad.  Por tanto, este sería el proceso  de descarga en la vigilia:

 


 




 

Como se ve en el dibujo, el aparato psíquico tiene un polo perceptivo (P), en el cual recaen los estímulos, y termina en inervaciones, que corresponde al polo de la motricidad (M), el cual genera la descarga motriz para eliminar dicho estímulo. En el ejemplo anterior la sed se sitúa en (P) y es enviada a (M) para su satisfacción, convocando a Freud (1900):


Toda nuestra actividad psíquica parte de estímulos (internos o externos) y termina en inervaciones. Por eso asignamos al aparato psíquico un extremo sensorial y un extremo motor.  En el extremo sensorial se encuentra un sistema que recibe la percepciones y en el extremo motor, otro que abre las esclusas de la motilidad (Pág. 530-531).


Por tanto, el proceso dentro del aparato psíquico transcurre desde el polo de la percepción hacia los actos de la motilidad; en consecuencia el modelo para Freud sigue siendo el del arco reflejo. Pero ¿qué pasa en el estado de dormir cuando se implanta dicha necesidad?, la que es enviada desde el polo perceptivo hacia el polo de la motilidad, entendiendo que en el estado de dormir las puertas hacia la motilidad están cerradas, por tanto, sin capacidad de actuar frente al mundo exterior para satisfacer lo que la percepción envió. Y en este ejemplo, ¿cómo se satisface la sed si se está durmiendo? y ¿cuáles son los caminos que toma el proceso psíquico? que antes marchaba desde la percepción hacia la motilidad que en este momento está clausurada.


 

Si en el estado de dormir la excitación, que entra al polo perceptivo, se envía hacia el polo motriz y este polo tiene cerrada las puertas hacia la motilidad  puesto que se está durmiendo, éste proceso psíquico y su excitación concomitante chocan con la motricidad y toman un camino de reflujo, de rebote, una vía contraria a la de la vigilia, pues en aquella el camino es progresivo desde (P) hacia (M); en el dormir la excitación se devuelve, toma un camino regresivo, vale decir, un sueño alucinatorio:


La excitación toma un camino de reflujo. En lugar de  propagarse hacia el extremo motor del aparato, lo hace hacia el extremo sensorial, y por último alcanza el sistema de las percepciones... Estamos autorizados a decir que el sueño tiene carácter regrediente (Freud, 1900)

 

 


 


 

 

En el diagrama la necesidad de beber agua, que se inserta desde el polo percepción, es enviada hacia el extremo motor, en el cual este proceso psíquico no puede llevarse acabo por la clausura del mundo exterior; entonces el proceso retorna hacia la percepción y activa e inviste una huella mnémica, que se implanta sensorialmente (un sueño), con lo cual se construye una alucinación que cumple el deseo de beber agua, y por tanto, el deseo de seguir durmiendo, por lo menos por un tiempo más, hasta que ésta necesidad no se configure como peligrosa para el yo, puesto que si se configura como amenazante para sobrevivir, el yo envía una señal de alarma que pone fin al sueño. En definitiva “llamamos <<regresión>> al hecho de que en el sueño la representación vuelve a mudarse en la imagen sensorial de la que alguna vez partió” (Freud, 1900).  


Cuando Freud habla del deseo en el sueño, nos dice que es un deseo inocente, por tanto no sexual, pero cuando esta regresión se produce, el polo (P) crea el sueño para seguir durmiendo, pero lo extraño es que cuando uno cumple en el sueño su deseo, de tomar agua por ejemplo, resulta que en este sueño de comodidad, como lo denomina Freud, uno esta vestido de una manera rara, y además está en un lugar que parece muchos lugares a la vez, además quien me da el vaso de agua es alguien que no conozco, etc. Es decir, pasan cosas extrañísimas, como veremos con la introducción de la sexualidad en el sueño más adelante.

Para proseguir en esta indagación metapsicológica del sueño, Freud nos dice que este camino de rebote de la excitación, desde la percepción a la motilidad y vuelta a la percepción, es lo que toma el nombre de regresión, pero ésta la explica Freud en términos formales o funcionales, en términos temporales y tópicos, en consecuencia podemos afirmar entendiendo al autor que existe una triple regresión dentro de la vida anímica.


Para iniciar este desanudamiento de la regresión, comenzaremos morando la regresión tópica que existe en el aparato mental, vale decir, los sectores que metafóricamente y cómo una función netamente especulativa Freud postula que existen en el aparato mental. En consideración a la idea anterior, podemos entender que la actividad del soñar por poseer características particulares tiene que desarrollarse en distintos sectores (topos) de lo que pasa en la vida de vigilia.  Por esto Freud cita a Fechner “el escenario de los sueños es otro que el de la vida de las representaciones de la vigilia” (Freud, 1900).  


Con ésta tesis Freud demarca la introducción de una localidad psíquica, por lo que ahora hablaremos de sectores del aparato mental, vale decir, de un sector consciente, uno inconsciente y otro preconsciente, como sabemos, cuando se realiza la regresión tópica, el proceso de pensamiento pasa por los diferentes sistemas psíquicos, vale decir, la energía intra-psíquica recorre diferentes lugares dentro del aparato anímico. Para aclarar esta idea recurriremos al siguiente esquema:



Dentro de este croquis podemos plantearnos, con respecto a la regresión tópica, la existencia de tres sistemas, el preconsciente (Pcc), que está más cerca de la consciencia y por tanto los pensamientos de este sistema pueden tornarse conscientes en cualquier momento y en general eso es lo que buscan.  Además es el sistema que tiene la llave hacia la motilidad voluntaria, esto quiere decir que es el (Pcc) quien voluntariamente decide dormirse, por tanto, es en el preconsciente donde el proceso psíquico del sueño produce su rebote hacia un sistema que se encuentra tras él y que está cercano a la percepción, este es el sistema inconsciente (Icc). Este sistema no tiene acceso a la consciencia que se encuentra en (M), en el dibujo, de forma directa, sino que sólo por el preconsciente (Pcc) puede llegar a ella. Entonces, si entendemos este gráfico desde los sistemas mencionados, el proceso de regresión pasa por distintos sistemas psíquicos, donde el (Icc) es el primer sistema de este aparato y por tanto el más arcaico, al cual se puede acceder mediante el soñar. En consecuencia, un deseo (Pcc), puede homologar anhelos que estén en el recorrido regrediente, que se encuentran en el sistema (Icc). Esa es la regresión tópica, la regresión de lugares en el aparato mental. En definitiva, los deseos preconscientes pueden ser disfraces de otros más arcaicos inconscientes, estos disfraces son los restos diurnos o recuerdos del preconsciente que sirven en la regresión para la articulación deformada de deseos inconcientes en el sueño, he ahí la absurdidad de los sueños y la incomprensión de lo que soñamos por la conciencia, por tanto, el soñante nada sabe en su conciencia de las profundidades de su propia alma que dan impulso al sueño.

En párrafos anteriores mencionamos que el sistema (Icc) es un modo de funcionamiento arcaico, que por tanto tiene escenas y experiencias pasadas, y la regresión tópica finalmente activa estas huellas, con lo cual se puede vislumbrar que también existe una regresión temporal, que tiene que ver con vueltas a formaciones psíquicas más antiguas, de la niñez.  Por eso Freud dice que el recuerdo infantil ha sido reprimido o se ha mantenido inconsciente, y las más de las veces es un recuerdo infantil, pero por su estado inconsciente arrastra con él pensamientos que se conectan hacia la regresión.  El sueño “es un sustituto de la escena infantil, es decir, inconsciente, alterado por transferencia a lo reciente, por tanto preconsciente, y como la escena infantil no puede imponer su renovación, debe conformarse con regresar como sueño” (Freud, 1900). 

Esto es de suma importancia y Freud lo justifica en sus estudios sobre la histeria, puesto que en aquella patología las escenas infantiles, cuando se logran devenir conscientes, son percibidas y vistas como alucinaciones por los pacientes y sólo al comunicarlas se borra esa característica. Por tanto, las escenas infantiles son representaciones sensoriales pueriles, que al ser verbalizadas dejan de producir ese efecto alucinatorio tan típico de la histeria,  que también se presenta en el sueño y en la regresión  temporal. El mundo onírico es un renacer  de nuestra existencia en la infancia, del espíritu ya descollada “el deseo consiente sólo deviene excitador de un sueño si logra despertar otro deseo paralelo, inconsciente, mediante el cual se refuerza” (Freud, 1900). 

Por un lado se entiende que el deseo ocasionador y que presta fuerza para la instauración de un sueño es el deseo inconsciente-infantil, y que el deseo consiente y, por tanto, deseo del adulto (resto del día) sólo logra su articulación en el sueño mediante su asociación particular al deseo inconsciente que le presta potencia para la formación del sueño. En resumen y tomando la palabra de Freud (1900) “el deseo que se figura en el sueño tiene que ser un deseo infantil” (Pág. 546). 

Por tanto arcaico y en definitiva perteneciente al sistema inconsciente. Con esto se puede  decir que  cuando soñamos todos nos comportamos en lo psíquico como niños, vale decir, somos en el presente lo que alguna vez fuimos en el pasado,  que en el sueño nunca dejaremos de ser, así, la compañía de la niñez abre el camino a la eternidad de la infancia. En otras palabras la infancia es el corazón íntimo de nuestros deseos.

Por ejemplo, y para seguir con la regresión temporal, en un Congreso hecho en Chile en el año 1999, que fue comandado por Otto Kernberg ejemplo (Tomado de clases de diplomado con el señor Rigoberto Brito, 2007), un terapeuta holandés relató el sueño de un paciente, que lo llevaba a recordar cosas que él mismo no podría haber vivenciado, pero que sí su madre. O sea, eran recuerdos que se habían trasmitido desde la madre hacia él. Esto es muy interesante desde la perspectiva de uno del los psicoanalistas posteriores a Freud, llamado Bion, quien postula que en las primeras etapas de la vida del niño, la madre piensa por él; entonces, si la madre piensa por su cachorro, es muy probable que ese niño posea recuerdos que tienen que ver con pensamientos de la madre y no con sus pensamientos de niño. Por aquello, la madre genera el aparato para que el niño logre conceptuar pensamientos. Entonces, este sueño podría llegar a una regresión temporal tal que sea el pensamiento de la madre el que se haga presente en el sueño, claro que con las deformaciones y reconstrucciones del sujeto en el trabajo del sueño.

Por último, explicaremos la regresión formal, que también toma el nombre de  regresión  funcional, esta regresión tienen la finalidad de hace retornar al sujeto a funcionar como lo hacia en etapas primarias de su pensamiento. Esto está muy claro, puesto que un sueño es más comprensible mientras más elementos lingüísticos tiene, y menos comprensible mientras más elementos de imágenes sensoriales posee. En consecuencia, la regresión formal significa partir desde la lógica formal que nosotros utilizamos en lo cotidiano, es decir, desde el lenguaje aristotélico, hacia la representaciones cosa, donde finalmente llegamos al estado de simetría que plantea Matte Blanco, donde todo es igual a todo, donde una cosa es igual a otra y  no existe diferenciación entre los elementos psíquicos, donde Lacan menciona que la palabra se descompone en la instancia de la letra en el inconsciente. Por Ej., un sujeto, mediante el recuerdo de un nombre o una palabra, constituye un sueño por la letra y por ella arma ese sueño, vale decir, construye la figuración de un sueño por la instancia de la letra que se descompone en el inconsciente. En consecuencia, la palabra se descompone en su componente de cosa, allí aparece eso que es tan famoso en novelas y obras literarias que se llama descomposición del lenguaje. La cosificación del lenguaje, que es un mecanismo literario, que se homologa al lenguaje esquizofrénico, por ejemplo (Tomado de clases de diplomado con el señor Rigoberto Brito, 2007), un esquizofrénico expresa “tengo las venas llenas de palabras”, porque para el paciente las palabras son cosas que están metidas en el cuerpo, y que de alguna manera necesita que salgan. Por aquello, vale decir por la cosificación del lenguaje que trasforma las palabras en cosas, Freud (1915) nos plantea:

En la esquizofrenia, se observa, sobre todo en sus estadios iniciales, tan instructivos, una serie de  alteraciones del lenguaje … las frases sufren una peculiar desorganización sintáctica que las vuelve incomprensibles para nosotros, de suerte que juzgamos disparatadas  las profecías de los enfermos (Pág. 193).

Para finalizar nos proporciona una explicación y semejanza del síntoma psicótico y el proceso de formación del sueño cuando dice que “en la esquizofrenia las palabras son sometidas al mismo proceso que desde los pensamientos oníricos crean las imágenes del sueño” (Freud, 1915).
 
Vale decir, son arrastradas hacia el funcionamiento inconsciente, o más particularmente hacia el proceso primario de la lógica inconsciente. Más aún, rescatando la idea de la instancia de la letra en el inconsciente, según Lacan, Freud (1915) agrega que “el proceso puede avanzar hasta el punto que una sola palabra, idónea para ello por múltiples referencias, tome sobre sí la subrogación de una cadena íntegra de pensamientos” (Pág. 196).

Con esto podemos entender que mediante el proceso primario  propio de la lógica del inconsciente la significación  puede ser múltiple e indiferenciada, cosa que atrapa y engaña a la conciencia. Como quien dice, el lenguaje del sueño y el de la esquizofrenia están cifrados y el arte de la terapia es descifrar y develar los edificios anudados del proceso primario que llevan una especie de guión incoherente a la conciencia. Escuchar lo primario en lo secundario, ese es el arte del analista, es ahí donde se introduce la dimensión del pensar el análisis desde el psicoanálisis y no desde una psicología general.

Finalmente y para finalizar, Freud distingue tres regresiones: una tópica, que consta en los sistemas antes mencionados Icc, Pcc y Cc, por los cuales se desliza la actividad psíquica y el deseo que el inconsciente articula para la producción del sueño, al ser inconsciente el deseo es más antiguo, más infantil y, por tanto, situado más atrás en el aparato mental en su concordancia con la tópica psíquica. La otra, regresión temporal, tiene que ver con retrocesos a formaciones psíquicas aún más arcaicas en el tiempo. Y por último, está la regresión formal, que se expresa cuando modos de expresión primitivos reemplazan a los habituales. A propósito de todo lo anterior Freud (1915) escribe:

Los tres tipos de regresión son uno solo y en la mayoría de los casos coinciden, pues lo más antiguo en el tiempo es lo más primitivo en el sentido formal y lo más próximo al extremo perceptivo dentro de la tópica psíquica (Pág. 541-542).

Para  terminar el apartado de la regresión y el sueño, Freud en 1925 postula que en la interpretación de los sueños no se trata de encontrar verdades ocultas en el inconsciente, sino que lo que se re-encuentra en el inconsciente es la modalidad de pensamiento que nos conduce a pensar como pensamos. Por tanto, el camino de curación en la interpretación de los sueños es aprender a pensar de otra manera, entendiendo cómo pensamos cuando estamos dormidos. “Freud da una clave para la clínica psicoanalítica, postulando que los detractores del psicoanálisis han tomado la vía opuesta, es decir, pretenden que el análisis va a descubrir verdades en el inconsciente” (Brito, 2006).  Y el análisis no descubre ninguna verdad, dice Freud, sino lo que se descifra en la terapia es la forma en que se articula la vida de un sujeto, y es esa manera es la que puede ser patogénica. A la sazón, la Interpretación de los Sueños disuelve ésa forma de articular o resignificar la vida, pero no descubre verdades mas allá de las que un sujeto en un plano consciente pueda revelar. Por esto Lacan dio un paso más allá, al postular que el inconsciente no es receptáculo de cosas traumáticas que quedaron fijadas en él, sino que el inconsciente es una forma de articulación de la experiencia que provoca problemas a la conciencia,  por tanto, es ahí cuando habla el inconsciente, vale decir para escuchar al inconsciente hay que escuchar a veces la literalidad, escuchar lo latente en lo manifiesto, lo primario en lo secundario, encontrar en la conciencia y en las palabras las marcas y los índices del inconsciente. Que tiende a hacerse reconocer. 

Referencias 

Brito-López, R. (2007). Clases diplomado psicoanálisis. Chile: Santiago.

Brito-López, R. & H. Toledo (2006). Los Prolegómenos del Psicoanálisis. UPV: Chile.

Freud, S. (1900). Interpretación de los sueños, la regresión. Tomo IV. Buenos Aires: Amorrortu.  

Freud, S. (1915). Trabajos sobre metapsicología, lo inconsciente, el discernimiento de lo inconsciente. Buenos Aires: Amorrortu.  
 

 


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